Elena:Con su cuerpo siendo arrastrado por la poca fuerza que tengo, lo logro meter en el baño. Su estado ha pasado de ebrio a ebrio al extremo. El alcohol ha decidido manifestarse justo ahora y eso me ha dado tiempo suficiente para pensar un poquito más y aclarar la estúpida idea que tenía en mente, que no era más que volver a perder la dignidad por culpa de este Dios del encanto. No es que no quiera someterlo a una noche incluso mejor que la que tuvimos una vez, el caso es que soy mujer, pero ante todo, tengo cerebro, y es lo suficientemente inteligente como para no cometer el mismo error dos veces —almenos no uno como este, dónde pasaría de humillada a humillada y encima follada por un hombre que no quiere nada conmigo salvo una bebé—, así que, con la cabecita más despejada, y los ojos puestos en el cuerpazo de mi futuro esposo, me propongo una jugada que bien podría sumarme puntos. «¡Y vamos Elena, que se supone que deben esperar a la noche de bodas, ¿no?». Me río de mi perverso
Hero: «flashback»—¡Ashley! ¡Vuelve aquí ahora mismo! —La persigo. Los pasillos del apartamento se hacen laberintos cuando se trata de peleas y cada vez se aleja más de mí. Se adentra a nuestra habitación y sigo tras ella, sin dejar de escandalizar en busca de explicaciones—. ¡Te estoy hablando!—¡No quiero hablar! ¿Qué, no entiendes? —refuta al voltearse. Sus ojos escupen llamas y lleva el cabello desordenado. Se regresa al frente y comienza a lanzar la ropa que sacó del closet dentro de una maleta. Ya no es la mujer que tanto admiraba antes, y ahora mismo, no sé si es desprecio, decepción o ambas lo que siento por ella realmente. Nunca pensé sentir tales cosas por la mujer que quería para casarme, y heme aquí, odiando cada centímetro de su cuerpo.—¡Solo te pido que me expliques Ash! ¡Solo eso! —exijo parado tras ella sin dejar de gesticular. No puedo explicar ni si quiera con pensamientos la furia que me recorre—. ¡Joder una maldita explicación! ¡¿Tant
Elena:Cuelgo la llamada y lanzo el celular sobre la cama. Saber de mis hermanas y mis sobrinas ilumina mi día. Eve me ha contado que las pequeñas tendrán una presentación en dos semanas en el teatro "Rocher" de Chicago, que están emocionadísimas y que desean mi presencia sin excusas. Me alegra muchísimo tener la seguridad de que todo está bien con ellas allá, y aunque mi orgullo a veces llega a ser excesivo, no me dejé llevar por mi rabia y pregunté por papá. «Él está bien Ele, si tú lo estás él también». Las palabras de Eve me regresan a la mente y me parece un poco irónico. Unos toques en la puerta me sacan de mi ensoñación y me aproximo para abrirla. Me sorprenden los rostros de Hashley y Hade, expectantes con unas sonrisas alentadoras. —¿Sí? —cuestiono asomando la mitad de mi cuerpo.—¿Podemos pasar? —pregunta Hade y de inmediato me hago a un lado, haciéndoles un ademán para que entren. «¡Que tonta!».—¡Sí, sí, por supuesto, pasen! —las invito y ambas se adentran en mi habitaci
FrancoCruzo el portón, dejando atrás a Elena bajo el cuidado de Claus. Unos pasos me conducen a las puertas de la mansión, y, frente a ella, me sorprende la silueta en carne viva de Ashley gritando como la maniática que es. Mis manos se convierten en puños y me dirijo con pasos decisivos en su dirección. Siento mi mentón contraerse a tal punto que duele, y un nudo se forma en mi estómago como cada jodida vez que la veo. La diferencia es que esas sensaciones antes podría llamarlas gustosas, hoy no son más que sentimientos amargos que juegan con mis nervios. —¡Ashley, para ya! —le reclamo tras ella. Se voltea con rapidez y baja dos escalones hasta quedar enfrente mío—. ¡¿Qué demonios haces aquí?!—¡¿Dónde está Valeria?! —exclama, destellando furia por sus ojos oscuros.—¡Eso ya no es problema tuyo! ¡La abandonaste Ashley! ¡Ahora lárgate de aquí y déjala en paz! ¡Déjanos, a todos, en paz! —le exijo, punteándola con mi dedo índice en uno de sus hombros—. ¡Y deja de llamar a mi madre!
Elena:—Pobrecilla... «Joder mi estómago». Evoca mi mente ante unas palabras que me obligan a despertar. —Dejémosla descansar.—¿No has visto la hora? Prepara la ducha y dile a Clara que traiga una taza de café con un analgésico.—Mama... Todo saldrá bien.—No será así si sigues demorándote, vamos, has lo que te he pedido, yo me encargo de levantarla.«Si supieran que estoy despierta, pero con pésimas ganas de abrir los ojos».—Ele... —susurra mientras sacude mis hombros—. Elena, despierta cariño.Con pereza y un poco de drama, finjo que recién regreso de mi profundo sueño. Me estrujo el rostro y con lentitud me recompongo sobre la cama. Frente a mí está sentada Hade con una mirada arruyadora. Desde el baño escucho a Hash enunciar que el agua está lista. Sale y me sonríe con cierta culpabilidad y le devuelvo el saludo con discreción, bien sabemos porqué actuamos así, quisiera recordar en cuanto antes cómo terminó la noche. —Vamos, debes tomar un baño y comer algo, es las nueve de l
ElenaSu piel blanca resalta con el oscuro de su traje. En las mangas relucen un par de mancuernas y en el bolsillo que reposa sobre la parte izquierda de su pecho se halla un pequeño ramillete de florecillas blancas. La baba se me cae cuando vislumbro un chaleco negro por encima de la camisa blanca que trae bajo el esmoquin. —¿Qué... qué te pasó? —le susurro y ladea su cabeza para contestarme sin dejar de mirar al frente.—Ahora no fastidies —musita sacándome una mueca en respuesta—, deja de mirarme y dedícate a lo que interesa. —Vete a la mier... —escupo y el cura detiene sus palabras para mirarme con los ojos más abiertos de lo normal. Hero lame sus labios en evidente incomodidad y frustración y yo no hago más que bajar la cabeza y tragarme todas las barbaries que quiero decirle por imbécil. —¿Puedo continuar? —Sí padre, prosiga —le indica la roca que tengo al lado y así lo hace. Escucho murmuros de los invitados y la chispa de furia de hace un minuto se ha quintuplicado. Com
Hero—¡Ah y…!La agarro por el cuello y la obligo a callar estampando mis labios contra los suyos. La envuelvo entre mis brazos y la aferro contra mí, impidiendo que se escurra y termine de colocarle la cereza al pastel de mierda que ha construido con su boquita incallable.Siento su respiración contra la mía, por un momento se siente bien besarla, tan exquisita como aquella vez... Mas no me pierdo en eso, es decir, acaba de poner en riesgo un tema demasiado delicado para ser revelado, principalmente teniendo a Ana entre la multitud, en las primeras filas junto a Valeria. Me hubiese encantado que fuera ella quien cargara los anillos, pero no coopera en nada, no tuve otra opción que ofrecerle esa misión a la sobrina de Max. «El beso Hero». Vuelvo a los labios de Elena, esos que se mueven sobre los míos en busca de más. En realidad lo que menos quiero ahora mismo es besarla con todo lo que acaba de hacer, pero no tenía de otra y bueno, a quién engaño, me gusta la forma en que su lengua
ElenaEl atardecer nos sorprende en las afueras del salón de celebraciones, en la parte tracera del club que Hero contrató para cerrar la ceremonia. Yo continúo con mi vestido pomposo mientras soy guiada a una habitación por Hash y Evelina. Colocan sobre la cama un vestido blanco de encaje, a primera vista se nota que es justamente mi talla. Ambas me observan emocionadas, deseando que me coloque la hermosa prenda que Hero me ha ordenado usar. —¿Qué esperas? —me apresura mi cuñada, sentada sobre el colchón mirándome expectante. —Tómate el tiempo que necesites —resalta Eve con su radiante sonrisa, esa que me tranquiliza a niveles enormes. Expulso aire por mi boca con brusquedad y me inclino, agarro el vestido y lo observo. Seguro me queda estupendo. El día ha transcurrido tan rápido que ha pensas he tenido tiempo de sentirme desgraciada, al contrario, toda esta gente ha logrado hacerme olvidar lo que en realidad hago aquí, y lo agradezco. Hero ha estado distante desde el brindis, lo