Dante terminaba sus juntas matutinas esa mañana. Todo parecía estar en aparente calma pero el sabía que no era de manera. Había escuchado las habladurías, los chismes e incluso las apuestas que sus empleados habían estado haciendo a sus espaldas. Todos parecían tragarse muy bien la fabricada historia de Hildegard Scott, y si no la creían, al menos disfrutaban de que el estuviese en el ojo del huracán. Varios medios de comunicación habían ofrecido importantes sumas de dinero para hacerle una entrevista, sin embargo, se había negado rotundamente a ello. No había salido a desmentir aquella farza porque, si era sincero, llegaba en el momento más conveniente. Emma estaba embarazada de sus hijos gemelos y era mejor que la atención no se centrará en ella, sabía que Ciacco no permitiría que dejara herederos en caso de que le ocurriera lo peor. La ciudad nuevamente estaba fría y lluviosa, algo muy típico del mes de noviembre. Emma aún mantenía su embarazo oculto, y, por su seguridad, le había
La mansión Morgan se sentía solitaria sin sus amables señores en ella. La poca servidumbre que se había quedado, se preguntaba que era lo que estaba pasando y las razones que los señores tendrían para salir con cierta premura. Agustina esperaba enterarse de algo para poder avisar a Helena, pero toda aquella situación se estaba manejando con tanto hermetismo, que simplemente no se había podido enterar de nada. Solo los sirvientes de mayor confianza eran los que sabían algo, pero estos eran tan reservados con tal información, que parecían un muerto que había jurado un voto de silencio. Ezio Bianchi, el niño privilegiado que el señor Morgan había acogido, había viajado con ellos, y a ciencia cierta, imposible saber que era lo que estaba pasando.Helena había recibido aquella información a medias de parte de sirvienta infiltrada en la mansión. No tenia idea de a donde era que Emma y Dante estaban viajando, aunque, poco le importaba eso en aquellos momentos, en donde se encontraba de pie f
Santorini era el lugar mas hermoso que sus ojos avellanos jamás antes hubiesen visto. Siendo solo una chica humilde de un pueblito sencillo, jamás se imagino viajando a lugares tan maravillosos, y aunque aquella no era la mejor de las circunstancias, sí que admiraba la hermosura del paisaje. Un mar de zafiro y hermosas calles empedradas y revestidas de blanco, tejados celestes y flores multicolores que llenaban tambien las encantadoras plazoletas, la habían enamorado en ese primer instante que había podido apreciarlos.Dante miraba como los avellanos ojos de su amada Emma resplandecían en emoción. La sorpresa que le tenia aguardada, seria frente al mar en una de las playas de aquel hermoso y paradisiaco sitio. Aquel anillo que le había entregado cuando le pidió ser su esposa, resplandecía tambien bajo la luz del sol de aquella agradable tarde. Todo estaba listo…ella pronto seria completamente suya.—Emma…Dante susurro el nombre de la mujer que ama en el cuello de ella. Emma sintió es
Aquella boda sencilla y de ensueño, había sido mas de lo que Emma había soñado. Finalmente, después de ser llamada por el nombre de su hermana gemela una y otra vez, estaba casada con su amado Dante siendo ella, siendo solamente Emma y no Helena. Aquello, además, no era todo lo hermoso de aquella tarde casi noche, si no, el ver a su amado Dante caminando, aun a pasos ligeramente torpes, pero finalmente caminando. Dante le había explicado que su tratamiento estaba funcionando, y aunque aún no lo terminaba, había logrado volver a caminar, aunque, igual que con todo, lo había mantenido en secreto para no alertar a nadie de sus muchos enemigos. Los besos entre ambos, se intensificaban, dando paso al deseo que ambos estaban sintiendo.Dante jadeó al dejar de besarla. — Hay un yate esperando por nosotros, quería hacerte el amor como mi esposa tan lejos de todos cómo fuese posible…pero te juro que ya no aguanto — confesó al sentir la necesidad de seguir besando a esa mujer con rostro puro y
A menudo las cosas buenas que nos sucedes, son vistas por ojos ajenos llenos de envidia. Se dice tambien, que no es que aquel o aquella desee tener lo mismo que tienes, mas bien, desea que específicamente tu no lo tengas. Los envidiosos jamás serán felices, pues viven deseando el mal a otros y sufren al ver la felicidad ajena, y esto es lo que siempre ocurrió con Hildegard Scott, quien realmente jamás amo a Dante, y aun cuando ya tenia dinero mas que suficiente y podía tomar los millones que se le habían ofrecido por alejarse para tener una vida por demás privilegiada y cómoda, lo que realmente la molestaba y enfurecía, era notar lo feliz que era su ex novio al lado de aquella mujer, su real deseo, era destruir la felicidad del hombre que una vez la amo, tan solo porque esta le molestaba en demasía.El reloj resonaba en medio del silencio, y la joven de piel morena, decidió bajar a la alberca techada de aquel lujoso hotel en el que se hallaba hospedada desde hacia un tiempo. Era hermo
Hay momentos en la vida que nos será imposible olvidarlos, cómo puede ser el primer beso con el primer amor, la boda de ensueño, el nacimiento de un hijo o un sin final de situaciones más. Para Emma, aquellos recuerdos especiales, eran con su madre, la primera persona a la que amó...ahora sin embargo, tenía recuerdos que de cierta manera eran más "especiales" junto a su esposo. Dante, sin duda alguna, había marcado un antes y un después de su vida, volviéndola mucho más especial, haciéndola sentir completa. Emma lloraba en los brazos de Dante, pues este estaba por partir hacia el hogar de ambos, para asistir primeramente a los funerales de su abuelo, y luego, para continuar con la búsqueda de la verdad que durante años había estado persiguiendo. Ciacco también estaría allí, y aquello no hacía más que despertar los peores temores en la rubia, pues no quería siquiera pensar en perder al hombre al que más amaba en el mundo.— Te amo mi Emma, por favor, confía en mí, te prometo que regre
Los murmullos comenzaron a sonar, al principio, demasiado bajo para que Dante comprendiera lo que aquellas personas que lo miraban fijamente, estaban diciendo. Cada mirada que se hallaba dentro del gran salón de la antigua casona Morgan, se centró en el desde el instante mismo en que lo vieron entrar. Ferdinand, empujaba la silla de ruedas en donde Dante se hallaba sentado, fingiendo ser el mismo hombre invalido de siempre, mientras sentían ambos las miradas de asombro, lastima o de disgusto que se posaban sobre ambos. Nadie se atrevió a decir nada, pronunciar palabra alguna de frente para el único nieto que Alighiero Morgan tuvo. Todos conocían aquella historia en la que trágicamente los padres del joven heredero habían muerto y donde el mismo había quedado permanentemente condenado a estar atado a esa silla de ruedas.Con orgullo, Dante avanzo hacía el frente en donde aquel ataúd estaba rodeado de rosas y arreglos lúgubres que evocaban al luto que se estaba sintiendo. Mirando a la m
—¡El escándalo ha estallado! Las declaraciones del multimillonario Dante Morgan, han puesto a su familia en el ojo del huracán. Las acusaciones contra Everard Lloyd, han trascendido como verdaderas, mientras que Dante Morgan ha declaro que…—Hildegard apago el televisor del cuarto del hotel en donde aun se estaba hospedando. Esa mañana, de nueva cuenta había recibido el llamado de Ferdinand, ofreciendo de nuevo una cantidad fuerte de dinero para hacerla salir de escena, en donde tambien se le pedía que abandonara de inmediato el país. Sus dedos chocaban sobre la mesita con ansiedad, pues ella, a pesar de lo que cualquiera pudiese suponer, no era una mujer tonta. Levantándose de la mesa, miro con cautela desde su ventana, y nuevamente vio a aquellos hombres de apariencia extranjera, que parecían curiosamente vigilar la ventana de su habitación. No se había atrevido a asomarse, pues, de hecho, las declaraciones que había dado Dante la habían puesto sobre alerta; había acusado a Everard