《 POV Amy: Siento que mi sangre arde, él me besa, no puedo negarme a John, es Kenneth, ahora puedo verlo, no puedo entender como pude confundirlos, la forma en que me mira, en que me toca, sus besos, su sonrisa, todo él no es Kenneth, nunca pudo ser él. John me despoja de mis ropas, estoy desnuda para él, me siento tan húmeda, tan necesitada. Su lengua acaricia mis pezones, me tortura de goce, me estremezco entre sus manos, gimo, jadeo, no puedo contenerme, sonríe, sus ojos son oscuros, me sonríe. Besa mis labios, su lengua me acerca, me llena de su sabor. —Eres mía —dice y su voz es tan seductora, despierta mis sentidos—. ¿Te gusta como te toco? No respondo, me da vergüenza admitir que me encanta como me toca, que enloquecía de goce entre sus brazos. Besa mi cuello, su mano baja a mi entrepierna, palpa mi humedad, me acaricia y me tenso, tiemblo, jadeo, no puedo controlarme. Se aprovecha al verme tan excitada, se quita la ropa interior, abro mis piernas, y siento su virilidad, hu
John entró a la habitación de Lorraine, la vio en la cama, estaba despierta, sonrió al verlo. —¡Hermano! —Lorraine. —Mi hermano John, ¿Viniste por mí? Él asintió sonriente —Sí, cariño, bien pro ti, debes ser fuerte y valiente, pronto saldrás de aquí. Lorraine tenía una voz débil y susurrante. —Pronto me operarán, el doctor piensa que puedo volver a caminar, pero… hay setenta posibilidades, estoy esperanzada, hermano, lo lograré. John sonrió, y sus ojos se volvieron brillantes. Fedora los miró con ternura, aunque por dentro moría de miedo. El doctor le dijo que a pesar de que había amplias posibilidades de que Lorraine se recuperara, también había posibilidades de que no resistiera la operación y podría morir, Fedora no quería creer en eso, no podría resistirlo, y al mismo tiempo nunca cortaría las alas de su hija, ella quería volver a caminar. Cuando Fedora y John salieron, ella le explicó, John tomó su mano. —Debemos mantener la fe, no podemos decaer ante Lorraine, debemos
Dos meses después. John estaba en la oficina de la empresa, esperaba que ese hombre llegara, y seguro tendrían un gran enfrentamiento, estaba preparado para todo. No habían encontrado aún al miserable de Bruce, era como si la tierra lo hubiese tragado, pero, la policía seguía buscándolo por intento de homicidio contra Lorraine, ella ahora estaba en casa, pronto sería su operación. La puerta se abrió, y la secretaria hizo entrar a ese hombre. John se levantó, le tendió la mano, pero pudo ver aún el rencor brillar en los ojos de Dave Lang. —¿Que ees lo que quieres? —No lo cite para pelear, creo que, sabe que ahora estoy presidiendo la empresa de mi madre. —Fedora es una mujer muy generosa, e ingenua, pero si es su decisión, está bien, sigo en mi idea, quiero que cortemos con la sociedad. John sintió pesar de que pensara así. —Señor Lang, entienda que esto, lo perjudica más a usted que a nosotros, tengo un proveedor que me surtirá de whisky para seguir mi trabajo, pero, usted no t
Amy volvió a casa, al llegar recibió la visita de Khan Ferguson, le sorprendió saber que ese hombre aún se encontraba en Edimburgo y no en la Isla, donde tenía sus negocios. Estaban solos, él tomó su mano, su mirada era siempre pacífica, encantadora, pero Amy podía ver más allá, algo que simplemente no terminaba de convencerle, algo que no le gustaba. —Estoy bien, gracias por preguntar. —He pensado mucho en ti, hasta soñé contigo. A ella no le gustó que él dijera eso, consideró que era muy atrevido. Amy se puso de pie y dio la vuelta, dándole la espalda. —Khan, yo… estoy embarazada, espero un hijo de John. Los ojos de Khan se abrieron grandes y rabiosos, sus manos era un puño de furia que apenas contenía, ella no pudo notarlo. —¡¿Qué has dicho?! ¡Amy! Tú no puedes volver con ese hombre, no después de la forma en que te traicionó —él tomó sus hombros, ella aún estaba dándole la espalda—; ¡Cásate conmigo! Deja que me haga cargo de ti y de tu bebé, no dejes que él críe a tu hijo y
Amy fue al cuarto de baño. Khan, que sintió vergüenza de ser abandonado, escapó de la pista de baile de inmediato. John terminó el baile y llevó a Olivia a la mesa. —¿A dónde vas? —exclamó —A buscar a mi esposa. John dio la vuelta y fue a toda prisa a buscar a Amy. Cuando llegó al cuarto de baño vio a una mujer salir. —Disculpe, ¿Hay una mujer dentro? Quiero decir, una mujer de cabellos oscuros rizados, y ojos azules, piel blanca, con un vestido dorado. —Sí. Solo está ella. —Gracias. John miró a todos lados, y de pronto entró al cuarto de baño. Amy limpiaba sus lágrimas, y cuando lo vio ahí se quedó perpleja. —¡¿Qué crees que haces?! —exclamó enojada —Amy, quería ver que estabas bien. —¿Y qué te importa? Ah, ya sé, ¿Te piensas que me duele verte con otra? A mí no me importa lo que hagas. Ella estuvo por salir cuando se detuvo. —Pero ¿Sabes algo? ¡Me das asco! Olivia podría ser tu hermana, pero, tu ambición no tiene límites. John la detuvo. —No hay nada entre ella y yo
Amy detuvo el beso, sintió que era débil ante John, y él limpió sus lágrimas, viéndola con amor. —Amy… —Mañana es el primer ultrasonido, si quieres estar ahí, puedes hacerlo. John sonrió emocionado. —¡Calor que sí! ¡Claro que todo lo que quiero es estar ahí! ¿A qué hora y dónde será? —A las diez de la mañana, te enviaré la dirección por mensaje de texto, ahora ya debo irme. —Quédate, no te vayas, quédate conmigo —suplicó con la mirada llena de anhelo. —No, quiero descansar en casa. Él lo aceptó. —Déjame llevarte. —Me iré sola, tengo a mi chofer aquí. John la llevó hasta su auto y la vio irse. Sonrió al volver a la gala, pero antes, pensó en Amy y en su hijo: «¡Dios mío! Tengo una gran esperanza, y nunca he sido el hombre que viva de una, pero, solo por hoy, quiero agarrarme de esta esperanza de amor, por favor. Dios, ayúdame, que pueda recuperar a mi mujer y a mi hijo, que tengamos una buena vida feliz, te prometo que haré lo que juré nunca hacer, volveré al orfanato, juro
Amy miró a John con compasión, su corazón era tan cálido, pero sintió que dentro suyo el dolor seguía emergiendo, el pasado se había apilado sobre ellos aplastándolos. —John —ella acunó su rostro e hizo que se levantara, él miró sus ojos—. No puedo decirte que te perdono ahora, y si lo hiciera, te mentiría, no puedo hacer algo que simplemente no siento, no me nace. Tampoco te odio, pero hay una parte de mi herida, supongo que algún día sanará, no puedo forzarlo, lo que debes saber es que no te odio, ni te rechazo, también estoy feliz, me has dado lo mejor de mi vida, más allá de la estúpida venganza o del esposo de reemplazo. Lo que nos une ahora, ya es inquebrantable. John miró su rostro con infinita ternura, no pensó más y besó sus labios con dulzura, con amor, ella respondió. El móvil resonó, y cuando lo sacó, Amy pudo ver que era Oliva quien llamaba. —Contéstale, o no puedes hacerlo delante de mí —exclamó molesta, recelosa. John la miró con perplejidad, sonrió, respondió en al
—¡¿Qué dices, Khan?! ¡No! Eso no es cierto, ¿Por qué haces esto? —¡Amy! —Basta, tú eres un gran amigo, nada más —sentenció ella con rabia al escuchar sus mentiras John miró al tipo con rabia, pero también con una burla en el rostro. —Deja tus cuentos chinos, Khan, mejor felicítanos, nuestros bebés están sanos, y hermosos. —¿Bebés? —exclamó sorprendido —Sí, tendremos gemelos. Khan sintió la rabia en su corazón. —Felicidades. —Bueno, Khan llegas en un mal momento, Amy y yo tenemos algo que hacer, pero, puedes ir y comprarnos un hermoso regalo para nuestro bebé, ah, y que sea doble, por favor. John tomó a Amy de la cintura llevándola, para ir a su lado. Ella solo lo obedeció y pronto se alejaron al auto de él. —¿Y mi auto? —Enviaré a un chofer de mi madre por él, por favor, vámonos. Ella subió al auto y él condujo. —¿A dónde vamos, John? —Vamos a ver lo de Julia, quiero que seas parte de mí, Amy, parte de todo esto. Ella lo miró con ojos grandes, sorprendida. —Debo hacer