Elena:«Debiste leer bien el contrato Ele». Me regaño repasando cada línea del absurdo papel que firmé hace unos días. Tras la plática de anoche con Hero Clark, me di cuenta de que quizá se me fueron algunos puntos del Contrato, y aquí estoy otra vez, ojeando las doce hojas. El día en que firmé, las lágrimas y la rabia me hicieron leerlo todo a prisa, error que ahora mismo me recrimino por haber sido tan poco cuidadosa. Aunque debía firmarlo sin objetar, no podría haberlo hecho sin leer cada maldita línea antes, y al parecer, hice lo contrario, o al menos no leí lo suficiente para captar cada detalle. Pensé que firmaba un contrato que me ataría de por vida a un millonario que desconocía, y ahora caigo en cuenta de que no, tengo un año para intentar quedar embarazada, si ocurre tendré dos más aquí hasta que nuestra bebé (porque debe ser niña) esté más grandecita. Luego de eso discutiríamos la custodia compartida y fin, seré libre. Pero, en caso de no quedar embarazada o de que en lug
Elena:Tiene una mano muy buena. Sus deditos, finos y capaces, trazan líneas, ondas y garabatos que le dan forma a un dibujo maravilloso. Abre las temperas y las vierte cuidadosamente en moldes circulares de un plástico rectangular. Moja el pincel con agua y con una cucharilla deja caer finos chorros sobre las muestras de tempera para diluirlos. Poco a poco su obra de arte va tomando forma y los colores se adueñan del pálido papel que apoya sobre el lienzo. Los mechones juguetones de su cabello rubio y cedoso le hacen cosquillas en sus mejillas y los aparta con la mano que sujeta el pincel. Una franja verde se desliza por su frente y sonrío. Ella no parece haberlo notado y continúa con su trabajo en silencio. De vez en cuando pega un par de brinquitos y le habla a la nada. Mis labios se fruncen en esos momentos y voy tomando nota en mi mente de cada una de las acciones que me gustaría pensar que son normales, pero evidentemente no lo son.—Si Hero te pilla... Ya sabes preciosa. —Hade
Hero:Cruzo la puerta del comedor con una sonrisa triunfante en la cara. Mi móvil suena y lo saco del bolsillo de mis pantalones sin prisa. El nombre del idiota de Máximo se refleja en la pantalla y deslizo para contestar sin detener mis pasos. —Dime Max —contesto.—Tu hermana me ha llamado, dice que la enviaste para que supervisara el lanzamiento de "figurine croccanti". "Figurine croccanti", traducido al español como "figuritas crujientes" es el nombre del producto, —en este caso: comida para perros—, que será promocionado y agregado a nuestra lista de marketing italiano. "Sano e ricco- tutti i cuccioli" la empresa de cereales para cahorros más exótica y comercializada de Italia, ha firmado un contrato con nuestra compañía comercial televisiva. Hace poco menos de un mes la propuesta de figurine croccanti se hizo cuestionante, pues los pros: compra y demanda abundante; y los contras: dinámica y explotación del tema hasta el cansancio, eran muy controversiales. Finalmente decidim
Elena:Mis ojos se impregnan en el techo de la habitación, ni siquiera soy capaz de llamarla mía porque jamás podré sentirla como la anterior. Esta nunca será mi casa y este nunca será mi rincón de sueños y descanso. De hecho, aún ni en la tranquilidad del baño, ni en el acaparador silencio de estas cuatro paredes, gozo de privacidad. Más bien siento que todo lo que hago está siendo captado por ojos invisibles. Con las manos entrelazadas sobre mi vientre, viajo a las palabras de la señora Hade e intento encontrarle sentido a todo esto, lo cual me cuesta infinitamente...—Se trata de una rivalidad, Elena. No es algo que tú o yo podamos cuestionar, incluso nadie fuera de ambos entendería hasta qué punto estaban dispuestos a llegar por ser mejor que el otro.—¿Hero también le hizo daño a su padre?—No estamos hablando de daños colaterales. Eran como... No sabría explicártelo todo con exactitud, fueron muchos años, tú recién te integras a la familia y... —pausa sus palabras para tomar un
Elena:Bajamos frente a un complejo de apartamentos de alta gama ubicado en plena ciudad, específicamente en una zona residencial, rodeada de otras viviendas. Subimos y escatimo los detalles de mi alrededor al tener la mente en otro sitio, o más bien, estancada en lo ocurrido en la mansión hace unos minutos. A penas pude probar algo en el restaurante donde me llevó Claus. Llegamos al apartamento de Hero y el chofer se adelanta para abrirlo y decirme: —Póngase cómoda, yo estaré en el salón, las habitaciones están arriba y la cocina está a tu disposición.—Gracias Claus —le sonrío y asiente. El piso es bonito, desde su atractivo exterior hasta cada detalle de sus interiores. Agrando los ojos al fijarme en la tecnología de vanguardia que posee y sonrío al ver una pequeña biblioteca en una esquina del salón principal, todo aquí es encantador y muy espacioso. Este apartamento está situad en el extremo del viejo New York, cerca de todo pero donde no llegan ni los olores de los barrios má
Elena:Con su cuerpo siendo arrastrado por la poca fuerza que tengo, lo logro meter en el baño. Su estado ha pasado de ebrio a ebrio al extremo. El alcohol ha decidido manifestarse justo ahora y eso me ha dado tiempo suficiente para pensar un poquito más y aclarar la estúpida idea que tenía en mente, que no era más que volver a perder la dignidad por culpa de este Dios del encanto. No es que no quiera someterlo a una noche incluso mejor que la que tuvimos una vez, el caso es que soy mujer, pero ante todo, tengo cerebro, y es lo suficientemente inteligente como para no cometer el mismo error dos veces —almenos no uno como este, dónde pasaría de humillada a humillada y encima follada por un hombre que no quiere nada conmigo salvo una bebé—, así que, con la cabecita más despejada, y los ojos puestos en el cuerpazo de mi futuro esposo, me propongo una jugada que bien podría sumarme puntos. «¡Y vamos Elena, que se supone que deben esperar a la noche de bodas, ¿no?». Me río de mi perverso
Hero: «flashback»—¡Ashley! ¡Vuelve aquí ahora mismo! —La persigo. Los pasillos del apartamento se hacen laberintos cuando se trata de peleas y cada vez se aleja más de mí. Se adentra a nuestra habitación y sigo tras ella, sin dejar de escandalizar en busca de explicaciones—. ¡Te estoy hablando!—¡No quiero hablar! ¿Qué, no entiendes? —refuta al voltearse. Sus ojos escupen llamas y lleva el cabello desordenado. Se regresa al frente y comienza a lanzar la ropa que sacó del closet dentro de una maleta. Ya no es la mujer que tanto admiraba antes, y ahora mismo, no sé si es desprecio, decepción o ambas lo que siento por ella realmente. Nunca pensé sentir tales cosas por la mujer que quería para casarme, y heme aquí, odiando cada centímetro de su cuerpo.—¡Solo te pido que me expliques Ash! ¡Solo eso! —exijo parado tras ella sin dejar de gesticular. No puedo explicar ni si quiera con pensamientos la furia que me recorre—. ¡Joder una maldita explicación! ¡¿Tant
Elena:Cuelgo la llamada y lanzo el celular sobre la cama. Saber de mis hermanas y mis sobrinas ilumina mi día. Eve me ha contado que las pequeñas tendrán una presentación en dos semanas en el teatro "Rocher" de Chicago, que están emocionadísimas y que desean mi presencia sin excusas. Me alegra muchísimo tener la seguridad de que todo está bien con ellas allá, y aunque mi orgullo a veces llega a ser excesivo, no me dejé llevar por mi rabia y pregunté por papá. «Él está bien Ele, si tú lo estás él también». Las palabras de Eve me regresan a la mente y me parece un poco irónico. Unos toques en la puerta me sacan de mi ensoñación y me aproximo para abrirla. Me sorprenden los rostros de Hashley y Hade, expectantes con unas sonrisas alentadoras. —¿Sí? —cuestiono asomando la mitad de mi cuerpo.—¿Podemos pasar? —pregunta Hade y de inmediato me hago a un lado, haciéndoles un ademán para que entren. «¡Que tonta!».—¡Sí, sí, por supuesto, pasen! —las invito y ambas se adentran en mi habitaci