Solo tengo un día y medio hasta que sea la fiesta y hay tantas cosas que preparar que decido recluirme y centrarme completamente en el trabajo, no puedo seguir perdiendo el tiempo, aunque no puedo decir que estar con Hugo sea perderlo...
Estoy tumbada en el sofá con un gran cojín detrás de la espalda, un boli y una libreta, tomando nota de los últimos retoques para que no se me olvide ni el más mínimo detalle pero mi mente prefiere divagar. Hugo y yo frente a la chimenea, cenando, riendo... me riño interiormente. Lisa, céntrate o arruinaras la fiesta, no puedes comportarte como una adolescente.
Jamás pensé que un hombre como él estaría al alcance de mi mano así que desde que he descubierto que siento algo por él, poco a poco, ha ido creciendo en mi interior ese miedo a perderlo, a que se de cuenta de que vale más que yo o que se canse de que le pida tiempo.
Ensimismada en mis pensamientos, me sobresalta el ruido de la puerta
-¡Deja de trabajar y abre perra!-
Ultimo los detalles en Holis por que solo quedan unas pocas horas para la fiesta de ¿Daniel? No recuerdo si ese era su nombre. Saco la agenda y escribo:«Preguntar a Hugo el nombre de su amigo»Me he traído la ropa y el maquillaje en una bolsa porque sinceramente, paso de volver a mi piso para tener que venir de nuevo.Mi jefe pasea la vista por los adornos estilo fútbol que a mi me resultan horribles y anti moda, pero es lo que ellos quieren.Querían una fiesta para hombres al más puro estilo caverníloca así que repartidas de forma estratégica, la sala está llena de pequeños barriles de cerveza, distintos canapés y embutidos. No sabia que los había de distinta calidad porque el jamón serrano que pidió Hugo le ha salido carísimo, pero él paga así que por mi como si quiere diamantes encima de las lonchas.-Ha quedado estupendo Lisa-afirma Martín.-Muchas gracias. Voy a arreglarme que ya mismo comenzará a llegar la gente.Bus
Veo un rostro a escasos centímetros del mío pero es borroso. Parpadeo apretando los ojos intentando enfocar la vista. Hugo me sostiene entre sus brazos. Esto se está empezando a convertir en una costumbre.-¿Qué ha pasado?- preguntoNo entiendo porque me lleva en brazos pero si tengo que ser sincera estoy muy cansada, sin fuerzas. Salimos a la calle dando grandes zancadas y siento el aire frío en mi cuerpo que termina de espabilarse.-Te has desmayado. Vamos al hospital.-No,no. Suéltame estoy bien - digo mientras me muevo un poco de forma ortopédica para que me suelte.Me ignora completamente. Sigue caminando sin hacer caso de lo que le digo. Solo me permite bajar de la protección de sus brazos cuando llegamos al coche en el que me acomoda y ata el cinturón de seguridad como si yo no fuera capaz.De pronto recuerdo lo que ha provocado que me desmayara. Él está aquí. Inconscientemente me agarro a la mano de Hugo como si fuera el lugar más seguro d
HugoEstá a punto de amanecer y aun no he podido dormir ¿ Por qué es tan testaruda? Joder, cuando alguien se desmaya es por algo. Vas al hospital, te hacen unas analíticas y todo el mundo tranquilo.Soy abogado, tendría que saber convencerla, darle razones de peso y engatusarla pero con ella no puedo. Es mi debilidad desde el día que la conocí.Todavía no comprendo como no me conocía. Constantemente se acercan chicas interesadas más que en mi, en mi dinero o en la posición que las puedo colocar. Es lo único que aborrezco de ser famoso por ser tan jodidamente bueno.Pero Lisa no me permite que me pase. Quizás sea eso lo que me resulte tan sexy de ella. Le da igual todo mi alrededor, esa sonrisa que me regala cada vez que me ve jamás podrí
HugoVeo como desaparece su cuerpo tras la puerta. Se va de mi vida dejando el collar que le acabo de regalar. Otra chica se lo habría llevado porque no es precisamente bisutería, pero ella no.Recojo el dinero de la mesa y la pequeña caja con el colgante mientras busco al camarero más cercano.-Pasa la factura como siempre.El camarero asiente y yo salgo disparado por la puerta. Salgo a la calle mirando rápidamente hacia ambos lados y la veo justo girando la esquina.Al salir de la protección del restaurante una incómoda llovizna comienza a mojarme, las gotas de agua están casi heladas.Corro en la dirección donde la he visto girar. Cuando llego a la siguiente calle la veo. Está quieta mientras escucho lo que le dice un chaval que supongo que pasaba por ahí y que se está tomando demasiadas confianzas.-¿Por qué lloras preciosa? Mi amigo y yo
Se que me va a traer problemas estar cerca de él. Su amigo ha dejado claro que me quiere bien lejos y si fuera lista desaparecería de su vida. Pero no puedo.Cierro la tapa del piano. Me paseo entre las grandes estanterías mirando los libros. Jamás había visto tantos juntos. Bueno en una librería si pero no en una casa con una habitación entera dedicada a ellos.Voy leyendo algún que otro título salpicado hasta que se me escapa un bostezo. Hugo se acerca tocándose la mano.-¿Te duele?- pregunto sujetándola entre las mías.Le echo un vistazo. Tiene los nudillos ensangrentados.-Me duele más verte triste¿Como una simple frase puede descolocarme de esta manera? Tiene muchas dudas, mucha inseguridad provocada por todas las mujeres que solo se acercaban buscando algo pero yo no soy así, aunque no puedo reprocharle que tenga miedo. Se lo que se siente mejor que nadie.
-¡Será hijo de puta!- grita Marta cuando termino de contarle toda la historia, que me ha llevado todo el día.Se pasea por el salón lanzando maldiciones. Hasta una taza a sufrido su ira.-¡¿Por qué no me lo contaste?! ¿¡Por qué no le has denunciado?!- grita.Está fuera de si. Jamás la había visto de esta manera pero la entiendo. Si ella me contara una historia parecida creo que reaccionaria igual.Yo no paro de llorar como una magdalena. No puedo parar, necesito este desahogo y la fuerza de mi amiga porque las mías se están terminando.- Me daba vergüenza- digo hipando entre palabra y palabra.Sin previo aviso se planta delante de mí y me abraza. Apretándome fuerte contra ella. Llorando conmigo.-Ya no estás sola, pero ese hijo de puta tiene que pagar por lo que ha hecho -dice con la rabia contenida - oye, estas ardiendo.Sus palabras parecen las mismas que las de un hechizo. Nada más soltarlas unas nauseas terribles invade
Un mes despuésNo he vuelto a saber nada de Hugo. Imagino que tomó una decisión, creer en su amigo.Intento no darle muchas vueltas a la cabeza aunque a veces es difícil pero por suerte tengo a mi gran amiga que tiene un extenso vocabulario de palabrotas.Antonio, Mateo y Marta me están ayudando a empaquetar las cosas de mi piso. Como me quedé sin trabajo No puedo pagar el alquiler así que me voy una temporada con mi amiga.Estamos terminando de llenar la última caja con platos y vasos que envolvemos en papel de periódico para que no se rompan.De pronto recuerdo la cinta que tengo escondida en el colchón. Debería mandársela para que viera con sus propios ojos lo que no quiso creer.-¡Marta!-grito desde el cuarto.Necesito su consejo porque quizás no debería... pero me reconcome que piense que es mentira y que él se sienta como el pobrecito que d
HugoHan pasado ya treinta días con sus respectivas noches y su cara con el desprecio absoluto diciéndome que me odia todavía me persigue en sueños.No puedo evitar pensar en ella. Querer llamarla y pedirle que recapacite porque es demasiado fuerte lo que me contó. Conozco a Daniel y jamás ha demostrado una actitud hacia las mujeres como la que ella describió.A veces me sorprendo preguntándome ¿Qué estará haciendo? ¿Pensará en mí? ¿Estará bien? ¿Habrá conocido a alguien? Y mi respuesta inmediata es querer matar a ese hombre inventado por mi mente con el que supuestamente es feliz ahora.Tocan a la puerta y acto seguido veo a mi secretaria entrar en el despacho con un paquete entre las manos. Sin remitente. Sin sello. Muy raro.-Es para usted señor -dice dejándolo sobre la mesa.-¿De quién es?-pregunto levantándolo entre mis dedos para verlo mejor.