Niego con mi cabeza —No te interesa, no me conoces tanto para hablar así y tu familia no me borrará de ningún lado—le aseguró. Se acerca a mí—¿Estás segura que quieres seguir siendo el juguete de Alan? —pregunto . Lo enfrentó—No te importa lo que quiera o no—grito molesta. Abre sus brazos—Oye—dice pausandose y sonríendo—Intento ser amable contigo y no soy como mi familia que va a criticarte—me aseguró. Bajó mi mirada —Lo lamento, Harry pero me están atacando desde que me desperté y no quiero que todos estén pendiente de lo que hago o no—digo cansada de siempre tener que repetir lo mismo. —Te comprendo. Pero te alertó que mis padres quieren a Mariana con Alan, no sabes dónde te estás metiendo—susurró. Entrecierro mis ojos, observó como se acomoda en un sillón y sin nada de timidez me pongo a su lado —¿Que sabes ?—preguntó con mucha curiosidad. Me mira sonriendo—Escuchame—ordenó—Todo eso de que hay un negocio con ellos es mentira, Alan lo sabe y fue todo un invento para no tener problem
Me quedé mirando a Alan Frank, recordé por todo lo que toco pasar sola y sentí muy en el fondo que nuevamente estaba siendo lastimada pero unas personas que no conocía demasiado. Tenía días en los cuales quería escapar de ese infierno, no pensar más que en mi y comenzar de cero. Pero después veía a Alan, tan solo con su presencia hacía que sintiera diferentes sensaciones inexplicables que lograba generar en mí y ese amor que logró durante años era más fuerte que cualquier problema. En mi cabeza siempre pensé «solo son días malos y esto en el futuro será una anécdota que le contaré a mis hijos para que aprendan a luchar por lo que aman». Sin embargo, ese amor prendía de un hilo que poco a poco se iba cortando y sí Alan no lo agarraba de un lado, caería sola al precipicio. Tenía en claro que era lo que quería, cómo y cuándo pero no estaba segura sí él aún deseaba estar conmigo para crear una familia apartados de todos. El silencio decía tanto que lentamente me iba hundiendo en ese piso,
Me sonrió mostrándole los dientes para que note la falsedad—Será como tú digas, Alan Frank pero después no me reclames nada porque será muy tarde—le advertí.Entrecierra sus ojos, camina hacia mi y toma mi brazo—¿En qué estás pensando?— preguntó mirándome pero no recibió una respuesta de mi parte y movió todo mi cuerpo—¿A qué juego quieres jugar ahora, Harper?—preguntó molesto.Me acercó a él, acorte toda la distancia que había y le tomó su rostro de una manera violenta. Le doy un beso en la boca, sonrió—Voy a jugar mi propio partido, Alan. Deberías hacerte a un lado—le susurró.Suspiro profundamente y me miró porque no entendía nada, cada vez la comunicación entre nosotros era peor —¿Haces todo esto porque te comenté que quiero a mi familia?— pregunto cómo tomándoselo con calma.Retrocedí, le toque el pecho con mis manos y lo mire directo a sus ojos —Madura—susurré mirándolo—Cuando tengas los huevos necesarios para estar a mi lado, búscame. Mientras tanto fuera de mi camino, Alan Fra
—Sabes que vendrá a buscarte no puede aguantar tanto tiempo sin verte— me dice sentándose a mi lado.Me encontraba en un lugar que no era mi hogar y no podía entender del todo como fue que llegue a tomar una decisión así. Mi cabeza se quedó en ese momento cuando le pedí un tiempo a Alan, desde esa última discusión habían pasado dos semanas y aún la recuerdo. Me acomodó mejor mirando a Drake—Ya pasaron dos semanas, ¿aún crees que vendrá?— pregunté sonriendo.—Si.Sonrió porque adoraba como Drake podía imaginarse tantas cosas juntas en esa cabeza. Le tocó sus manos—Gracias por dejarme quedar en tu casa—le digo mirandolo.Dos semanas atrás había terminado de discutir con Alan y fui directo a encerrarme en la habitación. Las lágrimas avanzaron por mi rostro, ya no le encontraba sentido a todo lo que tuve que pasar para estar a su lado y la presión de mis padres tomó el papel principal. Me vi acomodando las maletas, sacando toda la ropa de aquel armario enorme y pensando hacía donde ir. No
Esa noche después de hablar con Drake escuché unos ruidos, golpes más precisamente que venían de la puerta principal y no paraban. Una voz de una persona completamente borracha y cuando puedo darme cuenta él estaba parado frente a mi puerta.Lo observó desde la ventana, apenas se podía mantener de pie y apoya su brazo contra la pared —Harper, sé que estás ahí adentro, vamos ábreme— gritaba.Me pongo lo primero que encuentro, ató en una coleta mi cabello y maldigo. Bajó rápido las escaleras, las piernas no me funcionaban más y agitada logro abrir —¿Qué estás haciendo aquí?— preguntó molesta.—Necesitaba verte, te extrañé Harper—Luego de dos semanas lo tenía a Alan Frank golpeando la puerta de la casa de mi mejor amigo, con la mirada llorosa y completamente hecho un desastre. Aquellas palabras bastaron para que mi mirada cambié y lo empiece a escuchar.En mi cabeza solo salían los pensamientos «quiero besarlo. quiero gritar y borrarle ese gesto tan torturador que tenía cada vez que lo
Alan Frank no despegaba su mirada en mí. Ya nos encontrábamos sin ropa, no entendía en que momento pasó eso y tan rápido. Abro mi boca cuando siento que sus manos recorren por la parte inferior de mis muslos con delicadas caricias y se detiene sonriendo alegremente en la entrada de mi parte más íntima. En ese momento, mordió su labio inferior, buscó con su mirada mi aprobación para avanzar y deslizó unos de sus pulgares por el pedacito de tela que me cubría. Todo mi cuerpo vibró al compás del placer que me invade por sus caricias en mi parte más sensible y me avergüenzo un poco de escucharme así. Mi respiración cada vez se pone más pesada, dificultosa y entrecortada mientras mi pecho se encontraba a punto de estallar. Es ahí donde el exceso se apoderaba de mí, siento cómo mis caderas se elevan cada vez más para llegar al tacto de él a lo más profundo, mis ojos se cierran con una sonrisa estúpida puesta en mis labios y mi cabeza va hacia atrás. Un sonido suave se escapa de mi garganta,
Ya éramos uno. Me desperté con los ronquidos en mi oído, abro un ojo y siento unos brazos rodeando mi cintura. Su respiración chocando en mi nuca —Alan— lo muevo para despertarlo.Se quejó enojado—¿Qué pasa?— preguntó.—Ya es de día, vete— lo empujó de la cama.Se dejó caer al suelo, se quejó y rápido se levantó —Esta bien, me iré pero te espero en la oficina— me señaló.Muevo mi mano—Bueno, chau— lo despido.Pero él antes de vestirse, se acercó a la cama y sonrió—Nos vemos en unas horas— dice aproximándose y dándome un beso en los labios..Lo empuje por el pecho haciendo que se haga hacia atrás —Esta bien— dice riéndose.Sale poniendo la camisa como podía, todo su cabello desparramado y una vez que se cerró la puerta pude tirarme hacia atrás sobre el colchón de la cama. Sonreí mirando el techo blanco de esa habitación y golpee mi frente—Decidete, Harper—me susurre a mi misma.Drake bebe dos sorbos de su cafe, deja la taza encima de su mesa y sirve otro—Debería decirte buenos días—dic
—Si, debemos despertar a Alan de alguna manera— dice riéndose.Niego con mi cabeza—Cada día estás más loco, debo irme porque mis padres me esperan—le informó.Tomó mi mano haciendo que me detenga frente a él —No vayas con ellos porque te dirán cosas y después ya sabes— sostiene haciéndome un gesto con sus manos.Elevo mis hombros—Es lo que hay, Drake. Debo ir a dar la cara con mis padres porque estoy seguro que armarán un lío innecesario y debo detenerlos— le aseguró.—Esta bien, estaré al tanto con mi celular.Me acerco a mi amigo y lo abrazo—Eres el mejor, gracias por estar a mi lado— le digo mirándolo.Tocó la punta de mi nariz con su dedo y sonríe—Siempre estaré ahí— me dice dándome un beso en la mejilla.Después de tantos años pude comprender que una amistad tan fuerte como la mía con Drake sería tan difícil de romper que ni la distancia entre los dos haría que nos dejemos de hablar.En ese pequeño restaurante que mis padres solían invitarme casi siempre, fue donde decidí llevar