Capitulo 4

Esos labios tan ricos me impedían apartarme, era el beso más apasionado e intenso que había dado en mi vida. Sus manos sujetaban con fuerza mi cintura, mi cuerpo pegado al suyo, mi corazón latía a mil por horas y sentía al suyo latir con la misma intensidad. Mi mano sujetaban su mejilla y con mi otra mano lo tomaba del pecho, ese pecho duro, y ancho. Su mano subía a mi mejilla y la otra poco a poco bajaba a mi trasero, cuando llegó allí y dio un ligero apretón, cuando sentí esa acción regresé en mi, ¡Oh por Dios! ¿Qué estoy haciendo? Abro los ojos y me empujó con las manos. Lo veo directamente, esto no podía estar pasando, él era un desconocido y a parte de eso, era mi hermanastro, aunque no lo supiera en ese momento.

—¿Qué te pasa idiota? En serio, ¿Qué te pasa? —le grito. —En serio que eres un desubicado, ¿Cómo te atreves a besarme? Ni nos conocemos. —

—¡Lo siento! Tienes razón, me provocó. —intentaba excusarse, pero la verdad que quedaba peor.

—Eres un abusador, eso es lo que eres. Yo me largo. —cogí mi libreta la metí en mi bolso y salí a toda prisa de ese estudio, sin siquiera despedirme. —Sarah, ¡Nos vamos! —le digo a mi amiga, estaba muy furiosa.

—¿Qué pasa, Miranda? —pregunta confundida, levantándose del sofá donde estaba sentada, corre a toda prisa para alcanzarme. —¿Y la entrevista? —

—La entrevista se acabó. —le respondo, presionando como loca los botones del ascensor para salir de allí.

—¡Miranda, Miranda! ¡No te vayas! —gritaba Theo saliendo del estudio corriendo para alcanzarme. Por suerte para mí, las puertas del ascensor cerraron justo a tiempo, no quería pasar más tiempo en ese lugar.

—¿Puedes decirme que ocurre? —pregunta Octavio muy confundido. —Hace un momento que los vi estaban muy encantados. —

—Se molestó porque le robe el beso, me acusó de ser un abusador. —le explica Theo, totalmente apenado por toda esa situación.

—Yo te lo he dicho, no todas las mujeres son iguales, algún día iba a llegar una que no le pareciera encantador tu manera tan arrebatada de enamorarlas. Ese día es hoy y la chica es ella. —le da un sermón. —Ahora esperemos que no te acuse o algo y que tú padre se entere, porque allí sí que estás acabado. —

—Tengo que remediar esto, no tanto por mi padre, porque no quiero que me vea de esa manera o sé porqué, pero no quiero que esa sea la imagen que ella se lleve de mi. —

Al parecer a Theo le había afectado esto, era raro para él, pero quería corregir su error. Yo por otro lado estaba echa una fiera, era un desubicado, yo no era una puta que podía agarrar a la fuerza, aunque no puedo negar que sus besos son exquisitos, pero ese no era el caso ahora.

Sarah y yo llegamos a la estación del metro, salí muy rápido de ese hotel, quería alejarme lo más posible.

—No puedo creer lo que me dices, Miranda. ¿En serio se atrevió a besarte a la fuerza? —pregunta Sarah. Obvio le conté lo ocurrido, tenía que desahogarme con alguien. —Pero dime, ¿Qué tal besa? —

—¿Es en serio, Sarah? —me molestó su pregunta, no venía al caso. —Te cuento que casi me violan y tú solo me preguntas cómo besa ese idiota. —

—¡Está bien! ¡Tienes razón! Es una pregunta bastante desubicado, pero no me puedes negar que ese chico es un papacito. —sus argumentos ya eran bastantes detestables.

—¿Eso que tiene que ver con que el muy idiota se siente el macho más macho y me robó un beso? — en serio estaba enojada. —Además, es mi hermanastro. —

—¡De acuerdo! Pero él no sabe eso, además tú lo has dicho, hermanastro, no lleva tú sangre. —dice, tiene un punto a su favor, pero no quita el hecho de lo mal que estuvo él. —Por cierto, ¿Supiste algo de tú mamá? —

—Vi una foto de ella, del día de su boda, cuando se casó con Theodor Lancaster. —respondo, bajo la mirada, intento ocultar lo mucho que me afectó. —Se veía tan feliz, sin ningún sentimiento de culpa en su sonrisa. —

—¡Ay amiga! Me vas a disculpar, pero tú madre es una perra. —se expresa, con toda razón, ni como discutirlo. —¿Lo volverás a ver a Theo? Tú tesis es sobre él, pero tal vez si hablas con el profesor y le explicas, él entienda. —

Tal vez entienda o tal vez diga que yo me fui de lanzada y por eso paso lo que pasó, no podía arriesgarme a perder mi tema para la tesis, pero tampoco podía seguir permitiendo que ese desubicado se sobre pasará conmigo. Aunque no le quitó razón a Sarah, Theo es todo un papacito.

Ya sin trabajo no tenía más nada que hacer en el día y hoy no tenía clases y la verdad que no tenía ánimos de hacer nada más, así que me fui directo a casa. Mi hermano estaría en clases y mi padre trabajando, así que por fin tendría un momento a solas. Me encerré en mi habitación y me puse a terminar un trabajo que tenía para una materia, tenía suficiente tiempo para hacerme cargo de eso, pero por más que intentaba concentrarme en lo que hacía, mis pensamientos estaban en el penthouse de Theo, en ese estudio, frente a ese enorme ventanal, donde me daba esos besos tan divinos, pero no, no, no, no. No podía pensar en eso ¡Por Dios! En ese idiota que cree que se puede aprovechar de mí.

—Toc, toc, toc. —escucho a alguien decir desde la puerta de mi habitación. —Es sorprendente verte tan temprano en casa. —era mi hermano. Entra a la habitación y se lanza a la cama, sin permiso, como siempre.

—Termine rápido mis diligencias y no tenía nada más que hacer, ahora que estoy sin trabajo. —le explico, un poco odiosa, pero así nos la llevábamos. —¿Tú qué haces aquí tan temprano? ¿No tuviste clase? —

—Si, terminaron temprano. Ya estoy en proceso de tesis, así que estoy igual que tú, con más tiempo libre. —responde. —¿Te ocurre algo hermana? —pregunta acercándose a mí escritorio, a pesar de llevarnos tan mal, los dos nos conocemos muy bien, obvio se dio cuenta de que algo me pasaba.

—Solo estoy muy frustrada por esto de la tesis. —no era falsa mi respuesta, el tema con Theo me agobiada, tanto él con sus actos, como el encontrarme con mi madre y él era mi tesis.

En ese momento escuchamos que tocaron el timbre de la casa, los dos nos quedamos viendo, nos pareció extraño. A esta hora no solía haber nadie en la casa, así que era raro recibir visitas.

—¿Esperas a alguien? —me pregunta.

—Justo te iba a hacer la misma pregunta. —le respondo.

Sin decir más, los dos nos salimos de mi habitación para ir a ver a la puerta de quién se trataba. Llegamos a la puerta y cuando abrimos, era un repartidor, con un enorme ramo de flores.

—¿Miranda Cooper se encuentra? —pregunta el repartidor.

—Soy yo. —respondo tímidamente, veía a mi hermano, él estaba tan extrañado como yo.

—Esto es para usted, firme aquí. —me dio un papel que tenía que firmar y luego me dio el ramo de flores. Solo se fue sin decir nada más, cerramos la puerta y entramos a casa, coloqué las flores sobre la mesa, estaban hermosas.

—¿Quién es el admirador? —pregunta Mateo.

Tomé la tarjeta que traían la flores, era una pequeña nota que decía:

Sé que esto no compensa lo mal que me porté, pero es un inicio de mis disculpas.

Atentamente: Theo.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo