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Amy llegó a casa, escuchó los gritos de su padre y se detuvo.—¡Quiero que esa malagradecida! ¡Qué es mujerzuela salga de mi casa, ahora mismo!Claudette lloraba sin parar.Julia estaba frente a Jeremy, quien tenía una mano alzada a punto de pegarle.—Agradece que llevas a ese niño en el vientre, de lo contrario no te quedaría rostro para salir a la calle. ¡Arribista! ¡Mujerzuela!—¡Jeremy!—Escúchalo bien, me largo, cuando ese niño nazca, haré pruebas de paternidad si no es mío, juro que te mataré, te borraré ese bello rostro y nunca podrás salir de nuevo a la calle. Pero, si es mío, te lo quitaré.—¿Dejarás a tu hijo sin una madre?Él sonrió.—Lo prefiero sin una madre a que esté con una zorra como tú.Jeremy salió de prisa.—Ah, tienes las llaves del departamento aquí en Edimburgo, si te echan como un perro, tal como lo mereces, vivirás ahí hasta parir al bebé.Jeremy salió de prisa.Bajó las escaleras y Claudette intentó detenerlo.—Su hija sabe donde debe quedarse, ella firmó un p
John observó a Olivia, se veía tan triste y lamentó verla tan mal. —¿A dónde irás al llegar a Lorf? Ella le miró con temor, en realidad ni ella lo sabía. —No sé. —¿De qué huyes? ¿De quién huyes? Ella bajó la mirada. —De un hombre cruel que piensa que, porque soy mujer y estoy en el peor momento de mi vida, puede hacer conmigo lo que sea. Las lágrimas corrieron por su rostro. John la miró con dolor. Tomó su mano. —Déjame ayudarte. Si no tienes a donde ir, tengo mi casa en Lorf, sí, suena a locura, puedo ofrecerte quedarte en mi casa y yo me quedo en otra parte. Ella estuvo a punto de negarse, pero vio a su pequeño bebé, no tenía a donde ir, no tenía dinero, ni nada más. —Gracias, sí. John asintió despacio. Pronto bajaron del tren y tomaron el ferry a la isla. John miró atrás con una nostalgia que consumía en su rostro. —¿Estás bien? ¿Parece que dejas mucho aquí? John sonrió. —Sí, dejo mi alma y mi corazón en Edimburgo, todo se queda ahí. —¿Mal de amores? John sonrió co
Rhys despertó, se levantó del suelo, miró tan horrible escena y corrió a salvar a Lorraine, la sacó del agua y luchó por reanimarla, los empleados corrieron y llamaron a una ambulancia. Bruce salió corriendo, a toda prisa. Huyendo como un cobarde. —¡Deténganlo, es un asesino! ¡Él la empujó! —gritó Rhys, pero se había marchado. Cuando John bajó, Olivia le dijo que lo habían llamado, él estuvo por devolver la llamada, cuando entró una nueva llamada que él respondió. —¡Fedora! ¿Qué ha pasado? —exclamó asustado al escuchar su voz. Olivia se tensó, creyó lo peor, caminó y miró aquella fotografía, entonces lo supo todo, era una foto de Fedora y John, aunque ella no sabía que en realidad era Kenneth. —¡¿Qué dices?! ¿Cómo está? Iré a Edimburgo. Olivia miró a John cuando colgó la llamada. —¡Debo irme! —exclamó ella asustada John la miró atónito. —¿De que hablas, Olivia? Yo debo ir a Edimburgo, mi hermana Lorraine tuvo un accidente, está muy grave —dijo con la voz rota. Olivia abrió o
Cuando Amy abrió los ojos, lo primero que vio fue a John a su lado, tomando su mano, se estremeció y enderezó su postura. —¡¿Qué me pasó?! —Te desmayaste, estás bien, tranquila. —¿Llamaste a mi padre? —exclamó —No, pero, si lo quieres ya mismo lo llamo. —No —dijo —El doctor te hizo unos análisis, pronto los tendrán listos. Ella asintió. —¿Y ya puedo irme? —Si te sientes mejor, sí. Hablaré con el doctor. John se levantó y salió de ahí por un segundo. Buscó a la enfermera y le explicó. —Si la señora se siente bien, puede irse, los resultados de los exámenes le serán entregados mañana mismo, o también podríamos enviarlos por correo. —¿Podría enviarlos por correo y venir por ellos? —Sí. John se apuró a darle su correo electrónico. —Es que, ella es un poco olvidadiza, mejor así asegurar que lleguen a mí. La enfermera asintió y anotó su correo electrónico. John volvió con Amy, ella estaba sentada en la cama. —¿Cómo te sientes? Ella lo miró fijamente —Estaré bien, no te a
Fedora y John se quedaron en la clínica, mientras Olivia llevó a dormir a su bebé, era demasiado pequeño para estar ahí, y estaba agotado. —¿Cómo está Amy? —Mejor, todo lo que pasa es por mi culpa, mad… Fedora. Ella tomó su mano. —¿Sabes? Cuando supe que tú existías, fue cuando Kenneth era mayor, tendría unos quince o dieciséis años, cuando llorando me lo confesó, si lo hubiese sabido antes, yo te hubiese adoptado también, perdóname, John, por no poder hacerte feliz como a Kenneth. John la miró con ojos llenos de ternura. —Lo que tú hiciste por Kenneth todo este tiempo, eso fue suficiente para mí, lo hiciste feliz, le diste más de lo que él pudo tener en vida, pero, sobre todo, le diste amor de una madre, nada le hizo falta. —Pero, él no está. —No es por ti, y me ha tomado la vida comprender, que no fue por nadie, solo pro él, Kenneth lo decidió, por ser débil, por ser sumiso ante una mujer, y no amarse antes a él mismo. Julia Lang es una mujer malvada que no merece nada en la
Amelie intentó acercarse a Amy, pero ella retrocedió asustada.—¡Usted no es mi madre, no! —exclamóAmelie la miró con dolor, negó—Lo soy, querida.Su padre entró y vio a esa mujer, fue como ver al peor de los fantasmas ante él.—¡¿Qué haces aquí?! —exclamó con rabia al verlaAmy lloró.—Entonces, ¿Es verdad? ¿Esta mujer es la madre que me abandonó?—¡No te abandoné, hija! Fue tu padre quien me obligó a alejarme para poder casarse con Claudette.—¡Eso no es cierto!, —exclamó Claudette defensiva.—¡Mientes! Di la verdad, tenías un amante, me humillaste de la peor forma, no iba a permitir que siguieras a mi lado y enseñaras a tu hija tu horrible comportamiento. Te eché de mi lado, pero tú no te fuiste con las manos vacías, te di mucho dinero para que te fueras con tu amante y no dudaste en tomarlo.Las lágrimas de Amy cayeron por su rostro y tenía una mirada llena de decepción.—¡No...!—Váyase de aquí, señora, no tiene nada más que hacer aquí —sentenció Amy con firmeza.Amelie le miró
《 POV Amy: Siento que mi sangre arde, él me besa, no puedo negarme a John, es Kenneth, ahora puedo verlo, no puedo entender como pude confundirlos, la forma en que me mira, en que me toca, sus besos, su sonrisa, todo él no es Kenneth, nunca pudo ser él. John me despoja de mis ropas, estoy desnuda para él, me siento tan húmeda, tan necesitada. Su lengua acaricia mis pezones, me tortura de goce, me estremezco entre sus manos, gimo, jadeo, no puedo contenerme, sonríe, sus ojos son oscuros, me sonríe. Besa mis labios, su lengua me acerca, me llena de su sabor. —Eres mía —dice y su voz es tan seductora, despierta mis sentidos—. ¿Te gusta como te toco? No respondo, me da vergüenza admitir que me encanta como me toca, que enloquecía de goce entre sus brazos. Besa mi cuello, su mano baja a mi entrepierna, palpa mi humedad, me acaricia y me tenso, tiemblo, jadeo, no puedo controlarme. Se aprovecha al verme tan excitada, se quita la ropa interior, abro mis piernas, y siento su virilidad, hu
John entró a la habitación de Lorraine, la vio en la cama, estaba despierta, sonrió al verlo. —¡Hermano! —Lorraine. —Mi hermano John, ¿Viniste por mí? Él asintió sonriente —Sí, cariño, bien pro ti, debes ser fuerte y valiente, pronto saldrás de aquí. Lorraine tenía una voz débil y susurrante. —Pronto me operarán, el doctor piensa que puedo volver a caminar, pero… hay setenta posibilidades, estoy esperanzada, hermano, lo lograré. John sonrió, y sus ojos se volvieron brillantes. Fedora los miró con ternura, aunque por dentro moría de miedo. El doctor le dijo que a pesar de que había amplias posibilidades de que Lorraine se recuperara, también había posibilidades de que no resistiera la operación y podría morir, Fedora no quería creer en eso, no podría resistirlo, y al mismo tiempo nunca cortaría las alas de su hija, ella quería volver a caminar. Cuando Fedora y John salieron, ella le explicó, John tomó su mano. —Debemos mantener la fe, no podemos decaer ante Lorraine, debemos