El tiempo pasa y poco a poco mi llanto va amainando como una tormenta cuando se queda sin lluvia, para al final, tener un leve hipido que no puedo controlar.
Durante todo el proceso, Hugo no se a separado de mi, ni ha hablado, tan solo me mecía entre sus brazos. Unos brazos que me rodeaban, protegiéndome, transmitiéndome la tranquilidad necesaria, la medicina para mi alma que hasta ese momento, pensaba que estaba yerta y sin vida.
Pasa un brazo bajo mis rodillas y el otro, por detrás de la espalda, siento como me elevo del suelo y a pesar de la inseguridad, me dejo ir, cierro los ojos, apoyo la cabeza sobre su pecho y me concentro en el latido de su corazón; fuerte y tranquilo.
Da unos pocos pasos, abre una puerta, estoy segura que es la que estaba cerrada. Tumba mi cuerpo agotado sobre una cama, sin esperarlo, siento el peso de una manta suave y calentita, que sube hasta mi cuello.
Cuando el sueño está a punto de llevarme con él, escucho.-Dígame - reconozco la voz de la secretaria de Hugo aunque apenas habla en susurros.
-Tráeme el portátil y los documentos de la adquisición. Voy a trabajar desde aquí - informa Hugo en el mismo tono.
-Quizá la señorita dormiría más tranquila sola, señor.
Al escuchar esa frase mi corazón quiere salirse del pecho ¿ Sola? No,no. Teniendo a Hugo vigilando mis sueños, el guardián de mi descanso, esa es la mejor forma de estar tranquila.
-No lo creo. Tráelo todo- finaliza la conversación que , a pesar de ser en susurro ha sonado igual de autoritario que cuando le habló a Pablo.
Abro los ojos y lo primero que veo es una bandeja con el desayuno a mi lado en la cama. Tostadas con mermelada y mantequilla, café, zumo de naranja y una pera. Comienzo a comer por no hacer un feo pero, conforme más comida entra en mi boca más hambre tengo hasta que me lo como todo. No he dejado ni las migas.
Siento la pesadez típica que casi ni recordaba pero me doy un aplauso imaginario por haber comenzado el camino de la recuperación. Se que es algo que no se olvida jamás pero hay que saber sobreponerse y luchar.
El cuarto es una simple habitación con una cama y una mesa a la izquierda, imagino que la usa para descansar cuando trabaja hasta tarde, porque la otra posibilidad que tiene el uso de esta habitación... prefiero no pensarlo.
Me levanto, peino el cabello con los dedos, camino hasta la puerta con la esperanza de no encontrarlo en su despacho, después de los últimos numeritos de estos días, me da vergüenza.
No está. Camino hasta su mesa para dejarle una nota, es lo menos que puedo hacer después de como se comportó ayer conmigo.
Muchas gracias por tratarme como lo hiciste ayer. Estoy en deuda contigo.
LisaNo se me da bien escribir cartas así que lo mejor es algo conciso.
Salgo del edificio sin que nadie haya reparado en mi presencia, camino hasta el coche y mientras conduzco, decido que hoy comienza una nueva parte de mi vida y para demostrarme a mi misma que esta vez va en serio, no voy a casa a tirarme en la cama mientras me compadezco, voy directa a casa de mi amiga Marta.
-¡Chochete!-grita al abrir la puerta y verme.
Tira de mi brazo y me empuja para que entre en la casa --Que alegría verte, hacia ya unos cuantos días.
-Por eso he pensado que podríamos salir un rato - propongo encogiendo los hombros.
-¡Siiii! Nos vamos a poner guapas y ¡Fiesta!- grita con el entusiasmo grabado en la cara.
Marta siempre ha sido muy visceral, no en el mal sentido pero, toda ella es energía, fuerza, optimismo y a veces resulta agotador aunque otras, es justo lo que uno necesita.
-Pero Marta, no tengo nada para ponerme y paso de ir a mi casa así que...
-Así que nada. Te pones algo mío y listo. Ya tengo preparado el día. Martinis, cotilleos, pase de modelos probándonos modelitos y fiesta - suelta una gran carcajada a la vez que aplaude.
-¿Te has morreado ya con él?- pregunta con el deseo reflejado en la cara y un martini en la mano.
-¡Noo! Solo trabajo para él esta semana- sentencio moviendo la cabeza de un lado a otro.
-Pero a ti te gusta ehh guarrilla- bromea.
-Calla ya- reímos juntas
Cumple todos y cada uno de los puntos que ha prometido. Nos hemos tomado unos cuantos Martinis, hemos cotilleado. Yo le he hablado de Hugo y ella de Antonio, un chico que conoció hace una semana.
Paso la tarde probándome modelitos, yo prefiero algo tapado y discreto pero Marta solo me enseña vestidos pegados, cortísimos y con escote.
-¡No voy a ponerme eso!-gruño cuando sale del vestidor con un mini vestido negro con lentejuelas.
- No se que tiene de malo chica - murmura dándole vueltas frente a su cara - pues elige lo que quieras. Parece que tienes ochenta años y no veintisiete.
Al final me decido por un pantalón negro, ceñido, de tiro alto con una blusa blanca remetida y unos tacones negros.
Salimos a la calle y me suena un mensaje en el móvil, Oh dios mio, es Hugo,
«¿Qué haces?»
Rápidamente contesto.
« He salido con una amiga a dar una vuelta,¿ Y tu?»
No pasan ni dos minutos, suena otra vez el teléfono.
«¿Dónde vais a estar?»
Le digo a Marta que puede que Hugo quiera pasarse a saludarnos y siento como en el fondo, quiero verle.
- Pensaba que era noche de chicas - hace morritos bromeando - pero si tu amorcito va a venir, le voy a decir a Antonio si quiere pasarse también. Marta coge su teléfono y yo el mío.
« Vamos a estar en Bhuda, pásate si quieres»
Bhuda es un sitio de moda, bastante tranquilo, con sillones y unos cócteles estupendos.
Llegamos a Bhuda cuarenta y cinco minutos después. Hemos tenido que esperar a que Antonio se arreglara...Es la primera vez que lo veo, pero si tuviera que apostar diría que no es el tipo de mi amiga, a ella le gustan Adonis salidos de revistas de moda, y este chico es de lo más corrientillo tirando a feo...Cejas depiladas, crema por toda la cara y pantalones pitillos. No se que le ha visto Marta, rubia, ojos azules y delgadísima.Lo primero que hago al llegar es buscar a Hugo. Está en la barra, mirando hacia la puerta.Me recibe con su simpatía de siempre-Que guapa estas- afirma mientras coloca un beso en mi mejilla.-Gracias -musito avergonzadaMe giro en busca de Marta pero no está, al final la localizo en una íntima mesa para dos.-Me acaban de dar plantón- bromeo señalando hacia mi amiga.-Entonces es una suerte que esté yo aquí -continúa con mi broma - me alegra que estés mejor .Sabía que tenía que llegar el espinos
-¡Estas loco!-balbuceo con agua en la boca .Apoyo mis brazos sobre sus hombros, intentando hundirle pero no se deja, sabe mantenerse a flote bastante bien.Cuando decide que el juego se ha terminado rodea mi cuerpo entre sus brazos, sintiendo todos sus músculos contra mi piel y nos hace a los dos una pequeña ahogadilla. Podría haberme sentido encerrada, atrapada en esa jaula dura y fibrosa pero no es así, la dulzura y ternura con la que me trata provoca que quiera esos brazos tocándome, acariciándome, haciéndome sentir de nuevo.Nado hasta el bordillo de una forma un tanto ortopédica, se nadar pero, no soy ninguna lumbreras.Hugo me sigue, nadando a mi vera, riéndose, no se si por mi forma de intentar mantenerme a flote o por las pintas que debo tener.- Vamos a secarnos antes de que te resfríes -dice mientras me tiende una mano para ayudarme a salir.-No se si te h
Cuando abro los ojos, lo primero que veo son las ascuas rojizas de la chimenea que todavía desprende un ligero calor.Siento como mi cabeza sube y baja con la lenta respiración de Hugo.-Buenos días bella durmiente- saluda mientras se incorpora y yo, con él.-Buenos días- murmuro aun adormilada.-No sabia que una preciosidad como tu podía roncar-bromea.-Yo no ronco - afirmo arrugando las cejas.-Si lo haces .Se levanta de un salto. Escucho su risa baja;esa que puede hacer que olvide mis peores pesadillas.La puerta de la calle suena. Una mujer de mediana edad aparece en el umbral.-Buenos días señor - saluda formalmente.-Buenos días Leti, no me llames señor,ese era mi padre, esta es Lisa.-Encantada de conocerla Leti - camino hasta ella para darle un par de besos.- Igualmente señorita-dice de forma amigable con una incipiente sonrisa en el rostro.-Lisa por favorCabecea un par de veces y sale di
Han dispuesto toda la planta repleta de mesas, en los extremos unas barras para pedir bebidas, también hay dos grandes balcones adornados con el máximo gusto para los que quieran salir a fumar.Nos recibe un hombre mayor muy amable, que va recogiendo los abrigos para llevarlos al guardarropa. Hugo sigue sin hablarme. No entiendo nada, ha sido tan atento y tierno que no comprendo este cambio de actitud, a menos... que se haya arrepentido de invitarme..-¿Quieres algo de beber?-pregunta con un tono indiferente. Su cara una mascara con la mandíbula rígida.- Lo que quieras, gracias- musito algo acobardada por su actitud.Camina hacia la barra donde varios camareros esperan que los invitados hagan sus peticiones. Pocos minutos después reaparece con dos copas de champan. Me tiende una de las copas.-Gracias.-No hay de que.Una mujer que bien podría tener la edad de mi abuela sujeta un micrófono, imagino que es la anfitriona. Ll
Hugo busca mis labios y mi lengua de forma desesperada, juguetea con ella dentro de mi boca. Sus manos descienden por mi cuello hasta la espalda apretándome contra él. Siento su duro pecho contra el mío, su respiración cargada de deseo descontrolada. Continúa bajando las manos y con un soberano esfuerzo separo nuestras bocas, pego mi frente en su barbilla respirando con dificultad por la excitación.-No... no puedo -titubeo colocando las manos sobre su pecho para poder mantener la distancia de seguridad.-Está bien, lo entiendo- cierra los ojos procurando serenarse.Los próximos minutos los dedicamos a tranquilizarnos, a calmar la respiración.-¿Quieres cenar algo?-pregunto sin saber la comida que tengo en casa, no he estado comiendo mucho últimamente.-Si, me muero de hambre ¿Qué tienes?Voy hasta la cocina abro armarios y la despensa para terminar delante de la nevera. No me he dado cuenta de que Hugo había llegado hasta mi, junto a mi espalda y
Solo tengo un día y medio hasta que sea la fiesta y hay tantas cosas que preparar que decido recluirme y centrarme completamente en el trabajo, no puedo seguir perdiendo el tiempo, aunque no puedo decir que estar con Hugo sea perderlo...Estoy tumbada en el sofá con un gran cojín detrás de la espalda, un boli y una libreta, tomando nota de los últimos retoques para que no se me olvide ni el más mínimo detalle pero mi mente prefiere divagar. Hugo y yo frente a la chimenea, cenando, riendo... me riño interiormente. Lisa, céntrate o arruinaras la fiesta, no puedes comportarte como una adolescente.Jamás pensé que un hombre como él estaría al alcance de mi mano así que desde que he descubierto que siento algo por él, poco a poco, ha ido creciendo en mi interior ese miedo a perderlo, a que se de cuenta de que vale más que yo o que se canse de que le pida tiempo.Ensimismada en mis pensamientos, me sobresalta el ruido de la puerta-¡Deja de trabajar y abre perra!-
Ultimo los detalles en Holis por que solo quedan unas pocas horas para la fiesta de ¿Daniel? No recuerdo si ese era su nombre. Saco la agenda y escribo:«Preguntar a Hugo el nombre de su amigo»Me he traído la ropa y el maquillaje en una bolsa porque sinceramente, paso de volver a mi piso para tener que venir de nuevo.Mi jefe pasea la vista por los adornos estilo fútbol que a mi me resultan horribles y anti moda, pero es lo que ellos quieren.Querían una fiesta para hombres al más puro estilo caverníloca así que repartidas de forma estratégica, la sala está llena de pequeños barriles de cerveza, distintos canapés y embutidos. No sabia que los había de distinta calidad porque el jamón serrano que pidió Hugo le ha salido carísimo, pero él paga así que por mi como si quiere diamantes encima de las lonchas.-Ha quedado estupendo Lisa-afirma Martín.-Muchas gracias. Voy a arreglarme que ya mismo comenzará a llegar la gente.Bus
Veo un rostro a escasos centímetros del mío pero es borroso. Parpadeo apretando los ojos intentando enfocar la vista. Hugo me sostiene entre sus brazos. Esto se está empezando a convertir en una costumbre.-¿Qué ha pasado?- preguntoNo entiendo porque me lleva en brazos pero si tengo que ser sincera estoy muy cansada, sin fuerzas. Salimos a la calle dando grandes zancadas y siento el aire frío en mi cuerpo que termina de espabilarse.-Te has desmayado. Vamos al hospital.-No,no. Suéltame estoy bien - digo mientras me muevo un poco de forma ortopédica para que me suelte.Me ignora completamente. Sigue caminando sin hacer caso de lo que le digo. Solo me permite bajar de la protección de sus brazos cuando llegamos al coche en el que me acomoda y ata el cinturón de seguridad como si yo no fuera capaz.De pronto recuerdo lo que ha provocado que me desmayara. Él está aquí. Inconscientemente me agarro a la mano de Hugo como si fuera el lugar más seguro d