James es uno de los hombres más ricos del país y con solo treinta y cinco años, es el principal candidato a heredar una de las compañías más exitosas en el mundo empresarial. Es además muy atractivo e inteligente, por lo que se siente un semidiós. Pero es frío, sin sentimientos, arrogante y cree que puede tenerlo todo, con solo desearlo. En su camino al éxito ha aprendido a no confiar con facilidad en las personas y si existe alguien a quien odie más en el mundo, esa es sin duda Emma; una simple secretaria, carente de atributos y del sentido de la moda, de carácter fuerte, que se atreve a desafiarlo abiertamente solo por ser la favorita de su abuelo.
Se odian y detestan la idea de estar cerca el uno del otro, pero en una jugada del destino terminarán bajo el mismo techo, fingiendo ser un matrimonio feliz para sobrevivir a las adversidades a las que fueron arrastrados.—Solo quería aclarar, que te odio y el hecho de que estaremos juntos ahora, no quiere decir que algo puede pasar entre nosotros ¡Entendiste!—Sería un demente si llegara a pensar en eso, no eres la clase de mujer que miraría.—Me alegra saberlo.—¿Y eso que quiere decir?—Que tampoco eres mi tipo y ni con todos tus millones podrías conseguir que te mire con amor.—Es la mejor noticia que he podido escuchar en estos días. El solo pensar que tenga que tocarte me da asco.—Definitivamente terminarás muerto antes de tiempo. ¡Maldito estúpido!—¿Y crees que me importa?Es más fácil entrar a una jaula de leones hambrientos, que esperar que ellos se lleven bien en la convivencia, pero nada es lo que parece. Los secretos que guardan son la clave para curar sus heridas del pasado y recuperar la felicidad perdida. Sin embargo su lucha verdadera estará cuando el amor aparezca y…¿Creen que puedan llegar a amarse?Desde que hace su ingreso a la empresaB&MIngeniería y construcción, todas las miradas se posan en la elegancia y arrogancia de James Brown, que caminando con una mano en el bolsillocuálsi estuviese en una pasarela se dirige al ascensor, sin mirar ni saludar a nadie. Pero eso sí, pobre de aquel que hoce no saludarlo, con solo una mirada suya, sabe queestáfuera de la empresa. Los últimos años, aprendido a reconocer sus voces y observarlos detenidamente; cada gesto, cada murmullo en su contra les costara su puesto de trabajo, sea quien sea, puede considerarse fuera cuando él deja la clásica frase “Soy su superior y lo único que exijo de ustedes es el respeto” y lleva esa mirada fría hacia su víctima.Después de eso ni siquiera el arrodillarse y besar sus pies son suficientes para hacerlo cambiar de opinión.&nbs
—¡No, no, no! ¡Todo menos eso! —grita James poniéndose de pie.—A mí tampoco me agrada la idea de estar cerca de su alteza real, pero una cosa es el trabajo y otra muy diferente el trato personal, debería aprender a diferenciarlas. —expresa ella muy calmada sentada en su silla, pero por dentro el corazón le latía con fuerza y un escalofrío la recorría por completo. Algo la hacía temer, puede que todos esos años tratándolo como se merece de vez en cuando no era nada, pero ahora pasaría junto a él las veinticuatro horas del día. Eso sería un verdadero suicidio.—Envía a otro en mi lugar, con esta no voy ni a la esquina.—Le repito que esta, tiene un nombre señor James Brown Wilson.—¡Laestásescuchando! —Vuelve a levantar la voz, dirigiéndose a su abuelo sin p
—¿Cómo pueda ser tan despreciable? —Dice Emma levanta la mirada llorosa haciaElliot, que la mira indiferente. —¿Por qué a mí?—Porque nunca debiste cruzarte en el camino de los Brown.—¿De qué está hablando?—De lo que te sucedió hace once años—expresa el viejo con frialdad.Esa frase le golpeó el corazón, fue como si estuviese siendo arrastrada a ese oscuro suceso, toda esa pesadilla regresaba y las lágrimas brotaron cuál manantial, intenta deshacerse del miedo olvidado, pero es inevitable. Su cuerpo tiembla y la mirada del viejo, le seguía apuñalando el corazón, los gritos aterradores de aquella noche vuelven a resonar en su cabeza, el asco, las palabras de aquel hombre, esa voz que creyó haber olvidado reaparecía haciéndola temblar.
Hendersonsonríe y lo mira indiferente.—No puedo creer lo que dice. Pero si ya lo ha decidido me iré, más, quiero recalcarle que no está echándome, sino que renuncio.—Mal agradecido ¡lárgate! —Dice el viejo poniéndose de pie.El abogado camina hacia la puerta, peroElliottenía que dejar su amenaza, no puede darse el lujo de perder a su mejor hombre en el campo.—Recuerda por qué estás aquí en primer lugar, si te vas, debes afrontar las consecuencias, y sabes que no hay roca que no pueda mover para encontrar a los tuyos y matarlos como perros sarnosos.Hendersontraga saliva y frunce el ceño. Respira hondo y apretando los puños se aleja de la puerta y camina de regreso a su escritorio.—Bien—Expresa el viejo —, eso es lo que creí. Ve y termina de coordinar el viaje, pero
Al salir de la constructora, Emma se dirige a la casa de salud donde se encontraba su madre. Fue internada ahí porElliotdos años después de que su padre muriese. En ese entonces estuvo muy agradecida con ese miserable y fue tan feliz cuando pudo contar con su apoyo para continuar con sus estudios ante la ausencia de sus padres. Desde esa fecha ella se puso sobre los hombros a la familia Díaz. Lloro por dentro y se esforzó el triple para poder ser profesional y seguir costeando la salud de su madre.Hubo cosas que no entendía de la repentina locura de su mamá, sus cambios de humor tras la muerte de su esposo, las noches en vela llorando. La agresividad cada vez que lo veía.Si bien ha mejorado los últimos años y la reconoce a ella y a su hijo William, el shock traumático vivido no le permite continuar con su vida.Se acuerda de sus amigos de barrio, sus vecinos, sin embargo, sigue
La conversación con el padre Amaro no la hizo cambiar de opinión, pero alivió un poco su corazón. Luego hablo con su madre y le pidió perdón por no creerle. Compartió con ella unas horas y al volver a casa, decide visitar aJenna, su amiga, vecina y madrina de William. Ella administra un prestigioso salón de belleza en centro de la ciudad. Le hace una llamada de camino a su local.Unos minutos después, esta frente a su establecimiento.—¡Amiga, que sorpresa! Cuando me dijiste que vendría no podía creerlo ¡Adelante! —Expresa emocionada dejándola pasar.—Decisión de último minuto.—Pero, qué cara traes mujer —Dice al fijarse ensu tristeza— ¿Pasó algo?—No exactamente, mañana tendré un viaje de negocios a Holanda con James.—¿Qué? —Se emociona—El papacito estirado viajará contigo ¿Escuche bien?—Sí, y necesito un cambio radical en mi personalidad.—¡Oh! Ya veo —La codea—Después de todo, si te gustaba ese bombón.La lleva hasta una de las sillas
La mañana había llegado y Emma con su nueva personalidad se dirige al Aeropuerto Internacional de San Francisco muy temprano, es la primera en llegar y sentarse a disfrutar de la vista y de la mirada de los hombres que le sonreían al pasarjunto a ella. Se sentía toda una diosa, casi irreconocible.Unos minutos después ve llegar aHenderson, esta frente a ella y parece no reconocerla, con desaparición parece buscarla con la mirada por todos lados, ella le sonríe para que la viese, pero en definitiva no la reconoce. Poco después le hace una llamada.—Buenos días, señorita Emma, ¿Dónde está? El vuelo no tarda en salir.—Llegue hace una hora licenciado, estoy sentada en el mismo lugar que acordamos, aquí, frente a usted—levanto la mano para saludarlo y él se acerca sin poder creer que sea ella.—Yo... No la reconocí — expresa aún con el teléfono en la mano.—Buenos días — responde ella apartando el teléfono de su oreja para guardarlo. —Lamento que no me hay
En cuanto entro al baño, Emma respira nerviosa y lleva su mano al pecho, su corazón late descontrolado, sus manos tiemblan, al igual que sus piernas, siente que la vista se le nubla, no cree que de su boca hayan salido esas palabras. James en verdad estaba rojo, quizás de ira o de vergüenza, talvez de la importancia de no poder imponer su santa voluntad en ella.Corre al espejo y se mira unos segundos. Esa mujer no era la misma niña boba que soñaba con encontrar el verdadero amor y casarse de blanco, ahora era la chica mala que empezaba a desquiciar a James Brown y hacerlo perder la cabeza por conseguir acceso a su corazón.—Haré que supliques tenerme en tu cama, lo juro. Me convertiré en tu obsesión más grande, tu deseo más dulce y prohibido.Minutos después sale encontrándose con Connor—Hola preciosa. Vi que tu jefe corrió tras de ti, quería saber si necesitabas ayuda,—Puedo defenderme sola. Gracias.—Pocas son las mujeres que tienen carácter como el tuyo.