Irina no podía creer que estuviera en ese jet privado, propiedad de William, saliendo del país, hubiera resultado tan fácil. Se emocionaba con la idea de alejarse por fin de la seguridad de Asad y sus hombres. Pero le producía cierta ansiedad pensar que jamás, desde que fue comprada en aquella subasta cuando era apenas una adolescente, había salido a ningún lado sin vigilancia. Siempre había al menos un hombre de Asad para, según él, protegerla, aunque ella sabía que la verdadera misión de esos hombres era vigilarla.¿Sería capaz de moverse sola en un país diferente al que había sido su hogar durante tantos años? ¿Podría encontrar a Amir? Y lo que quizás más le preocupaba: ¿todavía seguiría sintiendo lo mismo por ella que años atrás? Porque si cualquiera de las respuestas a esas preguntas era negativa, su esperanza de vida, en el mejor de los casos, sería de unos meses, lo que tardarían los hombres de Asad en encontrarla y eliminarla por traición, por haber hecho lo único que él
William reveló algo que dejó a Irina sorprendida, sin entender cómo había logrado esa información. —Sé mucho más de ti y de todos los miembros de tu familia de lo que podrías imaginar —aseguró, acomodándose en el sofá. —Tienes razón, si quiero algo de ti —confesó, observándola sin ningún recato mientras ella se vestía. —Lo descubrirás mañana en esa fiesta a la que voy a llevarte. Tú eres la llave para conseguir lo que más anhelo y tú también recibirás como pago eso que tanto deseas.—¿Y qué es lo que un hombre como tú puede desear que no pueda conseguir solo? —Irina había terminado de vestirse, así que decidió sentarse a su lado. —Eres muy rico, muy guapo y parece que podrías conseguir cualquier cosa que te propusieras sin ayuda de nadie. ¿Por qué me necesitas a mí para eso?—¿Eso crees? —preguntó William, observándola de un modo que solo sirvió para alimentar más su curiosidad. —Lo único que no se puede conseguir con dinero y nos hace cometer cualquier locura que vuelva posible lo i
Irina despertó al escuchar varias voces conversando fuera de la habitación, abrió los ojos y observó todo a su alrededor, tardó unos segundos en recordar dónde estaba al darse cuenta de que aquella no era su cama. Se levantó y caminó hasta el salón donde varias personas conversaban alegremente, había dos mujeres y un hombre hablando con William sin ser conscientes de su presencia durante unos segundos, hasta que una de las mujeres se giró y le sonrió con amabilidad.— Vaya, si que es hermosa, tenías mucha razón William. De repente el anfitrión de la casa y las otras dos personas se giraron también, los tres a la vez examinando a irina en un gesto casi idéntico que la hizo querer desaparecer por un instante.— Ya me gustaría a mí verme así recién levantada — aseguró la otra mujer mientras caminaba en su dirección, la tomaba de la mano y la hacía acercarse al resto del grupo, allí pudo comprobar que el lugar estaba lleno de cosas, varios percheros tapados que, por supuesto, contenían
El guardia la observó de arriba a bajo y asintió apartándose de la puerta e invitándolos a pasar, pero justo cuando caminaban a su lado, agarró a William del brazo haciendo que él lo observara con cierto desdén por haberse atrevido a tocarlo.— No puede pasar de la recepción, esto es algo fuera de lo común, así que voy a avisarle y deben esperar hasta que reciba instrucciones.El asintió y el guardia le soltó el brazo para que prosiguieran con su camino.— Tranquila, esto estaba en mis planes, llamar su atención desde el principio.No habían pasado ni cinco minutos cuando uno de los guardias que estaban discretamente vigilando en los extremos del lugar, se les acercó y les pidió que lo siguiersn haciéndolos entrar en un despacho en el que un hombre elegantemente vestido con de riguroso negro permanecía de pie dándoles la espalda mientras observaba algo por un ventanal. Sólo cuando el vigilante se marchó, fue que aquel hombre se giró y caminó hasta ellos con un andar imponente que hi
Ella se sentó tal y como el hombre le había perdido y él destapó los platos que había servidos sobre la mesa haciendo que se inquietara todavía más. Porque cada una de las cosas que iba destapando le gustaba más que la anterior, en la mesa estaban todos los platos favoritos de Irina. Sushi, raviolis de gambas, la variedad de cus cus que más le gustaba, sus tacos favoritos, patés y quesos franceses y varios platos más, cada uno de distinto país, todos de su gusto.— Es una combinación de cómidas de todos los continentes.— Aclaró el enmascarado.— Claro, supongo que en esta extraña fiesta a la que no puedo asistir acude gente de cualquier lugar del mundo.— Estás en lo cierto, la élite de todo el mundo acude a mis fiesta cada año y todos mis invitados son estudiados exhaustivamente y se comprometen a no revelar absolutamente nada de lo que aquí sucede, obviamente con su correspondiente contrato de confidencialidad, por eso no podía dejarla pasar, primero no sé quién es usted y segundo,
El hombre se movía peligrosamente empujándola al caminar hasta llevarla a la cama, haciéndola caer y echándose sobre ella, pero sin llegar a tocarla, sosteniendo el peso sobre sus manos las cuales apoyaba en el colchón y sobre sus rodillas, parecía decidido a intimidarla sin realmente lograrlo porque estaba mucho más excitada que asustada, excitación que estaba muy acostumbrada a fingir, pero no a experimentar realmente.— Ni siquiera eres mi tipo, me gustan menos zorras.— la respiración de Irina se aceleró al estar tan cerca y poder oír su voz real mezclada con la distorsionada, tenía algo que completaba del todo el conjunto para hacer que solo pudiera pensar en tenerlo aún más cerca, en sentirlo contra su piel, dentro de ella.Pareció darse cuenta porque su sonrisa se ladeó nuevamente en un claro gesto de burla. — ¿Lo ves? Deberías estar aterrada y estoy seguro de que….Coló con descaro su mano por la abertura del vestido hasta presionar su sexo por encima de la fina y húmeda tela qu
— Te dije que me gusta que mis amantes me deseen — el hombre le dedicó una sonrisa desde su posición y en otro brusco movimiento la volteó haciendo que quedara de espaldas a él — y tú lo haces … tú cuerpo no puede mentirme — aseguró dando un fuerte azote a una de sus nalgas — alza el trasero para mí. ,—exigió con la voz cargada de deseo mientras su erección ahora libre de ninguna ropa se rozaban entre las nalgas de la chica para luego bajar hasta el centro de su intimidad y hacerla consciente de que estaba ahí, presionado sin llegar a hundirse en su interior.— Hazlo, folláme.— pidió Irina mientras se arqueaba con el trastero lo más levantado que podía, ofreciéndose a él.No tardó en recibir lo que acababa de pedir cuando su erección la penetró sin ningún cuidado, haciendo que a su vez ella se empujara más contra él, a pesar de que era muy grande no se amedrentó, todo lo contrario, la instaba a ondular la cadera y moverse en busca de sus movimientos.— Mierda…— gruñó inclinándose sobr
— Otro año más, 25… Irina cumple 25, cada vez queda menos tiempo.Amir hablaba con su imagen en el espejo mientras observaba su traje en riguroso negro, como todos los años que llevaba fuera del control de Asad daba una nueva fiesta, se encargaba personalmente de que solo las personas más influyentes del mundo estuvieran invitadas. La fiesta estaba convirtiéndose en una gran orgía donde todo estaba permitido gracias al anonimato que las máscaras les proporcionaban.—¿Está listo señor?— preguntó su fiel mayordomo.Amir asintió, era el momento de procurarse nuevos contactos y socios, cobrar favores y hacer otros, se había estado ocultado a la perfección de su padre en esos seis años y hecho increíblemente poderoso, pero este evento le ayudaba a crecer mucho más cada año. Estaba en un punto en que podía conseguir cualquier cosa a través de los contactos que tenía y de los múltiples negocios en los que había invertido a través de su identidad falsa porque para el mundo ahora era Eliot St