Se que me va a traer problemas estar cerca de él. Su amigo ha dejado claro que me quiere bien lejos y si fuera lista desaparecería de su vida. Pero no puedo.
Cierro la tapa del piano. Me paseo entre las grandes estanterías mirando los libros. Jamás había visto tantos juntos. Bueno en una librería si pero no en una casa con una habitación entera dedicada a ellos.
Voy leyendo algún que otro título salpicado hasta que se me escapa un bostezo. Hugo se acerca tocándose la mano.
-¿Te duele?- pregunto sujetándola entre las mías.
Le echo un vistazo. Tiene los nudillos ensangrentados.
-Me duele más verte triste
¿Como una simple frase puede descolocarme de esta manera? Tiene muchas dudas, mucha inseguridad provocada por todas las mujeres que solo se acercaban buscando algo pero yo no soy así, aunque no puedo reprocharle que tenga miedo. Se lo que se siente mejor que nadie.
-¡Será hijo de puta!- grita Marta cuando termino de contarle toda la historia, que me ha llevado todo el día.Se pasea por el salón lanzando maldiciones. Hasta una taza a sufrido su ira.-¡¿Por qué no me lo contaste?! ¿¡Por qué no le has denunciado?!- grita.Está fuera de si. Jamás la había visto de esta manera pero la entiendo. Si ella me contara una historia parecida creo que reaccionaria igual.Yo no paro de llorar como una magdalena. No puedo parar, necesito este desahogo y la fuerza de mi amiga porque las mías se están terminando.- Me daba vergüenza- digo hipando entre palabra y palabra.Sin previo aviso se planta delante de mí y me abraza. Apretándome fuerte contra ella. Llorando conmigo.-Ya no estás sola, pero ese hijo de puta tiene que pagar por lo que ha hecho -dice con la rabia contenida - oye, estas ardiendo.Sus palabras parecen las mismas que las de un hechizo. Nada más soltarlas unas nauseas terribles invade
Un mes despuésNo he vuelto a saber nada de Hugo. Imagino que tomó una decisión, creer en su amigo.Intento no darle muchas vueltas a la cabeza aunque a veces es difícil pero por suerte tengo a mi gran amiga que tiene un extenso vocabulario de palabrotas.Antonio, Mateo y Marta me están ayudando a empaquetar las cosas de mi piso. Como me quedé sin trabajo No puedo pagar el alquiler así que me voy una temporada con mi amiga.Estamos terminando de llenar la última caja con platos y vasos que envolvemos en papel de periódico para que no se rompan.De pronto recuerdo la cinta que tengo escondida en el colchón. Debería mandársela para que viera con sus propios ojos lo que no quiso creer.-¡Marta!-grito desde el cuarto.Necesito su consejo porque quizás no debería... pero me reconcome que piense que es mentira y que él se sienta como el pobrecito que d
HugoHan pasado ya treinta días con sus respectivas noches y su cara con el desprecio absoluto diciéndome que me odia todavía me persigue en sueños.No puedo evitar pensar en ella. Querer llamarla y pedirle que recapacite porque es demasiado fuerte lo que me contó. Conozco a Daniel y jamás ha demostrado una actitud hacia las mujeres como la que ella describió.A veces me sorprendo preguntándome ¿Qué estará haciendo? ¿Pensará en mí? ¿Estará bien? ¿Habrá conocido a alguien? Y mi respuesta inmediata es querer matar a ese hombre inventado por mi mente con el que supuestamente es feliz ahora.Tocan a la puerta y acto seguido veo a mi secretaria entrar en el despacho con un paquete entre las manos. Sin remitente. Sin sello. Muy raro.-Es para usted señor -dice dejándolo sobre la mesa.-¿De quién es?-pregunto levantándolo entre mis dedos para verlo mejor.
¡Fiesta en Bhuda!- grita Marta.Desde las llamadas de Hugo he estado cabizbaja y mi gran amiga omnipotente que todo lo ve, lo sabe así que nos vamos de fiesta.-Vale,vale. Fiesta-digo con poco ánimo.¿Cómo habrá reaccionado al ver la cinta? Quizás solo me llama para pedirme que no delate a su amigo aunque ya debería conocerme un poco y si hubiera querido denunciarle, lo habría hecho.Hay momentos en los que me arrepiento de habérsela mandado y otras veces pienso en que se joda y vea la verdad. Creo que he desarrollado una bipolaridad bastante severa.Buscamos algunos modelitos entre el gran montón que tiene Marta en su vestidor. Una vez más vuelve a ser una tarea imposible que encuentre algo que se amolde a mis gustos. Tengo toda la ropa arreglada metida en cajas aún, así que de entre todos los vestidos elijo uno azul pegado.No me había dado cuenta de que estaba más delgada hasta que me he probado el vestido. Me sorprende ver el vientre plano. Nu
Aunque no debería hacerlo, mientras conduzco de vuelta llamo a Marta para saber si siguen ahí o han cambiado de lugar pero no lo coge.Varios intentos fallidos hacen que decida volver a casa porque tampoco es que tenga unas ganas locas de fiesta.No debería haberme ido con Hugo. Ahora estos treinta días no cuentan para nada, tengo que volver a comenzar la desintoxicación.Aparco el coche y subo las escaleras del portal. Cuando estoy frente a la puerta veo que está entreabierta. Esta chica cualquier día pierde la cabeza ¿ se ha dejado la puerta sin cerrar? Podrían habernos robado.Nada más pisar el umbral observo que no ha sido error de Marta. Todo está revuelto y roto. Tirado por el suelo. Mis cajas han sido literalmente reventadas y ahora todas mis pertenencias estas esparcidas por encima y debajo del sofá y por todo el pasillo que lleva a las habitaciones.Camino sin hacer ruido. Espero que q
En cuestión de minutos llega su coche con el mismo chófer que el día de la fiesta. Seguramente ya le había llamado antes y por eso ha tardado tan poco tiempo porque si no, no lo entiendo.-Bájame por favor-le pido algo más calmada.Esta vez si me hace caso. Paso las manos por el vestido estirándolo con cuidado aunque cuando me ha cogido creo que se ha visto más de la cuenta.-Compórtate. No tienes cinco años- suelta enfadado.Pero a este que le habrá dado. Soy yo la que se supone que estoy enfadada porque me está obligando a hacer algo que no quiero.Nos sentamos en la parte trasera del coche. No solo no le dirijo la palabra sino que me dedico a mirar por la ventanilla como si estuviera viendo algo interesantísimo para ignorarlo. El trayecto se me hace eterno en la incomodidad del silencio.-Gracias por lo de esta noche.Supongo que se refiere a llevarlo al medico y cargarlo a peso hasta el coche. No quiero que estemos peleados pero tampoco
HugoDejo de prestar atención a la nueva seguridad que estamos poniendo en marcha y me centro en la conversación que está teniendo Lisa. Me mata no saber quien es el causante de tanta alegría porque le falta ponerse a dar saltos.-¿Quién era?-pregunto cuando cuelga.-Del conservatorio ¡Quieren hacerme una entrevista!-contesta con alegría.Me alegro mucho por ella pero está loca si piensa que va a ir sola. No pienso dejar que Daniel le ponga las manos encima y si tiene que llevar veinte guardaespaldas los llevará.-Me alegro mucho por ti-miento.Eso solo significa que cuando lo de Daniel se termine ella se irá porque ya si podrá pagar un alquiler. Me habría gustado que me necesitara durante más tiempo, así a lo mejor, podría volver a ganarme su corazón.-Tengo que ir al piso a buscar mi ropa y después quiero ir al hospital a ver a Marta.
Ya estoy cansada de tener miedo de que me hagan daño. Quiero estar con Hugo y no ha visto el vídeo así que voy a permitirme el lujo de querer y dejar que me quieran.Sentados en una mesita esperando un par de cafés y unos pastelitos siento que por primera vez desde hace mucho tiempo puedo llenar mis pulmones completamente. Feliz sería la palabra que utilizaría.-¿Cuándo empiezas a trabajar?- pregunta Hugo sin soltarme la mano.-En dos días. Quieren hacer un concierto para recaudar fondos. Una de las salas necesita reparaciones.No la he visto pero al parecer es bastante caro el arreglo y no tienen fondos suficientes. Hugo me mira expectante. No se como reaccionará cuando le cuente todo porque al principio me parecía una buena idea pero ahora... creo que se va a enfadar.-¿En qué consiste?- pregunta mordaz.Ahora entiendo porque es el mejor de la ciudad y porque las personas que buscan su protección pagan lo que pida.-Pues... cada profesor t