El sol apenas se asomaba por el horizonte cuando Irina se despertó empapada en sudor. Habían pasado dos meses desde su boda y seguía soñando a menudo con la muerte de su familia y la voz de Asad repitiendo una y otra vez evitando que la mataran.Un escalofrío recorrió su cuerpo y una oleada de náuseas la invadió, aquello se había convertido en un sueño recurrente que cada vez le parecía menos producto de su imaginación y más la realidad de lo sucedido.— ¿Irina? ¿Estás bien? — preguntó Amir con voz ronca, todavía adormilado y abrazándola para que no se moviera de su lado.— No — susurró mientras se levantaba de la cama y se escapaba de sus brazos para ir un momento al baño — He vuelto a tener ese sueño — habló un poco más fuerte para que su esposo pudiera escucharla desde lejos mientras entraba al baño para hacer el primer pis de la mañana.— ¿El sueño de tu pasado? — insistió él, sentándose en la cama y mirando en la dirección de la puerta del baño.Irina se quedó callada al ver una
— Sabes que no puedo dejar que assad descubra que tengo a mi mejor hombre aquí conmigo y este es el lugar ideal para vernos.Era la primera vez que Sven volvía a ver a Irina. A pesar de que siempre había notado que era una mujer muy hermosa, nunca se había fijado demasiado en ella, tal vez por la lealtad que le tenía a Amir. En ese instante, se encontraba repasando las facciones, los gestos e incluso los movimientos de la esposa de su jefe y amigo, buscándole parecidos. ¿Cómo no se había percatado antes si era tan evidente?—Buenos días, señor, señora Irina —dijo Sven, haciendo un leve movimiento de cabeza para saludarlos.—Sven —saludó Amir de vuelta, notando la incomodidad de la mujer.—¿Todo bien con su embarazo, señora? —insistió Sven, intentando entablar un acercamiento con ella. La actitud extrañó a Amir, quien arqueó una ceja con curiosidad. Era extraño que Sven se interesara por alguien.—Sí, todo parece seguir con normalidad. Según el doctor, es probable que tengamos un niño.
Irina se acercó a comprobar cómo estaba, acariciando el cuello de su hermano con sus dedos. Varias marcas rojizas se apreciaban en la piel, sin duda se volverían más oscuras con las horas.Amir bajó el arma y se la guardó, al ver que su hermano volvía a respirar, intentando regular el flujo normal de su respiración.—¿Qué te hace tanta gracia, Asad? —preguntó Amir con voz áspera, sin entender qué le pasaba a su padre y por qué se reía de ese modo.—Ver que al menos sí supe criar a un hombre —dijo Asad con una sonrisa cruel, sus ojos brillaban con desprecio al observar a Said.—¿Intentas humillar a mi hermano con eso? —preguntó Amir, con los puños apretados, la ira recorría su cuerpo.—Intento decir la verdad. Crié a un hombre. Tú eres mi orgullo, Amir. Said solo es… la gente habla…Amir se adelantó amenazante. No permitiría que insultara o quisiera humillar a su hermano.—Ten cuidado con lo que dices de mi hermano, padre. —le advirtió Amir con voz feroz, su mirada fulminante clavada e
Los sueños recurrentes atormentaban cada vez más a Irina. La despertaban en mitad de la noche, empapada en lágrimas y con el corazón palpitando con fuerza. Imágenes borrosas de su familia y un baño de sangre asaltaban su mente, pero no lograba identificar los rostros de sus seres queridos.Amir estaba muy preocupado, se había documentado sobre el tema. Los traumas como el que Irina había vivido podían provocar que la mente borrara los recuerdos como mecanismo de defensa. Cuanto más joven era la persona, más fácil era el proceso. Sin embargo, Irina no era tan joven cuando la tragedia se cebó con su familia. ¿O tal vez sí? Lo que sí sabía Amir era que las chicas que caían en las redes de las mafias de trata de personas no solían durar mucho tiempo sin ser vendidas. Por lo tanto, era poco probable que hubiera pasado mucho tiempo entre la masacre de sus familiares y la subasta en la que Asad la había comprado. Lo que tenía claro era que quería ayudarla a desvelar todo el misterio porque
Amir cruzó el umbral del salón con la mirada clavada en Said. Su hermano, que mantenía una actitud tensa y vigilante, parecía estar preparado para cualquier cosa.—¿Algún problema? —preguntó Amir, atento a cualquier gesto o expresión que revelara algo más.Asad observó a su primogénito, extrañado por su actitud. La turbación que anidaba en los ojos de Amir era evidente, y su mirada oscilaba entre él, Said y el americano con una desconfianza palpable.—¿Qué os ha traído aquí?—inquirió Asad, dominado por la curiosidad.—William me ha presentado una propuesta muy interesante—respondió Asad con voz pausada—. Se trata de invertir en el combustible de la empresa de William, una nueva energía renovable. He de admitir que la última vez que estuvo en el país no le presté mucha atención a su proyecto, pero ahora que me lo ha explicado detenidamente, estoy convencido de que vale la pena invertir en él.De hecho, me gustaría que viajaras a Estados Unidos para conocer de cerca el nuevo combustible
El cuerpo de Irina se estremeció ante el contacto de los labios de Amir sobre su piel, incrementándose al sentir su mano bajar hasta su vientre donde su hijo se encontraba creciendo.—Amir...— el nombre del padre de su hijo se deslizó por sus labios cargados de deseo, que se manifestó en la forma en que sus pechos se apretaron contra el torso de su esposo, al abrazarse más a él en busca de más contacto, llevando sus manos por los hombros y parte alta de la espalda de Amir, también hasta su cabeza enredando los dedos en su cabellera, impidiendo que se alejara de ella.Amir no pudo resistirse a ella. Sus manos resbalaron con cuidado por su cuerpo, acariciando sus curvas hasta llegar a la cadera de Irina y de allí a sus nalgas levantándola y atrayéndola más contra él haciéndola que se sentara sobre él.— Mía... Tantos años esperando tenerte así y ahora eres mi esposa y puedo disfrutarte siempre que quiera.Murmuró contra su boca antes de atacar sus labios y profundizar el beso, completam
Mantuvo el chorro de agua directo en la zona más sensible de la feminidad de su esposa mientras sus caderas bajaban y subían al mismo ritmo en que ella lo hacía, en que se dejaba caer en busca de más, y él le daría más. Él necesitaba más porque jamás tenía suficiente de su cuerpo.El placer que estaba experimentando en ese momento era brutal; con el embarazo, se encontraba mucho más sensible y Amir lo sabía y se aprovechaba de eso para hacerla gemir.— Mi amado y tramposo esposo — jadeó ella con la voz afectada, rotando sus caderas subiendo y bajando, aferrada a sus hombros.Sus ojos se encontraban cerrados y aún así ella podía imaginar el rostro de él en esos momentos, disfrutando de su cuerpo de la misma manera que lo hacía ella.— Mía... Eres mía por fin.No podía más, necesitaba hacerlo a su manera. Soltó la ducha y llevó las dos manos a sus redondeadas nalgas para alzarse con ella y llevarla hasta el borde del jacuzzi sin salirse de su interior, reposando su trasero ahí solo para
Después de un rato de estar besándose y ya calmados, Amir salió del jacuzzi, agarró una toalla y ayudó a salir a su esposa. No la dejó siquiera poner los pies en el suelo, la tomó en brazos y la llevó hasta la cama.—Descansa, mi amor —dijo Amir con ternura mientras la acomodaba suavemente sobre las sábanas y se dejaba caer a su lado para luego taparse y taparla para que no cogiera frío.Irina sonrió apoyando la cabeza en la almohada y observándolo con todo ese amor que tenía para darle, sintiéndose amada y reconfortada por su esposo, pegándose más a él, le era tan necesaria su cercanía.—Gracias, Amir. Estoy completamente agotada, pero estar contigo aquí es todo lo que necesito —respondió, acariciando su rostro.Amir la abrazó con cariño, acariciando suavemente su cabello y dejando besos en su rostro y cuello a ratos, mientras llevaba su mano hasta la pequeña tripa que había empezado a formarse en el abdomen siempre plano y terso de Irina.—¿Ya has pensado en algún nombre? —preguntó