Capitulo 3

—¡Qué hotel! —exclama Sarah.

Ya era el día que tocaba ir a mi entrevista con Theo Lancaster, Sarah me había acompañado, sobre mis nervios y en verdad la necesitaba allí conmigo.

Entramos al hotel donde se quedaba, pasamos primero por recepción para avisar sobre nuestra presencia y nos permitieran entrar.

—Es recepción, nos avisa que Miranda Cooper está abajo y ya viene subiendo al penthouse. —le avisa Octavio. —Ella es la chica que hará tú entrevista. —

—Por lo visto Miranda es un nombre común en esta ciudad así se llama la chica de la cafetería. —comenta Theo, un poco asombrado.

Las puertas del ascensor se abrieron y nos dio con un vestíbulo enorme, estábamos dentro del lujoso penthouse. Theo y Octavio se encontraba en la sala del fondo, cuando las puertas del ascensor se abrieron ellos enseguida voltearon, nosotras al igual que ellos nos los quedamos viendo, ¡No puede ser! Theo Lancaster es el mismo chico con que ayer me tropecé en la cafetería.

—¡Esto es increíble! —exclama Theo acercándose a nosotras. Sarah y yo tímidamente salíamos del ascensor adentrándonos al apartamento, dentro de mí deseaba que el edificio colapsara y me sacará de esta situación. —Nunca creí en eso de, “Que pequeño es el mundo” Te volví a encontrar. —

¡No puede ser! Es el mismo, le doy la razón en lo que le dice, “Que pequeño es el mundo ” ayer tuve frente a frente a mi hermanastro, ahora nuevamente está aquí, solo que ahora sí estoy consciente de quién es.

—Yo mejor me voy. —dije en un tono muy bajo, casi entrecortado, dudo que me hayan entendido bien. Me doy media vuelta para irme, pero una vez más me sujetan del brazo, nuevamente era Theo. Me voltea a verlo, ¡Por Dios! ¿Por qué tiene que ser tan guapo? —¿Esto se volverá costumbre entre nosotros? —pregunto, intento ser odiosa con él, pero es que tiene una mirada totalmente irresistible que hace que me derrita.

—Puede ser, si quieres que nos sigamos viendo, yo no tengo problema con eso, por mi encantado. —responde, con una sonrisa tan bella, se le marcaban hoyuelos en sus mejillas, en verdad eso me mataba.

—¡Bienvenidas chicas! —nos recibe Octavio, para calmar un poco el momento que ya era bastante incómodo para él y Sarah. —Yo soy Octavio y bueno, él es Theo. Tú entonces eres Miranda Cooper, la chica que viene hacerle la entrevista a Theo. —

—Si, pero no es tan urgente hacerlo hoy, tal vez otro día. —digo con la voz entrecortada, en verdad estaba nerviosa.

—No, no es así, la entrevista está pautada para hoy, Miranda, no vinimos a perder el tiempo. —dice Sarah golpeándome con su codo. —Anda Miranda, el señor Theo seguro tiene otros asuntos, no lo hagamos perder el tiempo. —

—¡Auch! —expresa Theo poniéndose las manos en el corazón. —Eso dolió. No me llamen señor, soy Theo. Y no, tengo todo el tiempo para ustedes, así que si me sigues, vamos al estudio. —señaló hacía una habitación con dos grandes puertas, que al parecer era el estudio. —¡Vamos, tú amiga se puede quedar aquí con Octavio. Amigo, no se te olvide ofrecerle algo a la invitada y por favor llévanos algo a nosotros para el estudio. —se estrechan la mano y Theo comienza a caminar para el estudio. Sarah me da un pequeño empujón para que comience a caminar, la miré feo, sabía que estaba nerviosa y en vez de ser un apoyo, más nerviosa me ponía. —Esteves el estudio, aquí estaremos más cómodos para hablar. —llegamos a esa enorme oficina, en verdad que era lujosa, me deja con la boca abierta. —¿Estudias comunicación? —pregunta, yo estaba un poco distraída por la impresión.

—¡Ah! ¿Qué? —espabile. —¡Si, sí! Estudio comunicación. —respondo ahora sí prestando atención a la conversación. —Por eso estoy aquí, tengo hacer mi tesis y el profesor decidió que nuestro tema sería de investigación, por eso a cada uno nos asignó a un personaje importante a nivel nacional he internacional, para hacer lo que se diría una breve biografía, la idea era tú padre, pero él no puede, así que quedas tú. —le explico, trato de sonar relajada, pero siento que me un poco con eso último que dije.

—Sí, suelo estar bajo la sombra de mi padre. —responde él, un poco triste. Se recuesta del escritorio. Yo comienzo a caminar por el lugar, viendo y analizando todo.

—¿Solo son tú y tu papá? —le pregunto.

—Si y no. —responde. —Mi madre murió cuando yo solo tenía 6 años. Éramos solo él y yo, pero hace 4 años se volvió a casar con Mérida. —me explico y toma un porta retrato que estaba de adorno en el escritorio. Me lo muestra y era una foto de su padre y de mi madre el día de su boda. —Es una mujer hermosa y muy atenta, se ha esforzado porque yo la acepte, no tengo nada en su contra la verdad, solo no me acostumbro, siempre fuimos mi padre y yo. —

No pude evitar que ver esa foto me afectará, ella se veía tan feliz, incluso después de dejarnos a mi hermano y a mí, no le importamos, solo le importaba lo que ese hombre le podía ofrecer.

—¿Te ocurre algo? —se acerca, me alza la cara desde la barbilla y nota mis ojos llorosos. —¿Por qué pareciera que vas a llorar? —

—Creo que tengo que irme. —digo, nuevamente con la voz entrecortada. Le doy el porta retrato y lo miro directamente a los ojos, no podía con todo esto.

—¿Qué ocurre? ¿Qué dije? —preguntaba muy confundido —No te vayas, apenas comenzamos con nuestra conversación. —insiste. —¿Por qué te pones así al ver la foto de mi padre y su esposa? ¿Acaso la conoces? —

—¡No! Nada que ver. —respondo rápidamente, pasando mis manos por mis ojos intentando secarlos. —Solo tengo un poco de alergias, nada más. —invento rápidamente una excusa. —Tienes razón, apenas comenzamos con nuestra conversación y son 6 meses de trabajo en mi tesis, así que mejor comenzamos.—

—Un bien tiempo para que te enamores de mí! —comienza a coquetear. Se acerca a mí, quedando nariz con nariz, aunque el tuvo que encorvarse un poco, ya que es más alto que yo. Me sonrojo y trato de esquivar su mirada.

—Eso, no pasará, no te ilusiones. —me alejo de él y voy a sentarme en el mueble que está cerca de la ventana, me quito mi bolso y saco mi libreta donde ya tenía unas preguntas anotadas para hacerle.

—¿Por qué no podrías enamorarte de mi? —insiste con su romance. Se acerca y se sienta en la mesita de cristal que estaba frente de mí, solo me miraba con esos ojos tan bellos que trataba de evitar, pero era imposible.

—¿Será que puedes ponerte serio en esto? —le pregunto, haciéndome la que no me interesaba, aunque moría por dejarme llevar por esos ojos tan bellos que me estaban enloqueciendo.

—Yo estoy serio, ¿A ti qué te pasa? —se ríe un tanto burlón. Yo agachó la mirada a ver mi libreta, pero una vez más él con su mano en mi mejilla me levanta el rostro para darme un beso.

Un muy rico y apasionado beso, en principio quise evitarlo, pero sus labios eran tan ricos, tan suaves y jugosos, que me daban ganas de más, no pude evitar responderle con igual deseo, ¿Qué me pasa? Yo soy así, pero no podía dejar de besarlo, en verdad me encantaba.

No nos dimos cuenta, pero Octavio venía entrando al estudio y nos encontró en pleno beso.

—Disculpen. —dice para llamar nuestra atención. Me separé rápidamente de los labios de Theo, muy nerviosa y apenada. —Yo solo vine a traerles unos refrescos, pero ya me voy, tranquilos. Sigan con lo suyo. —coloca los refrescos sobre el escritorio y luego se va muy rápido.

Nos deja solos otra vez y en la habitación hubo un silencio bastante incómodo. Hasta que escucho una ligera risa que suelta Theo.

—Creo que nos descubrieron. —bromea, aún con esa risita un poco irritante. Yo volteo a y le suelto una cachetada, estaba enojada al darme cuenta de la idiotez que acababa de hacer y obvio que todo era culpa de él. —Pee, ¿Qué te ocurre? —pregunta, sobándose su mejilla.

—¿Qué te ocurre a ti? ¿Por qué me besas sin mi consentimiento? —le discuto.

—Me vas a decir que no te gustó. —seguía con su fastidio y su risita que ya me tenía bastante enojada.

—¡Pues no! No me gusto. —le respondo muy alterada.

—¡Ah no! —dice él volteando a ver hacía otro lado. Cuando de repente se regresa a mi y me toma por la cintura con fuerza para acercarme a él. —Vamos a ver si no te gustó. —dice y nuevamente me besa, está vez mucho más intenso.

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