-¡Estas loco!-balbuceo con agua en la boca .
Apoyo mis brazos sobre sus hombros, intentando hundirle pero no se deja, sabe mantenerse a flote bastante bien.
Cuando decide que el juego se ha terminado rodea mi cuerpo entre sus brazos, sintiendo todos sus músculos contra mi piel y nos hace a los dos una pequeña ahogadilla. Podría haberme sentido encerrada, atrapada en esa jaula dura y fibrosa pero no es así, la dulzura y ternura con la que me trata provoca que quiera esos brazos tocándome, acariciándome, haciéndome sentir de nuevo.
Nado hasta el bordillo de una forma un tanto ortopédica, se nadar pero, no soy ninguna lumbreras.
Hugo me sigue, nadando a mi vera, riéndose, no se si por mi forma de intentar mantenerme a flote o por las pintas que debo tener.
- Vamos a secarnos antes de que te resfríes -dice mientras me tiende una mano para ayudarme a salir.
-No se si te has dado cuenta pero esta es mi única ropa- me señalo a mi misma con la camisa y los pantalones pegados al cuerpo.
-...y así de pegadita te queda genial pero señorita me quejo por todo, tengo algo de mi hermana por ahí. Puedes ponerte lo que quieras .
Asiento con la cabeza sabiendo que tiene razón, soy algo quejica. Coloca una toalla sobre mis hombros, entro en el cuarto que me señaló antes, me quito la ropa que está empapada, me envuelvo en la toalla y salgo, ruborizada hasta la raíz del último pelo.
-Muy guapa- provoca con la excitación pintada en la mirada.
- Siempre guapa ¿Eh? -bromeo.
-Siempre
Sujeta mi mano entre la suya, guiándome, llevándome junto a él. Podría respirar esta paz todos y cada uno de los días de mi vida.
Subimos las escaleras, avanzamos hasta la tercera puerta y la abre. La habitación es enorme, hay una cama al fondo, un par de butacas de cuero al lado del balcón, una puerta donde imagino que se encuentra el baño y un armario empotrado que ocupa la pared entera.
- Puedes dormir aquí, es la habitación de mi hermana Teresa, ahora está de viaje -informa.
-Es preciosa. Nunca había visto una tan grande .
Paseo la mirada por todos los detalles que convierten este cuarto en un sitio cálido y tranquilo.
Hugo sale de la habitación después de que quedemos en media hora en el salón para cenar algo rápido antes de acostarnos.
Camino directa al baño para darme una ducha, cuando salgo, abro el impresionante armario. Hay un fino jersey color crema que cae con soltura sobre un hombro y un vaquero negro pitillo.
Finalmente decido que el pelo lo voy a secar con el secador y lo voy a dejar suelto. La ropa me queda un poco holgada pero no mucho así que salgo del cuarto en busca del salón.
Hay una mesa baja de madera encima de una gruesa alfombra frente a la chimenea, que está encendida. La mesa esta repleta de platos con distintas cosas, salmón ahumado, pequeñas tartaletas con cremas de distintos colores y vino.
-Pensaba que eras de las que llegaban dos horas tarde -aparece Hugo por la puerta con un plato en cada mano. En uno hay jamón serrano, en el otro, queso.
-Pues ya ves, me he adelantado diez minutos.
Camino hasta él para ayudarle con los platos, los coloco sobre la mesa y seguidamente nos sentamos sobre la alfombra.
-¿Puedo hacerte una pregunta?- me muerdo el labio inferior.
-Solo si después pregunto yo- contesta metiéndose una loncha de jamón en la boca.
Asiento con la cabeza porque aunque no me gusta que quiera indagar en mi vida, es justo.
-Como es posible que un abogado pueda tener una casa como esta. Es increíble.
La carcajada con la que rompe el silencio me sobresalta. No esperaba esa reacción.
-Así que realmente no sabes quien soy ¿ Es que no ves la televisión?- suelta tocándose la nuca.
-Pues... desde que se me rompió hace un par de años no, me apaño con el móvil ¿Quién eres?
Estoy tan intrigada que no soy consciente de que he soltado el tenedor sobre la mesa y le miro fijamente. Parece que Hugo quiere darle más intriga porque, continúa masticando a un ritmo que se me hace imposiblemente lento.
-Soy el abogado más solicitado y mejor pagado. Si un hombre de negocios se mete en problemas, me llaman. Si un famoso se mete en problema, me llaman -contesta con el ego por las nubes y el pecho tan hinchado, pavoneándose.
Así que estoy en la casa de un hombre increíblemente guapo, educado y atento que ademas es famoso por lo bien que hace su trabajo. Ha intentado ligar conmigo y lo he rechazado, que lista eres Lisa ( me doy un capirotazo mental).
-Bueno, me toca ...¿ Qué te pasó anoche?
Tendría que haber sabido que me preguntaría sobre eso pero, es imposible que le cuente lo que me pasó o porque me comporté como lo hice. La atmósfera ha cambiado, ya no es relajada y distendida, hasta la temperatura parece haber descendido algunos grados.
-Nada importante, tenía demasiada presión y exploté. Siento mucho el numerito que monté -paseo un dedo por la ceja, avergonzada por esta vil mentira.
Ahora es Hugo el que se levanta de la mesa, dejando con cuidado el tenedor sobre el plato. Da varios pasos hasta el sofá y se sienta.
-Te dije que no me mintieras. Si no quieres contestar a algo no lo hagas - acusa frío como el hielo.
Tiene razón. Me arrepiento de la mentirijilla pero contarle la verdad no es una opción. Camino hasta donde se encuentra y me siento a su lado
-No puedo contártelo, pero estoy mejor y es gracias a ti - es la única verdad que puedo decirle sobre ese tema. Bajo la mira y la fijo en los dedos.
Posa sus mano sobre las mías, acariciándolas, diciéndome sin necesidad de palabras que me perdona.
- Tienes la manos frías. Ven.
Pasa su brazo por debajo de mi cuello, yo, apoyo la cabeza en su pecho, correspondiéndole en la medida que puedo. Tiende sobre nuestros cuerpos una manta, mientras miramos el fuego, en silencio. poco a poco se me cierran los ojos hasta que caigo dormida en un profundo sueño.
Cuando abro los ojos, lo primero que veo son las ascuas rojizas de la chimenea que todavía desprende un ligero calor.Siento como mi cabeza sube y baja con la lenta respiración de Hugo.-Buenos días bella durmiente- saluda mientras se incorpora y yo, con él.-Buenos días- murmuro aun adormilada.-No sabia que una preciosidad como tu podía roncar-bromea.-Yo no ronco - afirmo arrugando las cejas.-Si lo haces .Se levanta de un salto. Escucho su risa baja;esa que puede hacer que olvide mis peores pesadillas.La puerta de la calle suena. Una mujer de mediana edad aparece en el umbral.-Buenos días señor - saluda formalmente.-Buenos días Leti, no me llames señor,ese era mi padre, esta es Lisa.-Encantada de conocerla Leti - camino hasta ella para darle un par de besos.- Igualmente señorita-dice de forma amigable con una incipiente sonrisa en el rostro.-Lisa por favorCabecea un par de veces y sale di
Han dispuesto toda la planta repleta de mesas, en los extremos unas barras para pedir bebidas, también hay dos grandes balcones adornados con el máximo gusto para los que quieran salir a fumar.Nos recibe un hombre mayor muy amable, que va recogiendo los abrigos para llevarlos al guardarropa. Hugo sigue sin hablarme. No entiendo nada, ha sido tan atento y tierno que no comprendo este cambio de actitud, a menos... que se haya arrepentido de invitarme..-¿Quieres algo de beber?-pregunta con un tono indiferente. Su cara una mascara con la mandíbula rígida.- Lo que quieras, gracias- musito algo acobardada por su actitud.Camina hacia la barra donde varios camareros esperan que los invitados hagan sus peticiones. Pocos minutos después reaparece con dos copas de champan. Me tiende una de las copas.-Gracias.-No hay de que.Una mujer que bien podría tener la edad de mi abuela sujeta un micrófono, imagino que es la anfitriona. Ll
Hugo busca mis labios y mi lengua de forma desesperada, juguetea con ella dentro de mi boca. Sus manos descienden por mi cuello hasta la espalda apretándome contra él. Siento su duro pecho contra el mío, su respiración cargada de deseo descontrolada. Continúa bajando las manos y con un soberano esfuerzo separo nuestras bocas, pego mi frente en su barbilla respirando con dificultad por la excitación.-No... no puedo -titubeo colocando las manos sobre su pecho para poder mantener la distancia de seguridad.-Está bien, lo entiendo- cierra los ojos procurando serenarse.Los próximos minutos los dedicamos a tranquilizarnos, a calmar la respiración.-¿Quieres cenar algo?-pregunto sin saber la comida que tengo en casa, no he estado comiendo mucho últimamente.-Si, me muero de hambre ¿Qué tienes?Voy hasta la cocina abro armarios y la despensa para terminar delante de la nevera. No me he dado cuenta de que Hugo había llegado hasta mi, junto a mi espalda y
Solo tengo un día y medio hasta que sea la fiesta y hay tantas cosas que preparar que decido recluirme y centrarme completamente en el trabajo, no puedo seguir perdiendo el tiempo, aunque no puedo decir que estar con Hugo sea perderlo...Estoy tumbada en el sofá con un gran cojín detrás de la espalda, un boli y una libreta, tomando nota de los últimos retoques para que no se me olvide ni el más mínimo detalle pero mi mente prefiere divagar. Hugo y yo frente a la chimenea, cenando, riendo... me riño interiormente. Lisa, céntrate o arruinaras la fiesta, no puedes comportarte como una adolescente.Jamás pensé que un hombre como él estaría al alcance de mi mano así que desde que he descubierto que siento algo por él, poco a poco, ha ido creciendo en mi interior ese miedo a perderlo, a que se de cuenta de que vale más que yo o que se canse de que le pida tiempo.Ensimismada en mis pensamientos, me sobresalta el ruido de la puerta-¡Deja de trabajar y abre perra!-
Ultimo los detalles en Holis por que solo quedan unas pocas horas para la fiesta de ¿Daniel? No recuerdo si ese era su nombre. Saco la agenda y escribo:«Preguntar a Hugo el nombre de su amigo»Me he traído la ropa y el maquillaje en una bolsa porque sinceramente, paso de volver a mi piso para tener que venir de nuevo.Mi jefe pasea la vista por los adornos estilo fútbol que a mi me resultan horribles y anti moda, pero es lo que ellos quieren.Querían una fiesta para hombres al más puro estilo caverníloca así que repartidas de forma estratégica, la sala está llena de pequeños barriles de cerveza, distintos canapés y embutidos. No sabia que los había de distinta calidad porque el jamón serrano que pidió Hugo le ha salido carísimo, pero él paga así que por mi como si quiere diamantes encima de las lonchas.-Ha quedado estupendo Lisa-afirma Martín.-Muchas gracias. Voy a arreglarme que ya mismo comenzará a llegar la gente.Bus
Veo un rostro a escasos centímetros del mío pero es borroso. Parpadeo apretando los ojos intentando enfocar la vista. Hugo me sostiene entre sus brazos. Esto se está empezando a convertir en una costumbre.-¿Qué ha pasado?- preguntoNo entiendo porque me lleva en brazos pero si tengo que ser sincera estoy muy cansada, sin fuerzas. Salimos a la calle dando grandes zancadas y siento el aire frío en mi cuerpo que termina de espabilarse.-Te has desmayado. Vamos al hospital.-No,no. Suéltame estoy bien - digo mientras me muevo un poco de forma ortopédica para que me suelte.Me ignora completamente. Sigue caminando sin hacer caso de lo que le digo. Solo me permite bajar de la protección de sus brazos cuando llegamos al coche en el que me acomoda y ata el cinturón de seguridad como si yo no fuera capaz.De pronto recuerdo lo que ha provocado que me desmayara. Él está aquí. Inconscientemente me agarro a la mano de Hugo como si fuera el lugar más seguro d
HugoEstá a punto de amanecer y aun no he podido dormir ¿ Por qué es tan testaruda? Joder, cuando alguien se desmaya es por algo. Vas al hospital, te hacen unas analíticas y todo el mundo tranquilo.Soy abogado, tendría que saber convencerla, darle razones de peso y engatusarla pero con ella no puedo. Es mi debilidad desde el día que la conocí.Todavía no comprendo como no me conocía. Constantemente se acercan chicas interesadas más que en mi, en mi dinero o en la posición que las puedo colocar. Es lo único que aborrezco de ser famoso por ser tan jodidamente bueno.Pero Lisa no me permite que me pase. Quizás sea eso lo que me resulte tan sexy de ella. Le da igual todo mi alrededor, esa sonrisa que me regala cada vez que me ve jamás podrí
HugoVeo como desaparece su cuerpo tras la puerta. Se va de mi vida dejando el collar que le acabo de regalar. Otra chica se lo habría llevado porque no es precisamente bisutería, pero ella no.Recojo el dinero de la mesa y la pequeña caja con el colgante mientras busco al camarero más cercano.-Pasa la factura como siempre.El camarero asiente y yo salgo disparado por la puerta. Salgo a la calle mirando rápidamente hacia ambos lados y la veo justo girando la esquina.Al salir de la protección del restaurante una incómoda llovizna comienza a mojarme, las gotas de agua están casi heladas.Corro en la dirección donde la he visto girar. Cuando llego a la siguiente calle la veo. Está quieta mientras escucho lo que le dice un chaval que supongo que pasaba por ahí y que se está tomando demasiadas confianzas.-¿Por qué lloras preciosa? Mi amigo y yo