Capítulo 5

Al salir de la constructora, Emma se dirige a la casa de salud donde se encontraba su madre. Fue internada ahí por Elliot dos años después de que su padre muriese. En ese entonces estuvo muy agradecida con ese miserable y fue tan feliz cuando pudo contar con su apoyo para continuar con sus estudios ante la ausencia de sus padres. Desde esa fecha ella se puso sobre los hombros a la familia Díaz. Lloro por dentro y se esforzó el triple para poder ser profesional y seguir costeando la salud de su madre.

Hubo cosas que no entendía de la repentina locura de su mamá, sus cambios de humor tras la muerte de su esposo, las noches en vela llorando. La agresividad cada vez que lo veía.

Si bien ha mejorado los últimos años y la reconoce a ella y a su hijo William, el shock traumático vivido no le permite continuar con su vida.

Se acuerda de sus amigos de barrio, sus vecinos, sin embargo, sigue preso en el olvido gran parte de su vida. Repite algunos sucesos y aún sigue esperando que su esposo regrese de la mansión Brown. Solo en este momento tras ver caer la careta de Elliot Brown entiende los sentimientos encontrados de su madre por verse obligada a callar y mantenerla a salvo mientras ella convivía con el lobo día a día, creyéndolo bueno, un santo hombre que la ayudaba a sobresalir. Por quién hubiese dado la vida sin pensarlo.

—¡Ay, mamita! Cuanto dolor has soportado para mantener a salvo. Perdóname por no creerte y llamarte loca cuando me repetías que Elliot y toda la familia Brown eran demonios. —Deja correr sus lágrimas.

La observa de lejos, está sentada en su banca preferida, comiendo mandarinas bajo la sombra de un gran naranjo, mientras mira el bonito jardín tan colorido.

—Hola, hija — La voz del padre Amaro la sobresalta. Rápidamente se limpia las lágrimas, pero no puede evitar verse llorosa.

—Buenos días, padre.

—¿Te sucede algo, hija?

—¡Ay, padre! Ha sido un día tan difícil.

—¿Ya hablaste con Dora?

—No, no quiero que me ve así, se preocupa mucho.

—Últimamente ha estado mucho mejor. Ha respondido muy bien a los programas, por una parte, debo agradecerle mucho al señor Brown, sus donaciones han ayudado mucho a esta institución, personalmente iré a agradecerle esta vez.

—Él no es un buen hombre.

—¿De quién hablas?

—De Elliot, es un lobo disfrazado con piel de cordero.

—Explícate mejor, hija mía —Pide el padre preocupado.

—Aquí no padre, en el confesionario.

—Como quieras, hija —Le señala el camino.

Ambos a paso lento se dirigen en silencio a la pequeña capilla del lugar. Emma siempre se ha mostrado alegre y juiciosa respecto a Elliot Brown, pero en lo particular esta mañana se veía sumergida en una gran tristeza, era como si arrastrara un gran dolor.

—¿Puedo preguntar el motivo para hacerlo? Hace muchos años que no te confiesas.

—Siempre he pensado que el destino me había entregado una segunda oportunidad, pero acabo de darme cuenta de que no es así.

No vuelve a decir nada hasta estar en frente al confesionario, el padre Amor ocupa su lugar y ella ingresa sintiendo que el corazón se hace mil pedazos.

—En el nombre del padre y del hijo y del espíritu santo.

—Ave María purísima.

—Sin pecado concebida Santísima. Bendíceme, padre porque he pecado.

—El señor esté en tu corazón para que te puedas arrepentir y confesar humildemente ¿Desde hace cuando que no te confiesas, hija mía? —Le pregunta al verla muy afligida y con la cabeza gacha.

—Hace casi nueve años, padre.

—¿Cuál es el motivo de tu confesión?

—Me acuso de querer matar a un hombre, destruir a toda su familia, a todo aquel que tengan que ver con él, sin importar si son inocentes o culpables. Me acuso de querer cobrar venganza contra quienes destruyeron mi vida hace once años. Me acuso de empezar a planear la destrucción de James Brown solo para ver doblegarse al miserable de Elliot Brown. Me acuso de no poder detener esta sed de Venganza —Deja correr sus lágrimas y solloza sin consuelo sintiendo que su corazón explote dentro de su pecho

El padre Amaro siente como su corazón tiembla, Emma no es una mujer débil y menos rencorosa, pero la sinceridad e sus palabras se mezclan con el dolor que siente. Él la conoce desde pequeña, sabe por todo el dolor que ha pasado ella y su familia, deja su lugar y va a buscarla, la toma entre sus brazos y la estrecha con cariño contra su pecho. Emma es parte de su familia.

—No es necesario continuar. —la levanta y la lleva a una de las bancas —Podemos hablar aquí, seguimos en secreto de confesión.

—No puedo con este dolor, padre. No sabe el esfuerzo que hice para seguir mirándolo a los ojos y no dejarle ver mi sufrimiento. Es un hombre tan cruel y malvado, es el mismo diablo en persona.

—¿Él mismo te lo dijo?

—Sí, casi como un logro, tan orgulloso de su elaborado plan de venganza contra mí. ¡Puede creerlo! Destruirme, cuando fue su hijo el que me rompió todos mis sueños e ilusiones. No voy a darle el honor de verme caer tan fácilmente. Seré yo la que ataque primero.

—La venganza no lleva a nada bueno. No quiero que te lastimen.

—Ya no puede hacer más daño del que ya me hizo. No voy a permitir que se lleve a mi hijo y mate a mi madre, solo para verme hacer pedazos. Y me lo dijo así, porque cree que no puedo hacer nada contra él.

—Y en esta parte entra James ¿Verdad?

—El niño rico insoportable a quien he jodido la vida desde hace algunos años, pero esta vez será diferente. Llegaré a su corazón y cuando lo tenga, lo apuñalaré, lo haré pedazos y me encargaré de que Elliot pueda verlo.

—Los justos no deben pagar por pecadores, hija mía.

—Él sí, porque lo sabe. Siempre lo supo, por eso me detesta, porque me cree culpable de la muerte de su padre.

—Esa noche Elliot perdió a dos hijos, A Ethan, padre de James y a Frederick. Sus mellizos murieron de manera insólita, ahogados en el mar. No sabes cuál de los dos fue el del ultraje.

—Elliot lo sabe y disfrutó restregándomelo en la cara. Fue el padre de James.

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