—¡No, no, no! ¡Todo menos eso! —grita James poniéndose de pie.
—A mí tampoco me agrada la idea de estar cerca de su alteza real, pero una cosa es el trabajo y otra muy diferente el trato personal, debería aprender a diferenciarlas. —expresa ella muy calmada sentada en su silla, pero por dentro el corazón le latía con fuerza y un escalofrío la recorría por completo. Algo la hacía temer, puede que todos esos años tratándolo como se merece de vez en cuando no era nada, pero ahora pasaría junto a él las veinticuatro horas del día. Eso sería un verdadero suicidio.—Envía a otro en mi lugar, con esta no voy ni a la esquina.—Le repito que esta, tiene un nombre señor James Brown Wilson.—¡La estás escuchando! —Vuelve a levantar la voz, dirigiéndose a su abuelo sin prestarle atención. —Me volverá loco.—La decisión está tomada James. Los pasajes ya están comprados y las reservaciones en el hotel están hechas, te guste o no, irás a Holanda con Emma y esa es mi última palabra.—¡No! Lo siento abuelo, no puedo ir con ella.Sin decir más, sale de la oficina hecho una fiera, cerrando la puerta de un portazo.—Lamento que… —expresa ella apenada.—No te disculpes por sus malos modales, querida. Mañana estará en el avión. Pero antes tenemos que firmar algunos acuerdos del viaje.Emma se quedó un poco desorientada viendo como el anciano llevaba sus manos a unos de los cajones del escritorio, saca un folder delgado color verde y lo coloca frente a ella.—¿Qué es esto? —lo toca intentando abrirlo.—No lo abras aún —La detiene — esperemos unos minutos más, dándole tiempo a que llegue el licenciado Henderson.Eso la sobresalta, el abogado Henderson, era el más importante de la empresa y la familia Brown, ellos contaban con un centenar de abogados a su mando, pero él, era el número uno, cuando aprecia era para arreglar problemas que luego al salir a la luz eran minimizados, era el más eficiente, casi todos temían estar en su mira. ¿Qué era eso tan importante que la involucraría?—¿Cómo sigue William y tu madre?—Mi madre está más tranquila y… mi hermano está muy bien, señor. Gracias por preguntar.—Me alegra saber que tienen salud. —sonríe.Se miran unos segundos, Emma no sabía cómo, pero había algo en mirada de Elliot que la estremecía, su corazón latía fuerte, como avisándole de algo no tan agradable y cuando llaman a la puerta fue inevitable no sentir que los pelos se le ponen de punta.—justo a tiempo— dice Elliot mirando su reloj —¡Adelante!El licenciado Henderson hace su entrada, la mira de reojo y la saluda, ella responde un poco temerosa. Le entrega un sobre crema, dejando un “La información que requería, ya verificada” Y mientras el jefe lo examina, el licenciado ocupa la silla vacía, cruza la pierna y se pone cómodo, llevando al vista al viejo que echa un rápido vistazo a las hojas.Emma permanece inmóvil, sin dejar de sentir miedo y unos minutos después, el viejo levanta la vista.—¡Bien! Parece que todo está en orden, ya podemos empezar. Abre la carpeta —Le pide mirando a una asustada Emma.¿Qué podría ser? ¿Por qué sus manos temblaban y su corazón parecía salirse por su garganta? Ante la mirada atenta del licenciado y su jefe, empieza a leer y a cada línea que pasaba su cara se llenaba de indignación. Lo que sus ojos veían era demasiado ridículo. No quiso seguir leyendo, cierra el folder y los mira.—No creo que sea necesario este acuerdo, señores. Me parece descabellado que piensen que algún día yo podría…—Lo sé, querida —Dice Elliot —Solo me aseguro de que una mujer como tú, nunca entre a mi familia.¿Qué cosa? Emma frunce el ceño y despierta esa fiera dormida en su interior, jamás pensó que el hombre que por muchos años la ha protegido y le ha enseñado muchas cosas, le hablará de esa manera, cuando todos esos años se ha comportado como un verdadero padre.—Creo que no escuché bien, señor ¿Acaso…?—Hay que dejar las cosas claras, Emma. —la silencia—El que te haya acogido como una aprendiz, no significa que seas digan de entrar a mi familia.—Nunca quise eso, señor. —Expresa un poco molesta. —estoy agradecida por todo lo que me ha brindado, pero mi intención jamás ha sido ser parte de los Brown.—Me alegra saberlo, pequeña. Después de todo, no me he equivocado con elegirte. Pero, estás aquí por dos grandes razones. La primera; por un simple capricho del destino. Y la segunda; porque consideré prudente aprovecharte para fines mayores.—¿Cuáles son esos fines, señor? —pregunta haciendo puños en sus manos.Se pone de pie y camina hacia la ventana, cruza sus brazos por la espalda uniendo sus manos. Tras unos segundos en silencio vuelve a mirarla.—Eres fuerte, capaz de lograr lo que propongas, decidía, inteligente y has evolucionado mucho los últimos diez años. El prepararte fue mi elección, pero el que aprendieras tan rápido fue porque en el fondo, aspiras a más que podriste tras un pupitre bajo la orden de alguien.—No le permito que me hable de esta manera, señor. —Eleva el tono de voz, levantándose y golpeado el pupitre, haciendo que el viejo lleve sus ojos a ella. —Si existe un costo por lo aprendido, solo dígalo.—Tendrás que pagar con tu propia vida.—Es un demente. No pienso seguir escuchando una sola palabra más. —después de un nuevo golpe sobre el escritorio, se gira para retirarse.—Si das un paso más, lo lamentarás —Expresa Elliot deteniéndola.—¿Qué es lo que quiere de mí? —regresa hecha una fiera —¿Qué firme esta estupidez? —levanta el folder del escritorio. —Pues no lo haré, ni con todo el oro del mundo podría soportar a alguien como James a mi lado. Creí que me conocía, pero ahora me doy cuenta de que no es así. Es igual a todos los millonarios, que creen que pueden comprarlo todo. —Lanza el folder sobre el escritorio.—Todos tienen un precio, Emma y sé cuál es el tuyo. —Dice Elliot.—Yo no tengo precio, señor. Se sigue equivocando conmigo.Henderson, por su parte, ha estado presenciando la escena en silencio, hasta que al fin toma la palabra.—Disculpen, pero nos estamos dilatando en el tema, señor —Se pone de pie, acomodándose el saco — cada segundo que se pierde en esta discusión sin salida, es vital para nuestros intereses. ¡Señorita, Emma! —la mira —Por qué no termina de leer el contrato y lo firma, para poder pasar al siguiente tema.—No firmaré nada y no pueden obligarme hacerlo, porque no pienso ir a ese estúpido viaje. —responde ella muy segura.—Hasta el momento, has dicho y hecho lo que has querido en esta empresa solo porque yo lo he permitido. —Agrega el jefe— Pero eso va a cambiar. —Coloca las manos sobre el escritorio y lanza esa mirada desafiante y ruin que hace que su corazón se detenga del temor. —Firmarás este contrato y cumplirás las condiciones que ahí se estipulan o perderás a quienes amas.—No le tengo miedo a sus amenazas. Como usted mismo lo ha dicho, puedo ser capaz de lograr lo que me proponga y si eso es destruirlo, lo haré.—¿Crees que tus palabras logran algún efecto en mí? ¡Claro que no! — Expresa el viejo con frialdad, entregándole a Emma el sobre crema. —¡Ábrelo! Y contempla el precio que tiene tu vida.Un escalofrío vuelve a envolver a la dulce chica al abrirlo, saca una de las hojas y se dispone a leer, entonces una daga le atraviesa el corazón, sintiendo perder el aliento ve aterrada hacerse realidad su peor pesadilla.—supongo que no hace faltan las palabras, Emma. —dice Henderson abriendo el folder verde y colocando a su costado un bolígrafo. —Puedes tomar asiento y volver a leer el contrato, si necesitas poner alguna condición extra para sentir mayor equilibro, no hay problema, estamos dispuestos a negociar.Sin escucharlo, Emma cierra los ojos y se desploma en la silla, unas lágrimas ruedan por sus mejillas mientras sus manos temblorosas siguen sosteniendo el sobre.—¿Cómo pueda ser tan despreciable? —Dice Emma levanta la mirada llorosa haciaElliot, que la mira indiferente. —¿Por qué a mí?—Porque nunca debiste cruzarte en el camino de los Brown.—¿De qué está hablando?—De lo que te sucedió hace once años—expresa el viejo con frialdad.Esa frase le golpeó el corazón, fue como si estuviese siendo arrastrada a ese oscuro suceso, toda esa pesadilla regresaba y las lágrimas brotaron cuál manantial, intenta deshacerse del miedo olvidado, pero es inevitable. Su cuerpo tiembla y la mirada del viejo, le seguía apuñalando el corazón, los gritos aterradores de aquella noche vuelven a resonar en su cabeza, el asco, las palabras de aquel hombre, esa voz que creyó haber olvidado reaparecía haciéndola temblar.
Hendersonsonríe y lo mira indiferente.—No puedo creer lo que dice. Pero si ya lo ha decidido me iré, más, quiero recalcarle que no está echándome, sino que renuncio.—Mal agradecido ¡lárgate! —Dice el viejo poniéndose de pie.El abogado camina hacia la puerta, peroElliottenía que dejar su amenaza, no puede darse el lujo de perder a su mejor hombre en el campo.—Recuerda por qué estás aquí en primer lugar, si te vas, debes afrontar las consecuencias, y sabes que no hay roca que no pueda mover para encontrar a los tuyos y matarlos como perros sarnosos.Hendersontraga saliva y frunce el ceño. Respira hondo y apretando los puños se aleja de la puerta y camina de regreso a su escritorio.—Bien—Expresa el viejo —, eso es lo que creí. Ve y termina de coordinar el viaje, pero
Al salir de la constructora, Emma se dirige a la casa de salud donde se encontraba su madre. Fue internada ahí porElliotdos años después de que su padre muriese. En ese entonces estuvo muy agradecida con ese miserable y fue tan feliz cuando pudo contar con su apoyo para continuar con sus estudios ante la ausencia de sus padres. Desde esa fecha ella se puso sobre los hombros a la familia Díaz. Lloro por dentro y se esforzó el triple para poder ser profesional y seguir costeando la salud de su madre.Hubo cosas que no entendía de la repentina locura de su mamá, sus cambios de humor tras la muerte de su esposo, las noches en vela llorando. La agresividad cada vez que lo veía.Si bien ha mejorado los últimos años y la reconoce a ella y a su hijo William, el shock traumático vivido no le permite continuar con su vida.Se acuerda de sus amigos de barrio, sus vecinos, sin embargo, sigue
La conversación con el padre Amaro no la hizo cambiar de opinión, pero alivió un poco su corazón. Luego hablo con su madre y le pidió perdón por no creerle. Compartió con ella unas horas y al volver a casa, decide visitar aJenna, su amiga, vecina y madrina de William. Ella administra un prestigioso salón de belleza en centro de la ciudad. Le hace una llamada de camino a su local.Unos minutos después, esta frente a su establecimiento.—¡Amiga, que sorpresa! Cuando me dijiste que vendría no podía creerlo ¡Adelante! —Expresa emocionada dejándola pasar.—Decisión de último minuto.—Pero, qué cara traes mujer —Dice al fijarse ensu tristeza— ¿Pasó algo?—No exactamente, mañana tendré un viaje de negocios a Holanda con James.—¿Qué? —Se emociona—El papacito estirado viajará contigo ¿Escuche bien?—Sí, y necesito un cambio radical en mi personalidad.—¡Oh! Ya veo —La codea—Después de todo, si te gustaba ese bombón.La lleva hasta una de las sillas
La mañana había llegado y Emma con su nueva personalidad se dirige al Aeropuerto Internacional de San Francisco muy temprano, es la primera en llegar y sentarse a disfrutar de la vista y de la mirada de los hombres que le sonreían al pasarjunto a ella. Se sentía toda una diosa, casi irreconocible.Unos minutos después ve llegar aHenderson, esta frente a ella y parece no reconocerla, con desaparición parece buscarla con la mirada por todos lados, ella le sonríe para que la viese, pero en definitiva no la reconoce. Poco después le hace una llamada.—Buenos días, señorita Emma, ¿Dónde está? El vuelo no tarda en salir.—Llegue hace una hora licenciado, estoy sentada en el mismo lugar que acordamos, aquí, frente a usted—levanto la mano para saludarlo y él se acerca sin poder creer que sea ella.—Yo... No la reconocí — expresa aún con el teléfono en la mano.—Buenos días — responde ella apartando el teléfono de su oreja para guardarlo. —Lamento que no me hay
En cuanto entro al baño, Emma respira nerviosa y lleva su mano al pecho, su corazón late descontrolado, sus manos tiemblan, al igual que sus piernas, siente que la vista se le nubla, no cree que de su boca hayan salido esas palabras. James en verdad estaba rojo, quizás de ira o de vergüenza, talvez de la importancia de no poder imponer su santa voluntad en ella.Corre al espejo y se mira unos segundos. Esa mujer no era la misma niña boba que soñaba con encontrar el verdadero amor y casarse de blanco, ahora era la chica mala que empezaba a desquiciar a James Brown y hacerlo perder la cabeza por conseguir acceso a su corazón.—Haré que supliques tenerme en tu cama, lo juro. Me convertiré en tu obsesión más grande, tu deseo más dulce y prohibido.Minutos después sale encontrándose con Connor—Hola preciosa. Vi que tu jefe corrió tras de ti, quería saber si necesitabas ayuda,—Puedo defenderme sola. Gracias.—Pocas son las mujeres que tienen carácter como el tuyo.
Al llegar al hotel, James esperaba en la puerta.Hendersonno dice nada, baja en silencio las maletas y las carga hasta la recepción donde esperan para recibir las llaves de sus habitaciones.Los chicos carismáticos no tardan en llegar haciendo que James empiece a perder la cordura.CuandoHendersonpide las reservaciones, solo le entregan dos llaves.—¿Compartiremos habitaciones? —expresa muy enojado,—Órdenesde su abuelo,—Me vale m****a lo que diga el abuelo, pide una habitación más —exige James ante la mirada de felicidad de Emma.—Lo siento ya no hay habitaciones disponles—dice el encargado.—¿Cómo es eso posible? Debehaber alguna por ahí —Vuelve a alterarse.—Deja de ser tan infantil, tu actitud en verdad molesta. Si no quieres compartir tu espacio conmigo, seré yo al que pida alojamiento en otro lugar estoy segurade quemuchos querrán brindarme alojamiento.—Nosotros estaremos felices de tenerte —dice Con
Al juego al que se adentraban era muy peligroso, esa primera noche fue difícil de sobrellevar. James recordada cada segundo de esa manera sexy de desvestirse y su erección crecía, su perfume parecía perseguirlo atormentando sus sentidos.Unas horas después ambos se quedaron dormidos y el despertar fue una nueva proeza. La lucha por ser el primero en tomar un baño. El que entrará primero se demoraría lo que le diera la gana.—¿Dónde quedó él, “Las damas primero”?—No veo aquí a alguna dama —Responde él.—Que gracioso eres.—Yo tengo más pudientes que cumplir así que entraré primero.—No hay problema—Se levanta de la cama—puedo tomar un rico baño calentito donde mis hermosos vecinos, estoy segura de que será el mejor baño que tome. Ya te has de imaginar —Camina a la puerta con su toalla en la mano.Esta por abrirla cuando la mano de James se coloca en la entrada deteniéndose.—¿Estás impidiéndome que tenga un exquisito desayuno? Que egoísta eres, ya est