Ella se sentó tal y como el hombre le había perdido y él destapó los platos que había servidos sobre la mesa haciendo que se inquietara todavía más. Porque cada una de las cosas que iba destapando le gustaba más que la anterior, en la mesa estaban todos los platos favoritos de Irina. Sushi, raviolis de gambas, la variedad de cus cus que más le gustaba, sus tacos favoritos, patés y quesos franceses y varios platos más, cada uno de distinto país, todos de su gusto.— Es una combinación de cómidas de todos los continentes.— Aclaró el enmascarado.— Claro, supongo que en esta extraña fiesta a la que no puedo asistir acude gente de cualquier lugar del mundo.— Estás en lo cierto, la élite de todo el mundo acude a mis fiesta cada año y todos mis invitados son estudiados exhaustivamente y se comprometen a no revelar absolutamente nada de lo que aquí sucede, obviamente con su correspondiente contrato de confidencialidad, por eso no podía dejarla pasar, primero no sé quién es usted y segundo,
El hombre se movía peligrosamente empujándola al caminar hasta llevarla a la cama, haciéndola caer y echándose sobre ella, pero sin llegar a tocarla, sosteniendo el peso sobre sus manos las cuales apoyaba en el colchón y sobre sus rodillas, parecía decidido a intimidarla sin realmente lograrlo porque estaba mucho más excitada que asustada, excitación que estaba muy acostumbrada a fingir, pero no a experimentar realmente.— Ni siquiera eres mi tipo, me gustan menos zorras.— la respiración de Irina se aceleró al estar tan cerca y poder oír su voz real mezclada con la distorsionada, tenía algo que completaba del todo el conjunto para hacer que solo pudiera pensar en tenerlo aún más cerca, en sentirlo contra su piel, dentro de ella.Pareció darse cuenta porque su sonrisa se ladeó nuevamente en un claro gesto de burla. — ¿Lo ves? Deberías estar aterrada y estoy seguro de que….Coló con descaro su mano por la abertura del vestido hasta presionar su sexo por encima de la fina y húmeda tela qu
— Te dije que me gusta que mis amantes me deseen — el hombre le dedicó una sonrisa desde su posición y en otro brusco movimiento la volteó haciendo que quedara de espaldas a él — y tú lo haces … tú cuerpo no puede mentirme — aseguró dando un fuerte azote a una de sus nalgas — alza el trasero para mí. ,—exigió con la voz cargada de deseo mientras su erección ahora libre de ninguna ropa se rozaban entre las nalgas de la chica para luego bajar hasta el centro de su intimidad y hacerla consciente de que estaba ahí, presionado sin llegar a hundirse en su interior.— Hazlo, folláme.— pidió Irina mientras se arqueaba con el trastero lo más levantado que podía, ofreciéndose a él.No tardó en recibir lo que acababa de pedir cuando su erección la penetró sin ningún cuidado, haciendo que a su vez ella se empujara más contra él, a pesar de que era muy grande no se amedrentó, todo lo contrario, la instaba a ondular la cadera y moverse en busca de sus movimientos.— Mierda…— gruñó inclinándose sobr
— Otro año más, 25… Irina cumple 25, cada vez queda menos tiempo.Amir hablaba con su imagen en el espejo mientras observaba su traje en riguroso negro, como todos los años que llevaba fuera del control de Asad daba una nueva fiesta, se encargaba personalmente de que solo las personas más influyentes del mundo estuvieran invitadas. La fiesta estaba convirtiéndose en una gran orgía donde todo estaba permitido gracias al anonimato que las máscaras les proporcionaban.—¿Está listo señor?— preguntó su fiel mayordomo.Amir asintió, era el momento de procurarse nuevos contactos y socios, cobrar favores y hacer otros, se había estado ocultado a la perfección de su padre en esos seis años y hecho increíblemente poderoso, pero este evento le ayudaba a crecer mucho más cada año. Estaba en un punto en que podía conseguir cualquier cosa a través de los contactos que tenía y de los múltiples negocios en los que había invertido a través de su identidad falsa porque para el mundo ahora era Eliot St
Tenía que marcharse antes de terminar de comer porque si no acabaría tirando toda la comida al suelo y follandola allí mismo, sobre esa mesa, la forma en que sus labios se movían, esa voz tan familiar, pero que no era de ella, no podía ser ella, Asad jamás permitiría que su jodida arma saliera de esa prisión de oro que creó a su alrededor.— Por favor…— imploró la joven deteniéndolo en su huida — es mi cumpleaños…Algo hizo Click en la mente de Amir al escuchar aquello y perdió por completo la cordura, ya no había forma humana de pararlo, la deseaba, quería fantasear con el cuerpo de Irina y no había nada de malo en ello.Había un debate muy intenso en su cabeza cuando por fin estaba a punto de poseerla. Tenía un cuerpo realmente hermoso, y el sabor que había descubierto entre sus piernas lo había embriagado como el más exclusivo licor, pero embriagado de lujuria y descontrol, de deseo irrefrenable.En el momento exacto en que ella levantó la cadera haciendo que su espalda se arqueara
Amir era incapaz de entender lo que ella le decía con esos botones abiertos de su camisa que lo incitaban a mirarla a seguir deseándola a quererla desnuda de nuevo en su cama.— ¿Podrías…?— él señaló los dos botones de la camisa que quedaban por abrochar y Irina afiló la mirada molesta.— ¿Me estás escuchando?— Si, claro, sigue, pero por favor, abrochate..— Bien como te estaba contando — se abrochó los botones algo molesta — como comprenderás, eso a Asad no le interesa, los pozos de petróleo que tiene, producen cerca del cincuenta por ciento de su fortuna, padre quería que lo sedujera y viajara con él a este país, que consiguiera que confíe en mí lo suficiente como para averiguar todo lo que pudiera de su proyecto, ¿Lo cerca que están de conseguirlo?¿Quienes son sus inversores? Y por supuesto cual es la fórmula ¿Quienes la conocen y trabajan en ella y que tan difícil sería eliminarlos?— Vaya… ¿Y lo sedujiste?— No me ha tocado un pelo, ni siquiera le gustan las mujeres pero, ¿Eso
Amir había hecho cosas de las que le gustaría no tener que hablar con nadie ni recordar para estar en el lugar en el que se encontraba. Cuando escapó de Turquía, tenía muy claro que si su padre lo encontraba, podía pasarle cualquier cosa. Asad no perdonaba la traición, ni siquiera si venía de uno de sus hijos, sobre todo si venía de uno de sus hijos.Era algo que Amir había aprendido desde muy pequeño, la primera vez que le mintió. Aunque Asad no era un hombre agresivo con su familia, aquel día lo fue. Amir no recordaba del todo la edad que tenía, pero sabía que no había cumplido los 10 años todavía.Entró a escondidas por la noche y se comió las fresas que su padre tanto codiciaba y guardaba para él. No comió una ni dos, sino que terminó con todas; en parte porque le gustaban, en parte porque necesitaba vengarse de su padre por haber sacrificado a su caballo favorito tras romperse una pata.Cuando Asad descubrió que sus fresas habían desaparecido, supo rápidamente que había sido él.
Amir caminaba junto a Irina por los pasillos del castillo, asegurándose de pasar por los lugares cerrados al público. Tenía algo muy claro: no quería implicarla en lo que ocurría en sus fiestas, la quería muy lejos de las orgias, los bailes y los excesos que sucedían durante esos tres días.Aunque sabía que Irina no era una persona inocente y que, desgraciadamente, había tenido que comerciar con su cuerpo, Amir prefería pensar que, a partir de ahora, podría protegerla de todos y de todo, que podría construir una muralla a su alrededor y que nada ni nadie la rozara, le respirara cerca si pudiera hasta evitaría que la miraran. Todos excepto él, claro.Tardaron poco menos de diez minutos en llegar a la mazmorra donde William estaba encerrado. El hombre no tardó nada en levantar la vista y mirarlos con una sonrisa de oreja a oreja que demostraba que estaban actuando exactamente como esperaba que lo hiciera.—Si estáis aquí los dos, supongo que no debe ser muy malo lo que sucederá conmigo,