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Aún escuchaban los gritos de Elisa. El abuelo llegó del jardín, intentó ir hacia los gritos, pero Sonia lo detuvo.—¡No, padre! Debes saber la verdad. Dilo todo, Ana.—Abuelo, descubrí que Elisa mató a su esposo anterior.Los ojos del hombre se abrieron enormes.—¡Y mira esto! Es idéntico a mi hermano, el esposo de esa mujer es idéntico a Leander.El anciano tomó la foto, mirò tal imagen, pero la màs asustada era Sonia.El abuelo tomó esa foto, luego mirò a Sonia, ella intentó fingir que todo está bien.—¿Quién es este hombre? ¿Por qué es tan parecido a mi nieto, Sonia?La mujer se puso nerviosa.—No lo sé, padre.El abuelo llamó a su empleado de confianza.—¡Traigan a Elisa a mi despacho! ¡Ahora mismo!—Pero, padre…—¡No te metas, Sonia! —sentenció severo y fue al despacho, empuñando su bastón. La mujer tuvo mucho miedo.***Cuando la puerta fue abierta, Elisa casi sale corriendo, pero el empleado la detuvo.—El señor Moctezuma quiere verla, ahora mismo.—¿El señor Moctezuma?—El abue
Sonia llegó a ese edificio, pidió al chofer que esperara ahí, pero la mujer no entró, siguió de largo, hasta que Gustavo apareció en un viejo auto Ford, y ella subió.Èl condujo alejándose.—Sonia, ¿por qué vienes a verme a esta hora? ¿Quieres que alguien nos descubra?El hombre quiso besarlo, siempre fueron amantes, incluso una vez su padre los descubrió, pero le dijo que si se atrevía a quedarse con Gustavo la desheredaría, fue esa razón que la impulso a casarse con Fabián Flores, pero nunca lo amó, incluso cunado sus hijos nacieron, lo obligó a negarles el apellido flores y les impuso el Moctezuma.Sonia se negó al beso.—¡Hay algo malo, Gustavo!—¿Qué pasa?—¡Elisa! Es la mujer de Lisardo Expósito, ¡el gemelo de Leander! Al que mandamos a matar.Gustavo abrió ojos enormes.—¿Qué dices? —preguntó incrédulo de lo que ella decía.—¡No puede ser!La mujer asintió.—¡Lo juro! Esto es horrible, esa m*****a salió de prisión, ¡Jamás pensé que buscaría al gemelo de Leander! Creo que sabe a
Elisa se levantó de la cama, se vistió a toda prisa, estaba nerviosa, trató de no hacer casi nada de ruido, pero Leander había despertado, y fingió dormir, cuando se dio cuenta de que los movimientos de su esposa eran demasiado lentos y cuidadosos.«¿Qué estás haciendo ahora, Elisa?», pensó, pero no dijo nada.Fingió que dormía.Elisa se levantó, y ya vestida, abandonó la alcoba con pasos muy lentos.Leander saltó de la cama, y se vistió tan rápido como pudo, salió y la siguió, la observó desde el jardín, entre los arbustos, y cuando abandonó la casa, èl se acercò a su personal de seguridad, pidió su auto, y dijo que no informaran a nadie que él había salido.Finalmente, observó a su esposa, varias cuadras lejos de la mansión, subir a un taxi y fue tras ella.Elisa estaba muy nerviosa, pensaba en ese mensaje.«¿Quién lo escribió?»Pensó en llamar a Rafael González, y se contuvo.Leander la seguía, pero cuando el taxi dio una vuelta, los perdió, maldijo entre dientes, mientras buscaba
—¡¿Qué hiciste, Elisa?! ¡Mataste a mi madre! —exclamó Leander con la voz rota.—¡Ella no es tu madre! Ella es una farsante, tú eres adoptado, Lisardo es tu gemelo…Elisa fue llevada casi arrastras hasta el auto de policía, la mirada de Leander estaba horrorizada, mientras los paramédicos, recién llegados, luchaba por salvar a Sonia Moctezuma.El hombre estrujó sus cabellos.—Lo siento, señor, le dije que esa mujer, Elisa, estaba loca, no quise matarla, pero ella actúa como una desquiciada.Leander se alejó de Gustavo, no quería escuchar nada, quería matarlo, porque ese hombre antes casi mataba a su mujer, pero ahora, ya no entendía nada, y las palabras de Elisa seguían golpeando en su cabeza.***En el hospital.Leander estaba desesperado, no lograba localizar a Ana, y no quería contarle nada al abuelo.Siguió llamando, pero el móvil de Ana iba al buzón.—¿Dónde, m*****a sea, estás, Ana? —murmuró.«Elisa, ¿cómo pudiste hacerme algo así? ¿Matar a mi madre?», pensó.***Ana llegó hast
Elisa temblaba de miedo, miraba a todos lados, estaba sola en esa celda, hacía frío, las lágrimas rebotaban, pero las limpió.No entendía nada, en su mente todo pasó tan rápido. ¿Cómo podía enfrentar el mismo destino dos veces? Eso no tenìa sentido, eso no era justo.Maldijo su suerte. Sollozo con amargura.«¿Por qué fui tan estúpida? ¿Por qué no lo pensé antes? Debí llamar a Rafael, ellos son los asesinos. Leander lo sabía todo, ¡no, no puede ser! Claro que era su vida, quería salvar su vida, ¿qué no haría alguien por salvar su vida? Pero, ¿matar a su propio hermano?», pensó.La mujer lloró amarga.De pronto, aparecieron esos hombres, ella limpió sus lágrimas, se controló, abrieron la puerta, y la tomaron.—¿A dónde me llevan? ¡Suéltame! Quiero llamar a mi abogado.—¡Cállate!Ella tuvo terror.***La llevaron hasta una habitación, y la ataron a una silla. Ella gritaba, pero pusieron cinta industrial en su boca, y una venda en sus ojos.Elisa sintió terror. De pronto, escuchó unos paso
Los ojos de Leander miraban por la ventana, de pronto no pudo más. Una desesperación lo atormentaba. —¡Detén el maldito auto! —gritóEl chofer frenó en medio del camino.El abuelo le mirò incrédulo.—¿Leander?Leander bajò del auto y su abuelo bajó detrás con lentitud.—¡Leander Moctezuma!Èl se detuvo.—¡No puedo dejarla ahí!—¡Es una asesina!Leander le mirò, con ojos enrojecidos, negó.—¡No puedo!El abuelo maldijo en voz baja, pero conocía bien a Leander como a la palma de su mano.—Entonces, ve por ella, haz lo que quieras, actúas como si yo te pudiera detener.—¡Haremos una prueba de ADN, abuelo! Si ella dice la verdad, no soy tu nieto, y el corazón que late en mi cuerpo es de… mi hermano gemelo —su voz sonó extrañaEl abuelo Moctezuma abrió ojos enormes, esas palabras fueron una locura en su corazón, negó.—¡Tú eres mi nieto! Yo te cargué desde pequeño —dijo con la voz temblorosa—Pero, si la prueba es negativa, te lo juro, yo mismo entregaré a Elisa Expósito a la prisión feme
El doctor apareció casi al amanecer, El abuelo y Ana se levantaron. Gustavo fue hasta ahí.—¿Cómo está mi hija?—Mañana se le hará otra operación, por ahora, aunque está grave, está estable, pero el peligro no ha pasado, la herida perforó un pulmón, estamos haciendo todo lo posible por salvarla.Ana sollozó, y Gustavo la abrazó.El abuelo bajó la mirada atormentada.La doctora se fue.—¡Suelta a mi nieta, Gustavo!El hombre obedeció.—Vas a decirme ahora mismo, todo lo que pasó, déjanos a solas, Ana.—Abuelo…—¡Obedece!La chica tuvo que hacerlo.***Rafael González llegó hasta ese lugar, estaba desesperado, mirò al comisario, quien al verlo se puso muy nervioso.Ese hombre, el gran heredero González, además era un abogado prominente, e incorruptible, sabía qué era capaz de hundir su nombre, si le daba la contra.—Señor González, bienvenido a esta hora…—¡¿Dónde está Elisa Expósito?!—¿Elisa Expósito?—¡Elisa Moctezuma! No me haga perder la paciencia, o juro que tendrá aquí al mismo al
—¿Por qué me trajiste aquí a la fuerza? —exclamó ella—. ¿Qué es esto? Entonces, si tú no mataste a Lisardo, ¿lo hizo tu madre, el resto de tu familia?—¡Basta! Ellos son mi familia, Elisa, crecí con ellos, ¿Por qué los acusas de algo tan cruel?—¡Es la m*****a verdad! Mataron a Lisardo, ¡deje mi teléfono! Mi teléfono quedó en el muelle, ahí está grabado todo, Leander, todo lo que tu madre dijo.Leander se levantó, la mirò incrédulo, pero llamó a uno de sus hombres.—Vuelve al muelle donde encontramos a mi madre, y busca un teléfono móvil, búscalo donde sea y tráelo a mí.Leander colgó la llamada, la mirò fijamente.—Esperaremos.Ella lo mirò a los ojos.—Entonces, según tú, yo maté a alguien por este corazón.Ella no dijo nada.—Ya lo dije, tu madre fue quien dijo que estabas de acuerdo con matar a tu gemelo.—¿Cómo pude hacerlo? Estaba muriendo, Elisa, ni siquiera supe que tenìa un trasplante, hasta que ocurrió el milagro.—¡¿Milagro?! Lo que llamas milagro es la muerte de un hombre i