—Así quedamos Silvia, ya mañana Miranda viene para tomar el puesto como secretaria. —digo muy emocionado.—Tranquilo Theo, yo me encargo de todo el papeleo que hay por hacer y mañana a primera hora espero a Miranda aquí. —me responde amablemente. Recoge unos documentos frente a ella y los coloca dentro de una carpeta, en todo momento sin dejar de mirarme.—Estas muy emocionado con esa niña, ¿Verdad?——¿Tanto se me nota? —me sonrojo.—Pues sí. —se ríe. —Sabes bien que aquí te conocemos como un perro, que con cada chica que sales es para pasar el otro y eso se nota hasta en tu cara, pero con esta no sé, hay algo diferente. ——Créeme que yo también siento ese algo diferente , que tampoco lo logro comprender, pero me gusta y quiero conocerla más y estar mas cerca de ella. —le cuento, me puse todo tierno y emocionado, yo no soy así.—Bueno, ya basta de los corazones en el aire, hay que trabajar. Espero la traten bien, porque si no tendremos problemas. ——Tranquilo jefe, yo me encargo de que
Se me hizo muy mal el desplante que le hicimos a nuestro padre, casi nunca pasamos tiempo con él, nosotros en nuestras cosas y el en su trabajo, creo que desde que nuestra madre fue, no he visto que mi padre salga, se divierta, puro trabajar.—¿Puedo pasar, hermana? —escucho a Mateo que estaba en la puerta de mi habitación.—¡Claro! Pasa. —le contesto. Yo estaba terminando de arreglarme para mi cita con Theo, a final de cuentas si quiero verlo y ya solo faltaba media hora. —Dime, ¿Qué necesitas? ——Papá, no me esperaba lo de la cena. Creo que estuvo mal decirle que no, ahora más que nuestra madre está en la ciudad. —comienza a hablar caminando a sentarse en mi cama, en serio estaba medio triste por eso. —Lo mismo estaba pensando justo. ¿Está en su habitación? ——No, salió. —responde. —Lo alcance a ver cuando se iba, pero no me dio chance de preguntarle a donde iba. ——Creo que sería muy cínico de nuestra parte preguntar, él no se metió en nuestros planes. —comento.—¿Sabes que en un
—Yo también te deseo, pero esto no puede ser. —le digo, Theo estaba siendo honesto conmigo, creo que me tocaba serlo con él.—¿Por qué? ¿Qué pasa? ¿A qué le huyes? —pregunta impaciente. Cuando estaba por responder, justo una de las empleadas de la casa apareció.—Joven Theo, ya la cena está servida en la mesa. —le informa.—¡Gracias, Mónica! —exclama y luego voltea a verme. —Ordene que nos prepararan una cena especial —se levanta y me ayuda a mi a hacerlo después. Caminamos hasta el comedor, donde estaba ya todo preparado y de comida, era mi favorita.—Lasaña, te gusta, ¿Verdad? —pregunta emocionado.—¿Cómo lo supiste? —le pregunto totalmente sorprendida.—Cuando me gusta algo, hago de todo por obtenerlo y cuando una mujer me gusta, hago de todo para sorprenderla. —camina hasta la que sería mi silla y la jala hacía afuera, indicándome que me sentará. Me acerco para sentarme, él me ayuda a acercar la silla a la mesa y luego se va a sentar él. —Todo lo prepararon Mónica y su hija, son l
Me besaba despacio, paso sus manos para mi espalda y lentamente comenzó a bajar el cierre de mi vestido, le ayudo a quitármelo, dejándolo caer a el suelo, da un paso hacia atrás para verme así en ropa interior.—En verdad que eres hermosa. —susurra. Se acerca nuevamente y me sigue besando, nuestros labios entrelazados, abrazándonos, acariciándonos. —Sé que eres la indicada, eres lo que tanto esperaba. —sigue besándome, cada vez más subía intensidad. —Eres mi chica. ——Quiero ser tuya, Theo. Hazme tuya. —le pedía con desespero, entre los besos y caricias, el mundo entero se me olvidaba.Theo me carga, crucé con mis piernas su cintura y con mis brazos me sostenía de su cuello, besándonos, entre risas y pasión. Subió poco a poco las escaleras, hubo un momento en que casi nos caímos, pero no perdimos el enfoque. Llegamos a la habitación y me colocó en la cama, con desespero comienzo a desabotonar su camisa, él se la termina de quita, dejando al descubierto su hermoso abdomen, que no dudo
Theo me había escrito para invitarme a salir, ya que no nos pudimos ver en la empresa, le dije que me encontraba con mi amiga, me dijo que la invitara también, ya que Octavio iría con nosotros.—Tu hermano es en verdad fastidioso. —regresa Sarah a mi habitación quejándose.—¿Sí? ¿Qué pasó? —le pregunto, pero sin dejar de ver mi teléfono.—Que estaba en el refrigerador sirviéndome jugo y llegó por mi espalda y me asustó, bote un poco de jugo, pero ya lo limpié. —me cuenta —Tranquila, con los años te acostumbras. —le digo. —Theo nos ha invitado a comer, ¿Quieres venir? ——¿Nos ha invitado o te ha invitado y me llevas de chicle? —pregunta ella.—Nos ha invitado, le comenté que estabas conmigo y me dijo que te llevara, porque su amigo, Octavio, ¿Lo recuerdas? Él irá con nosotros. —le explico.—¡Ah, de acuerdo! Bueno, vamos. —accede.Así que le confirmo a Theo para que venga por nosotras. Rápidamente nos arreglamos, para ir y representar a mi novio, no podía parecer un espantapájaros dela
Sus labios eran demasiado dulces y suaves, dejan que se me haga agua la boca y otra cosa. Caminamos a hasta la cama, besándonos, lo empujo hacía ella y cae sentado, luego me subo yo en él, el coloca sus manos en mi trasero y acaricia mis piernas; sentía como la respiración se me aceleraba, sus besos eran demasiado adictivos. Del desespero casi que me arranca la camisa del cuerpo, me besaba por el cuello y en mis pechos disfrutaba. Está vez quise estar yo arriba, quería soltarme un poco con él, llegar al nivel del que ya estaba acostumbrado, así que de un momento a otro comienzo a mover mi cadera y supe que lo estaba haciendo bien cuando escuché ese ruido que salía de su boca. —¡Oh! —gemía, me apretaba las piernas. Yo también me la estaba pasando genial, no puedo ni describir lo que sentía, era algo totalmente nuevo para mí, un cosquilleo del cual quería más y más, mientras más quería, más rápido me movía. Una noche maravillosa sin duda alguna, pero ya se nos hacia de día y
—Mil gracias cariño por traerme a Miami, estaba desesperada por ir a la playa, la constante nube de Seattle me tiene toda pálida. —comento, aunque sin ser escuchada, ya que Theodor solo estaba pendiente de su celular. —Veníamos a disfrutar de unos días. —le quito el celular de las manos, para ver si así me presta atención.—Tu como siempre vienes conmigo a hacer nada , Mérida. Yo tengo trabajo, lo que paga todos tus caprichos. —dice el, arrebatándome el celular.Theodor no solía ser romántico, más que todo me sacaba en cara todo lo que hacía, como me gustaba su dinero y solo le abría las piernas para pagarle. El jet privado en el que íbamos, aterrizó en la ciudad de florida, el venía por negocios y yo simplemente era un accesorio, quien lo acompañaba a eventos, reuniones y lo hacía parecer un hombre de familia, aunque en nuestro cuarto solo me trataba como su puta, de la pura apariencia vive.—Yo tengo que ir a la oficina, tú quédate en el hotel, no salgas. —me ordena.—Pero son las
—¿Entonces hija? ¿No me vas a decir quien es este chico parado en nuestra mesa con lo que parece ser un buen vino y unas pizzas que huelen delicioso? —no dejaba de ver a Theo, aunque creo que estaba más interesado por las cosas que traía.—¿No creer que tú pregunta es muy larga papá? —intento bromear, pero el chiste no salía —¡Hola señor Cooper, un gusto conocerlo! —terminó por hablar Theo, ya que yo ni sabía por dónde empezar.—¿Theo? ¿Eres amigo de mi hija? —ahora si un poco más serio mi padre.—¡Sí! Trabajamos juntos. —le responde Theo, muy serio.—Sí, él es el chico conde quien estoy escribiendo mi tesis, te conté, sobre el trabajo de investigación. —le explico, yo nunca le di el nombre de quien se trataba, espero que a Theo no se le salga decir su apellido.—Ah, entiendo, me imagino que lo invitaste, no lo dejemos parado aquí afuera, está haciendo frío. Adelante muchacho. —mi padre fue muy amable, espero que todo siga así. —Aquí vino un amigo de Miranda vino a la reunión. —Sara