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Piero estaba perplejo, Ana cayó al suelo, tenìa mucho miedo.Una bala perdida los asustó.—¡Vendrás conmigo, Ana!Ella sollozó.—¿Por qué haces esto?—¡Fue tu m*****a madre quien mató a Viridiana, es hora de que el karma alcance a Sonia, y tú eres el medio para llegar a ella!Ana no dijo nada màs, la puso en el asiento trasero, tomó cinta industrial y la inmovilizó.Por un segundo, sus miradas se cruzaron, ella lloraba, parecía temblar.Piero no pudo evitar mirar sus ojos, y descender la mirada a sus labios.«¡No, Piero, ella es tu peor enemiga!», pensó.Piero fue al auto, condujo sin rumbo aparente.***Leander estaba incrédulo, llamó a Rafael.—¡Ven de inmediato!Rafael no demoró en aparecer y ambos salieron fuera de la habitación, haciendo que Elisa tuviera màs temor.—Rafael, al parecer, Piero tiene secuestrada a Ana, acaba de llamarme exigiendo que le diga a Sonia que debe ser intercambiada por su hija.—¡¿Qué?! ¡No puede ser! Lo buscaré.—Espera, Rafael, debemos calmarnos; mira h
Gustavo comenzó a volverse loco, no podía creer lo que decían.Colgó la llamada.—¡Secuestraron a mi hija! ¡Secuestraron a Ana! Debemos salvarla.Sonia estaba perpleja, intentó calmar al hombre, que fue por su arma.—¡Mataré a Piero Moctezuma si se atreve a dañar a mi hija!—¿Te volviste loco? Espera, no podemos hacer eso, ir por èl, sin saber a dónde, debemos hacer algo màs, si secuestramos a la m*****a de Elisa, Piero la quiere, así que recuperaremos a nuestra hija.Gustavo la mirò con duda.Luego, puso su mano sobre su cuello hasta quitarle la respiración.—Escúchame bien, Sonia, si fallas, si algo malo le ocurre a mi Ana, a la que mataré es a ti.Sonia le mirò con miedo.Gustavo la soltó, ella cayó de rodillas tosiendo desesperada.—¡Créeme! Sí, nos encargamos de Elisa o de Paula, Piero devolverá a mi hija.El hombre la mirò con ojos severos.***Al día siguiente.Leander llevó a Elisa a la mansión González.—Leander, no me ocultes cosas, dime, ¿dónde está Ana?Leander tomó su man
Ana intentó alejarse, pero sintió como sus manos siguieron atrapándola, mientras aún la besaba con pasión.Piero hundió sus dedos entre sus cabellos, y la besó con màs ardor.Por un instante, ambos se perdieron en el mar de sensaciones que se provocaban.Èl detuvo el beso, miró su rostro, no supo qué hacer, o decir sus miradas se encontraron.Ana lo empujó y corrió a la puerta, tenía las llaves en la mano y comenzó a correr.Piero maldijo y fue tras ella, pero ella ya corría lejos de su alcance.—¡Ana! —gritó y la persiguió.***Elisa observó a la abuela Paula entrar a su habitación, la mujer sonriò al verla.Tendría unos setenta años, pero no era como una anciana débil, por el contrario, se veía fuerte y muy capaz.—¿Cómo te sientes?Elisa sonriò.—Estoy mejor.—¿Sabes que hay una probabilidad de que tus bebés sean mis bisnietos? —exclamó con los ojos llenos de lágrimasElisa, sonriò, tomó la mano de la mujer.—Lo sé, y sueño que es así.—Es así, algo me lo dice en mi corazón, Elisa
Florencia estaba con Paula, ella tenìa mucho miedo, cuando vio a ese hombre que iba contra ella.Florencia se quedó congelada, y el hombre apuntó a Paula.—Venga conmigo, ahora mismo, señora, o la mataré.Paula estaba muy asustada, estuvo a punto de ir con el hombre, cuando uno de los guardias entró y con un teaser eléctrico logró controlar a ese hombre.Paula lanzó un grito aliviado.Valeria la abrazó, observó que estaba bien y la llevó a sentar, le trajo un poco de agua.Florencia solo miraba tal escena perpleja, estaba muy asustada.Valeria corrió a buscar a Elisa.—¡Señora Elisa, soy Valeria, todo está bien ahora!Elisa salió del armario y abrazó a la mujer.—Han detenido al hombre, estamos bien, señora.Elisa asintió.—¡Quiero ver a Paula!Bajaron despacio, Elisa observó a ese hombre en el suelo, aún estaba sin sentido, cuando le quitaron el pasamontañas, Elisa se quedó perpleja.—¡Yo lo conozco!Elisa recordó que era el mismo hombre de la cabaña que quiso atacarla, era el mismo
Leander y Rafael escucharon un teléfono sonar, era el teléfono de ese hombre, estuvo convencido de que era Sonia o Gustavo, aunque su mano temblaba, respondió de inmediato.Leander respondió.—¿Dónde estás? ¿Dónde m*****a sea esta Elisa? —exclamó lleno de rabia.Era la clara voz de Gustavo.Leander colgó la llamada. Y fue con el hombre, tenía un gran plan en la mente. —Llamarás y dirás que tienes a Elisa, que te digan donde verlos, si no lo haces, iré contra tu familia.Los ojos del hombre se volvieron enormes.Volvió a escuchar una llamada, respondió.—¿Dónde está Elisa? —exclamó el hombre—Está conmigo. Fue difícil, dime, ¿A dónde la llevo?—Bien, te enviaré la dirección, tráela ya mismo, ¿y Paula González?—La maté…—Bien.La llamada fue colgada.—¡No hagan daño a mi familia, lo suplico! —exclamó el hombre con la voz temblorosaLeander ignoró al hombre, vio la dirección, el comisario dijo que enviarían a la policía, pero Rafael y Leander exigieron ir con ellos. Gustavo y Sonia p
Rafael intentó llamar a su primo, pero èl nunca respondió.Sin embargo, recibió una llamada màs noche.Rafael respondió al instante.—¡Hola!—Tío.—¡Piero! Maldición, ¿qué crees que haces, hijo? No puedes hacernos esto, la familia está arruinada sin ti, escúchame, se ha revelado que Sonia si mató a Lisardo Expósito para obtener el corazón para Leander, ahora la policía ya la está buscando, averiguaremos sobre tu tía, porque he hecho una prueba de paternidad sobre Leander y la abuela Paula, por favor, vuelve, Piero, tu abuela te necesita, casi nos matan, ella te necesita aquí, ven, hijo, no hagas locura.—¿Cómo está la abuela?Rafael respiró profundo.—Está bien, no tomes nada contra Ana, ella no tiene la culpa de tener a una madre tan cruel, ella es inocente, hijo, ¿Entiendes, Piero?—Sí, tío, lo entiendo, bien. Volveremos, mañana volveremos a casa, vale.Rafael respiró aliviado.—Gracias, hijo, no sabes lo bien que me haces con esta noticia, mañana te llamaré a este número muy tempr
Los ojos de Valeria se abrieron enormes, estaba muy asustada.Sintió el toque de Rafael; era demasiado caliente.—Yo…—¿Tú? ¿Qué?Ella titubeó, sintió que estaban tan cerca.—¡Yo no soy una traidora! —dijo con miedo en su miradaRafael soltó su rostro, la mirò con ojos severos.—¡Mientes! No me mientas, porque trajiste a gente a casa.Ella le miró incrédula.—¡Yo no he hecho eso! ¿Quién te dijo eso?Rafael estaba furioso.—No me mientas.—Juro, que no miento, señor González, ¿por qué no me cree? Deme una prueba de que soy una traidora.—Dame tu móvil, lo revisaré.Valeria estaba incrédula, pero al final, Valeria se dio por vencida, y le dio el teléfono.El hombre lo tomó y comenzó a revisarlo.Valeria solo hundió la mirada.Rafael revisó los mensajes, incluso mensajes de la plataforma social, las llamadas, los últimos números eran de su madre, pero èl no confió, llamó por teléfono y le pidió que hablara con su madre.Valeria lo hizo, saludó a su madre, y luego colgó.Rafael se sintió c
Ana tenìa miedo, Gustavo apuntaba, Piero quiso salir, pero Ana lo detuvo.—¡No, Piero! —gritó Ana desesperadaPiero y Ana se miraron, sus corazones latían demasiado fuerte, él tomó su mano.—Lo siento, Ana.Escucharon un disparo.***Cuando Rafael abrió los ojos, mirò a Valeria, sonriò.«Ella no es una traidora, ¿Cómo pude pensar tan mal de ella?», pensó, mientras acariciaba su rostro.Rafael besó su frente, cuando se levantó, ella se giró de espaldas, èl pudo ver las ligeras manchas rojizas en la cama.Sabía que fue su primer hombre, Rafel fue a darse un baño.No podía dejar de pensar en ella.Èl era mayor que ella, comenzó a sentirse culpable, como si estuviera aprovechándose de ella, pero no podía arrepentirse del ayer, porque ahora era inolvidable en su corazón.***—¡Bajen del auto! —gritó Gustavo.Piero obedeció, tenìa miedo de que lastimaran a Ana.Ana bajó de inmediato y corrió a interponerse entre Gustavo y Piero, de forma en que la pistola de Gustavo estaba apuntando a Ana.É