Definitivamente la alegría de Emperatriz y Rogelio era indescriptible, todavía se encontraban en la sala de recuperación y ambos estaban metidos en su propio mundo soñando con el día en que se hicieran padres por primera vez.

Fue tanta la euforia que sentían por esa gran noticia que por un momento se olvidaron de que Margarita se encontraba convaleciente, además Emperatriz no estaba al tanto del infarto que le había dado a la pobre pero al mismo tiempo Rogelio no quería empañar ese momento de felicidad y mucho menos poner nerviosa a Emperatriz ya que sentía que a partir de ahora debía cuidarla lo más posible. Él solo quería que ese hijo que venía en camino naciera en las mejores condiciones.

Sin embargo era inevitable que Emperatriz no le preguntara por la salud de Margarita, así que no esperó mucho tiempo y le dijo a Rogelio:

— ¡Ay Dios! Con toda esta felicidad, por poco se me olvida la verdadera razón por la que estamos en la clínica. ¿Qué has sabido de Margarita? ¿Ya la atend