59. Cuídate, jefe.

Amir al principio se sintió sorprendido, y luego aliviado, al ver a Sven entre los invitados. Su presencia significaba mucho más que simplemente tener a su mano derecha allí. Era como si recuperara una parte de sí mismo que había perdido desde que volvió a casa: el recuerdo de lo que realmente quería: derrocar a Asad y liberar a Irina, aunque la realidad ahora era otra. Un velo de incertidumbre cubría sus planes.

Con una sonrisa tensa en el rostro, Amir se dirigió hacia Sven confiado . Se detuvo frente a él, con los hombros erguidos y la mirada penetrante.

—Sven, me alegra verte aquí. Tu presencia es un faro en la tormenta —dijo Amir, estrechando la mano de su hombre de confianza con una fuerza inusual.

Sven le devolvió el apretón de manos, con una expresión seria y sin apartar la mirada de la suya, era leal a su jefe le debía la vida y eso no tenía discusión para él.

En silencio, se alejaron de la multitud, buscando un lugar más discreto para hablar.

Una vez alejados de las miradas
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