Capítulo 391
Lorena se rio de él y le descubrió: —Estás celoso y enfadado, ¿por qué no acudiste a mí?

Pensó que él ya no quería nada con ella.

«Juan es tan raro.»

—Estaba esperando a que se te pasara el enfado. —dijo Juan.

—¿Qué? ¿Cómo sabes que no estoy cabreada?

—Que vengas a mí significa que se te ha pasado el cabreo, ¿no? —dijo Juan.

Lorena pensó para sí que los hombres tenían unos circuitos cerebrales maravillosos.

El palco no era adecuado para que hablaran de asuntos personales.

Las dos personas se marcharon una tras otra.

Lorena mandó un mensaje a Eulogio.

Juan le arrebató el teléfono y echó un vistazo a sus chats, no encontró ninguna palabra ambigua y se lo devolvió.

Su tono era burlón: —Para una ocasión como ésta, te ha traído aquí para utilizarte, ¿no lo sabes?

Si las identidades eran desiguales, esto era explotación. Pero si el estatus es igual, esto es ayudarse mutuamente.

Lorena no dio explicaciones, solo asintió, —Lo sé, gracias por recordármelo, ¡si no, me habría engañad
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