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Fedora decidió quedarse y cuidar a su hija, ella misma. —Iré a la casa a cambiarme y volveré, cariño —dijo Bruce. —No vuelvas, hasta mañana, déjame con mi hija. Bruce la miró serio —Como quieras. El hombre di la vuelta y se fue. Ni siquiera se despidió de nadie. —Madre, ¿Quieres que me quede a tu lado? —No, vayan a descansar, Kenneth, por favor. Él asintió. —¿Irán a la mansión Leeman? —preguntó Claudette —No, queremos ir a la mansión Lang, sería mejor, si ustedes lo permiten. —Claro, hijo, es su casa. Amy se sintió extraña de ir de nuevo a casa, pero lo aceptó. Fedora cuidaba a Lorraine, mirándola con tristeza y dolor «Es la segunda vez que algo malo les pasa a mis hijos, todo por mi culpa, pobre de mi niña, ¿Por qué Dios? ¿Tan cruel castigo contra mí? Debías desquitarte conmigo y no con mi niña» Ella lloraba en silencio, mirando a su hija, tan frágil en esa cama. Bruce caminaba de un lado a otro, no dejaba de beber desesperado. —No, esa niña no dirá nada, no puede, ad
John entró a ver a Lorraine, verla así tan débil, cuando hasta hace poco la vio bien, eso fue doloroso. Tomó su mano y ella abrió los ojos, al hacerlo parecía asustada. —Tranquila, por favor. —Kenneth, dime que esto solo es una pesadilla, dime que despertaré —dijo sollozando. John la miró con dolor besó su mano —Está es la realidad, pero, eso pasará, todo lo malo pasará, volverás a caminar, tú eres fuerte, Lorraine, debes mantener tu corazón entero. Él limpió sus lágrimas —No puedo… —Yo creo en ti, y mamá también, cree en nosotros, por favor, y en ti. Ella asintió —Y… papá… ¿Él vino aquí? —Bruce ya no será nuestro padre, Lorraine, Bruce le dará el divorcio a mamá, se alejará, nunca más volverá a dañarte. Lorraine sonrió con tristeza. La enfermera volvió y le dio la medicina que la durmió. John salió y encontró a su madre. —¿Cómo está? —Mejor, la vi un poco tranquila. —El doctor me dijo que hay un hospital en Suiza, donde pueden hacerle una operación, pero, deberá espe
John entró a ver a Lorraine, verla así tan débil, cuando hasta hace poco la vio bien, eso fue doloroso.Tomó su mano y ella abrió los ojos, al hacerlo parecía asustada.—Tranquila, por favor.—Kenneth, dime que esto solo es una pesadilla, dime que despertaré —dijo sollozando.John la miró con dolor besó su mano—Está es la realidad, pero, eso pasará, todo lo malo pasará, volverás a caminar, tú eres fuerte, Lorraine, debes mantener tu corazón entero.Él limpió sus lágrimas—No puedo… —Yo creo en ti, y mamá también, cree en nosotros, por favor, y en ti.Ella asintió—Y… papá… ¿Él vino aquí?—Bruce ya no será nuestro padre, Lorraine, Bruce le dará el divorcio a mamá, se alejará, nunca más volverá a dañarte.Lorraine sonrió con tristeza.La enfermera volvió y le dio la medicina que la durmió. John salió y encontró a su madre.—¿Cómo está?—Mejor, la vi un poco tranquila.—El doctor me dijo que hay un hospital en Suiza, donde pueden hacerle una operación, pero, deberá esperar por lo menos
—¡¿Qué dices?! ¡No entiendo nada! ¡¿Amy Lang la culpable de todo?! —exclamó con duda —¿Acaso no fue ella quien te empujó por las escaleras y perdiste al hijo de mi hermano? ¿Acaso no fue ella quien incitó al señor Lang a que te obligaran a casarte con tu esposa? ¡Ella es quien arruinó sus vidas! Y pagará por ello, la haré pagar por todo el sufrimiento de Kenneth —exclamó con las manos en un puño, el rostro lleno de furia. Julia le miró atónita, sentía que le faltaba el aliento. —¿Cómo sabes todo eso? ¿Kenneth te lo contó? John la miró con rabia y negó. —Kenneth murió con esa m*****a carta, la que le escribiste contándolo todo, Kenneth la tenía en sus manos, luego de dispararse en la cabeza, Julia Lang cubrió su boca, aterrorizada de escuchar sus palabras —¡Se disparó! ¡Kenneth! —¿Por qué te casaste? ¿Por qué no esperaste a Kenneth? ¡¿Por qué?! —exclamó John tomándola del brazo con fuerza Julia sintió mucho temor, ese hombre podría ser un loco, si supiera la verdad, ella no ten
John tomó un taxi, pronto llegó al hospital, su madre estaba ahí, lo miró con duda —Hijo, no dormiste nada, ¿Qué es lo que pasa? —Tengo que hablar contigo —dijo Kenneth con seguridad Fedora le miró con duda y fueron a la cafetería. Bruce estaba en esa habitación de hotel, estaba furioso. —¡Maldita seas, Lorraine! Chismosa, no debiste decir nada, juro que me lo pagarás —sentenció—. No te divorciarás de mí, Fedora, no me quitarás mi apellido, ni mi dinero, no me quitarás nada de lo que es mío, soportarte por estos años, merezco todo, por soportar tu insípida cara, ¡Maldita! Juro que lo pagarás caro. Tocaron la puerta y miró a ese hombre ahí, lo tomó del cuello y lo hizo entrar. —Escúchame bien, Friedrich Hamin, me debes muchas, gracias a mí no te metieron en la cárcel cuando mataste a ese hombre que atropellaste. El joven sintió que palidecía, que le faltaba la respiración. —¡¿Qué es lo que quieres, Bruce?! —Me ayudarás a nunca salir de los Leeman. —¿Qué haré? —Ahora irás al
—¡Estoy un poco cansado, madre! Por favor, no me hagas caso.Fedora miró a su hijo, tal como si mirara a un extraño.—Solo quiero que estés bien, Kenneth.—Debo ir a la isla, debo pagar unas deudas, tengo un capital invertido ahí, y no quiero perderlo.—Pero, hijo, no lo necesitas, eres un Leeman.—Quiero valerme por mí mismo, no por los demás.Fedora asintió y tomó su mano—Estoy orgullosa de ti, hijo. Estoy feliz de que te hayas casado con Amy, ella te hará muy feliz.—¿Y por qué no pensaste así de Julia?Fedora arrugó el ceño, confusa.—Kenneth, no puedes seguir pensando en Julia.—¿Y por qué no?—¡Julia es una…!—Disculpen —dijo una enfermera interrumpiendo—. El doctor quiere verlos en la habitación de la paciente Lorraine Leeman.Fedora y Kenneth se miraron y corrieron hasta ahí.Al llegar a la habitación, vieron a Lorraine junto al doctor, ella tenía una genuina sonrisa en sus labios—¡Madre! ¡Siento un hormigueo! ¡Madre! —exclamó con desesperaciónFedora sonrió con infinita feli
Fedora fue a casa, Claudette le ayudó a cuidar a Lorraine, mientras ella iba a cambiarse, el doctor le indicó que pronto, tal vez en un día o máximo dos, su hija sería dada de alta. Al llegar, observó a Bruce ahí, Fedora le miró con rabia. —¡¿Tú que haces aquí?! El hombre tenía una cara de póquer y una sonrisa perversa en sus labios. —Siéntate, querida, es hora de hablar. Fedora le miró con furia, odiaba su descaro. —¡No tenemos nada de que hablar! He dicho que te vas de aquí —sentenció determinada, Fedora intentó irse, pero sus palabras la detuvieron. —Sé donde está tu hija. Ella se giró y le miró con ojos bien grandes. —¿Qué has dicho? —Siéntate, querida Fedora, es hora de hablar. Fedora tomó asiento, para escuchar lo que ese hombre tenía por decir. —Tu padre te robó a tu hija, ¿Lo recuerdas? Diste a luz, viniste a casa, y eras feliz, te dormiste, y cuando despertaste, la niña no estaba en la cuna, no es coincidencia que yo estuviera de viaje, querida, todo fue planeado,
—¡Natalie está loca! Ella no supera la muerte de mí… Entiende, Amy, está mal y solo nos hará pasar malos ratos, te pido, por favor, que no la dejes volver a entrar en la casa. Amy le miró con duda, pero asintió. —Está bien. Bruce estaba en aquel bar, mirando a esa joven, que estaba frente a él. —¿Aprendiste todo lo que te dije? La chica asintió. —Muy bien, a partir de ahora te harás pasar por Mina, la hija de Fedora Leeman, y la gran heredera a su fortuna, pero no te equivoques, Mina, todo ese dinero es mío, y si actúas en mi contra, no dudaré en matarte ¿Lo entiendes? —Sí, lo entiendo, no lo traicionaré, solo no lastime a mi padre. Bruce sonrió. —Buena niña —dijo Fedora caminaba de un lado a otro en su despacho, ante la mirada de Steven, que no daba crédito a lo que ella decía. —Simplemente, no puede ser verdad, piensa, Fedora, ese hombre se atrevió a decir todo en este momento, eso solo puede ser un chantaje. —¿Y si no? —exclamó desesperada—. ¿Y si no es un chantaje? ¡Si