Capítulo 392
Juan ya había estado en el piso de Lorena, así que esta vez no se limitaría a dejarla abajo y marcharse.

La siguió escaleras arriba y observó los alrededores con la intención de comprar un piso aquí también.

Así le sería más fácil verla.

Lorena fue a dar de comer a Rico nada más entrar por la puerta. Rico estaba exultante.

Juan lo miraba de reojo y arrugaba la nariz mientras se alejaba.

Ya había tomado varias veces pastillas antialérgicas por culpa del perro.

Lorena fue a su habitación a cambiarse y observó cómo Juan preparaba el café. El aroma del café era rico y fragante.

Su silueta era impecable.

—¿Por qué no te has ido todavía? —Lorena salió y le miró, un poco sorprendida.

Juan levantó la cabeza, la voz indiferente: —¿No quieres hablar del contrato conmigo?

Justo ahora, en la sala, la había interrumpido, pero no lo olvidó.

Lorena recordó de repente. El contrato enviado por el Grupo López ya era una concesión inesperada.

Se apresuró al estudio para imprimir el contrato.
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