HOLA, DÉJAME TUS COMENTARIOS O RESEÑAS GRACIAS POR LEER REGÁLAME TU LIKE EN EL CAPÍTULO
—¡No! —exclamó Elisa, pero se sintió rota, subieron al auto y Rafael condujo.—Con los papeles que me firmaste, Elisa, me encargaré de la exhumación de los restos de Lisardo, solo así podremos saber si donó o no su corazón. Además, en cuanto esos papeles salgan, obligaré a hacer una auditoria al doctor Obregón, así deberá decirnos quién es el donador de Leander Moctezuma.Rafael detuvo su auto a medio camino.Elisa tuvo miedo, pero vio a esos coches obstruyendo el camino, dos hombres estaban uno al lado de Leander, que estaba parado en medio de la carretera, los observaba con rabia, con furia.—¿Qué hace aquí? Elisa, ten cuidado, no vayas con èl.—Debo hacerlo, Rafael, haz lo que vas a hacer, pero, por favor, mantenme informada.Elisa bajò del auto y Rafael no pudo detenerla.La mirada de Leander era severa.—Sube al auto, por favor.Ella bajó la mirada, y obedeció, subió al auto.Leander se acercò al auto, Rafael bajó.—¿Qué es lo que quieres con mi esposa? No te acerques a ella, Raf
Leander se quedó perplejo, luego comenzó a reír con gusto.—¿Qué dices, amor? No, claro que no, ¿Es broma?—No, yo…Leander tomó su mano.—Ven, te lo contaré todo, pero vuelve a mis brazos, vuelve a la cama.Ella obedeció, convencida de obtener una respuesta.Se recostaron en la cama, bien abrazados.—Mira, estuve a punto de morir, sì, buscamos un donador por todos lados, incluso hablamos del mercado negro, pero no pude, no cuando supe de donde obtenían los órganos, además, claro está que mi donador era especial, debíamos tener la misma sangre, y características específicas, por esa razón no podía ser cualquiera, no te miento, iba a la iglesia, rezaba, suplicaba, no encontraba paz, hasta que perdí la fe, me hospitalizaron y creí que moriría, y luego, cuando estaba peor, lo único que recuerdo fue a mi madre diciendo que al fin lo consiguieron, había un donador, era un milagro, había un donante, y una familia dispuesta a aceptarlo, y ese corazón era compatible conmigo, pensé que moriría
Cuando Elisa abrió los ojos, observó a Leander, y ella lo abrazó.—¡Leander! Ese hombre es un asesino… ¡Quiso matarme!Él la abrazó, ella sollozó.«Maldito, ¿cómo pueden hacerle tanto daño a mi esposa? ¿Cómo un hombre tan poderoso y rico como yo no ha podido protegerla?», pensó con rabia.—Cálmate, mi amor, estoy aquí contigo. —¿Encontraron a ese hombre?Leander negó.—Siguen buscando.«Enviaron a matarme, pero, Leander llegó y me protegió, entonces, ¿cómo puede ser el criminal Leander? ¿Y si èl no sabe nada? ¿Y si su madre y su abuelo están detrás de todo esto?», pensó.Elisa mirò a los ojos de Leander.—¿Podemos volver a la mansión?Leander acarició sus cabellos.—Volvamos, mi madre y Ana deben darte una disculpa.Ella le mirò sorprendida.Volvieron a casa màs tarde.Sonia deambulaba por la sala, esperaba que le llamara Gustavo, ahora liberado.«Que Elisa ya no esté viva, es la única forma que tengo para librarme de ella», pensó.Cuando escuchó la puerta y observó, se quedó perpleja
Leander tenìa un gesto desesperado, no dijo nada. Ana lo vio volver a la habitación, pero cuando lo vio entrar a la recámara, ya no dijo nada.«¿Quién es ese hombre y por qué es tan parecido a mi hermano? ¿Acaso…? ¡Imposible! Sería màs fácil que, ¡a mamá le hubiesen robado un hijo!», pensó.***Leander entró en la habitación, azotó la puerta e hizo que Elisa brincara del susto.—¿Qué pasa?Èl se acercò, lanzó esos papeles sobre su rostro y cayeron al suelo.—¡¿Qué significa esto, Elisa?! Dime, ¿por qué estás conmigo? —exclamó sosteniendo su brazo.Ella estaba temblorosa, ahora Leander le parecía una bestia herida a punto de atacarla.—¡No sé de lo que hablas! Dime, ¿qué pasa? —preguntó.—Esto —Leander señaló al suelo, ella pudo verlo, entonces, ahí estaba la fotografía de Lisardo, ella tuvo miedo.—¿Cómo?Leander tomó la foto, y sujetó su mano con fuerza.—¡Dímelo! ¿Por qué estás conmigo? ¿Es Oslo porque me parezco a èl? Y yo pensé que me amabas, ¡pensé que era algo en tu vida! Solo
Aún escuchaban los gritos de Elisa. El abuelo llegó del jardín, intentó ir hacia los gritos, pero Sonia lo detuvo.—¡No, padre! Debes saber la verdad. Dilo todo, Ana.—Abuelo, descubrí que Elisa mató a su esposo anterior.Los ojos del hombre se abrieron enormes.—¡Y mira esto! Es idéntico a mi hermano, el esposo de esa mujer es idéntico a Leander.El anciano tomó la foto, mirò tal imagen, pero la màs asustada era Sonia.El abuelo tomó esa foto, luego mirò a Sonia, ella intentó fingir que todo está bien.—¿Quién es este hombre? ¿Por qué es tan parecido a mi nieto, Sonia?La mujer se puso nerviosa.—No lo sé, padre.El abuelo llamó a su empleado de confianza.—¡Traigan a Elisa a mi despacho! ¡Ahora mismo!—Pero, padre…—¡No te metas, Sonia! —sentenció severo y fue al despacho, empuñando su bastón. La mujer tuvo mucho miedo.***Cuando la puerta fue abierta, Elisa casi sale corriendo, pero el empleado la detuvo.—El señor Moctezuma quiere verla, ahora mismo.—¿El señor Moctezuma?—El abue
Sonia llegó a ese edificio, pidió al chofer que esperara ahí, pero la mujer no entró, siguió de largo, hasta que Gustavo apareció en un viejo auto Ford, y ella subió.Èl condujo alejándose.—Sonia, ¿por qué vienes a verme a esta hora? ¿Quieres que alguien nos descubra?El hombre quiso besarlo, siempre fueron amantes, incluso una vez su padre los descubrió, pero le dijo que si se atrevía a quedarse con Gustavo la desheredaría, fue esa razón que la impulso a casarse con Fabián Flores, pero nunca lo amó, incluso cunado sus hijos nacieron, lo obligó a negarles el apellido flores y les impuso el Moctezuma.Sonia se negó al beso.—¡Hay algo malo, Gustavo!—¿Qué pasa?—¡Elisa! Es la mujer de Lisardo Expósito, ¡el gemelo de Leander! Al que mandamos a matar.Gustavo abrió ojos enormes.—¿Qué dices? —preguntó incrédulo de lo que ella decía.—¡No puede ser!La mujer asintió.—¡Lo juro! Esto es horrible, esa m*****a salió de prisión, ¡Jamás pensé que buscaría al gemelo de Leander! Creo que sabe a
Elisa se levantó de la cama, se vistió a toda prisa, estaba nerviosa, trató de no hacer casi nada de ruido, pero Leander había despertado, y fingió dormir, cuando se dio cuenta de que los movimientos de su esposa eran demasiado lentos y cuidadosos.«¿Qué estás haciendo ahora, Elisa?», pensó, pero no dijo nada.Fingió que dormía.Elisa se levantó, y ya vestida, abandonó la alcoba con pasos muy lentos.Leander saltó de la cama, y se vistió tan rápido como pudo, salió y la siguió, la observó desde el jardín, entre los arbustos, y cuando abandonó la casa, èl se acercò a su personal de seguridad, pidió su auto, y dijo que no informaran a nadie que él había salido.Finalmente, observó a su esposa, varias cuadras lejos de la mansión, subir a un taxi y fue tras ella.Elisa estaba muy nerviosa, pensaba en ese mensaje.«¿Quién lo escribió?»Pensó en llamar a Rafael González, y se contuvo.Leander la seguía, pero cuando el taxi dio una vuelta, los perdió, maldijo entre dientes, mientras buscaba
—¡¿Qué hiciste, Elisa?! ¡Mataste a mi madre! —exclamó Leander con la voz rota.—¡Ella no es tu madre! Ella es una farsante, tú eres adoptado, Lisardo es tu gemelo…Elisa fue llevada casi arrastras hasta el auto de policía, la mirada de Leander estaba horrorizada, mientras los paramédicos, recién llegados, luchaba por salvar a Sonia Moctezuma.El hombre estrujó sus cabellos.—Lo siento, señor, le dije que esa mujer, Elisa, estaba loca, no quise matarla, pero ella actúa como una desquiciada.Leander se alejó de Gustavo, no quería escuchar nada, quería matarlo, porque ese hombre antes casi mataba a su mujer, pero ahora, ya no entendía nada, y las palabras de Elisa seguían golpeando en su cabeza.***En el hospital.Leander estaba desesperado, no lograba localizar a Ana, y no quería contarle nada al abuelo.Siguió llamando, pero el móvil de Ana iba al buzón.—¿Dónde, m*****a sea, estás, Ana? —murmuró.«Elisa, ¿cómo pudiste hacerme algo así? ¿Matar a mi madre?», pensó.***Ana llegó hast