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Isabel González luchaba por llevar a Leander Moctezuma a su auto, insistía para que el hombre, ebrio, caminara a su auto.«Si pasa la noche conmigo, no tendré que trabajar en mi vida, estoy harta ya de trabajar tanto, qué tal si me doy una vida de señora Moctezuma», pensó.La mujer recordó que antes de salir del lujoso bar, algunos paparazzi de las revistas sociales les tomaron fotografías. Estaba satisfecha; sin embargo, a punto de llegar al auto, escuchó una voz.—¡Leander!Leander se detuvo. Anna vio a su hermano tan mal, se acercò con sus guardias y lo apartó de la mujer.—¿Qué pretendes, mujer?—Yo solo quiero ayudar a Leander, ¿me recuerda? Soy la doctora que ayudó al señor Moctezuma.Ana frunció el ceño, la reconoció, la mirò de arriba, bajó y sonriò.—Ahora entiendo por qué lo llevas directo a tu auto y no a un centro médico para que bajen su borrachera. Se te nota la clase social, no pienses en saltar tan alto. Además, este hombre está casado. Por favor, no seas una enredadera
Elisa estaba tan asustada, la abuela Paula tomó sus manos.—Calma, estarás bien, ahora debes cuidarte e ir con el doctor, por favor, no te angusties más, ¿tendrás a tu hijo? ¿Verdas?Esas palabras sacudieron a Elisa.Tenía el pensamiento claro en la mente.—¡Claro que sí! Tendré a mi hijo.Pero apareció de repente.—¡que bueno que estás aquí Elisa! Debes ver algo, debes saber que ese hombre que es tu esposo, no debe serlo más, ¡Él además te está engañando! Es clásico de los Moctezuma.Los ojos de Elisa se abrieron enormes ante sus palabras, no entendía que era lo que él decía.Pero, Piero no perdió el tiempo y se los mostró, cuando lo vieron quedaron perplejas.En su teléfono estaban las imágenes, en la plataforma social se veían fotos de Leander saliendo con una mujer de un bar, ella lo tenía abrazados, estaban tan cerca como algo íntimo.El corazón de Elisa dio un vuelco y su estómago otro más haciendo que corriera al baño.Piero vio la prueba de embarazo en el suelo.—¡¿Qué es esto?
—¡Leander…!Leander abrió el sobre y leyó el resultado. El hombre estaba convencido de que sería negativo, porque Elisa le dijo que era gemelo de Lisardo. Sabía que eso lo destrozaría, la idea de que Elisa amara a su gemelo dolería, màs por el hecho de que era su hermano, y nunca se perdonaría porque la muerte de Lisardo, representaría su propia vida.Sin embargo, cuando leyó el resultado, se quedó petrificado.El abuelo estaba nervioso.—¿Leander? ¡Dime el resultado!Cuando Leander parecía trastornada, Ana le quitó el papel y lo leyó.—¡Positivo!«¿Positivo?», pensó Sonia. Estaba perpleja, no podía creerlo.—Es positivo… —murmuró Leander, mirò a su abuelo, èl sonriò.—¡Lo sabía! Eres mi nieto, imposible que no seas un Moctezuma.—¡Lo ven! Han dudado de mí, ¿qué clase de mujer creen que soy? ¿Por qué han hecho esto? ¡¿Me han humillado!?Leander miró a su madre, sabía que no había alterado las pruebas de ADN, ella no sabía sobre eso.—Puede ser que al menos en esto no mentiste, pero ¿qu
—¡¿Cómo pudiste hacer que criara a ese bastardo hijo de esa m*****a?! —bramó con furia.El hombre le mirò incrédulo, jamás pensó que se pondría así.—¿Y qué debía hacer? ¡No podía matar a dos niños! Pedí que mataran a la mujer, pero eran solo dos bebés recién nacidos. No pude hacerlo, ¡era demasiado!Sonia abofeteó su rostro, mientras tocaba su abdomen con dolor.—¡Imbécil! Lo arruinaste todo, si saben que Leander es hijo de Viridiana…—¡Cállate! ¿Cómo se van a enterar? Además, querías un bebé, ¿no? Hice lo que tuve que hacer; agradecida, deberías de estar.—¡Gustavo! Vete al demonio, no creas que voy a casarme contigo, luego de esto.El hombre la mirò con ojos severos.—Te casarás conmigo y anunciarás la m*****a verdad, ¡que soy el padre de Ana! Quiero mi estatus y quiero también mi rol como el padre de mi hija.El hombre sacó el teléfono y mostró la grabación de video.La mujer tembló de miedo al ver que se mostraba la verdad sobre la pelea con Elisa, y donde ella admitía matar a L
La puerta se abrió y Rafael entró. Elisa se alejó de Leander y él odió eso.—Firma el divorcio, Leander.—¡Nunca! —dijo Leander—. No voy a divorciarme, Elisa, y para que lo sepan ambos, voy a averiguar quién mató a mi hermano.—¿Ahora te importa, Lisardo? —exclamó Elisa con cierta hostilidad.—Sì, y si hubiese podido conocerlo, hubiera estado siempre a su lado.Elisa hundió la mirada.—Lo único que te diré, es que Sonia no es tu madre.Elisa salió de ahí.Leander se quedó pensativo, totalmente roto.«No te vayas, Elisa, no me dejes solo», pensó.***Elisa y Rafael salieron de la empresa, èl condujo hasta el centro comercial.—¿Por qué no le has dicho a Leander que será padre?Elisa se quedó perpleja.—Pero, ¿Quién te dijo?El hombre sonriò.—Vi la prueba de embarazo, mi madre no pudo ocultarlo.Elisa asintió.—Estoy embarazada, Rafael, debí decírselo, no pude.—¿Por qué?—¡Tengo miedo! Y si su madre se entera y quiere matarme.Rafael estaba pensativo.—Elisa, lo entiendo, pero, Leander
Dos días después.Elisa estaba nerviosa. En lugar de recibir alguna oferta para el divorcio, el abogado de Leander llamó a Rafael González y le indicó que iban a ir directamente a los tribunales.No entendía por qué, de pronto, Leander se puso demasiado difícil, durante ese par de días. Quiso muchas veces salir corriendo a buscarle, y decirle sobre el embarazo, pero luego se llenaba de miedo, no tenìa valor.Además, la paranoia estaba haciendo estragos en su seguridad. En una semana sería el juicio de Sonia Moctezuma, y ella esperaba que la declararan culpable y fuera presa.«Tal vez, con Sonia presa, pueda algo cambiar entre Leander y yo», pensó.Rafael y Elisa salieron rumbo a los juzgados.Piero estaba caminando de un lado a otro y mirò a su abuela.—¡Tengo un mal presentimiento, abuela!La mujer negó.—Por favor, cálmate, hijo.Llamaron a la puerta, y apareció la empleada, se veía sorprendida.—¡El señor Moctezuma está aquí!Ambos fruncían el ceño, confusos.—¿Quién?—¿Leander? —ex
Elisa mirò a Leander, estaba furiosa.—¡Sì, estoy embarazada! Pero, es mi hijo, ¡no es tuyo! No eres el padre de mi hijo.Un silencio se cimbró en la sala, Leander la mirò con gran dolor, solo cuando las palabras salieron de su boca. Elisa sintió que había cometido un error.—¡Silencio! —exclamó el juez.El abogado de Elisa suplicó que callara.Rafael estaba perplejo, sabía que fue un impulso.«Leander es el padre, pero, ¿qué hace Elisa?», pensó.—Señor Juez, como usted puede escuchar, también exigimos una prueba de paternidad. Mi cliente está seguro de que su esposa habla solo por despecho, y queremos que demuestre la verdad.—Así se hará, por ahora no concederé ningún divorcio, ambos deben acudir a consejería matrimonial —sentenció el juez—. Los veré en noventa días, y necesito que vengan con una prueba de paternidad para determinar, si el señor Moctezuma es o no el padre del bebé. Además, se hará en un laboratorio que asignará la corte.La audiencia terminó.Elisa salió muy rápido,
—¡Padre! Soy inocente, ¿cómo puedes acusarme de cosas horribles? —exclamó cayendo a sus pies, sollozando con desesperación.El hombre la mirò severo, luego pellizcó sus mejillas.—Más te vale que no sea cierto, peor, ya te creo capaz de todo. Abandonaste a tu bebé solo porque estaba enfermo, mentiste por años y, además, lo hiciste por dinero. ¿Querías un heredero?El hombre sonriò.—Hay cosas que nunca comprenderás, pero yo, nunca te dejaré ganar.—¿Qué?El hombre la soltó y se fue.Sonia se volvió paranoica, tocó su herida que dolió.«¿A qué se refiere? ¿Acaso habla de la herencia? Debo averiguar cuál es el testamento», pensó.La mujer recibió una llamada.—¡Dame una m*****a noticia!—Todo está listo para el juicio.La mujer sonrió feliz.***Piero salió a un bar, bebió una copa de un buen vino, luego salió de ahí, quedó con una chica para verse en un lujoso hotel.Al llegar, subió al elevador, sintió que algo andaba mal con èl, pero no supo qué era.Sintió mucho calor, y comenzó a se