Rosi se encontró con Galeano en la oscuridad de la cocina, y su corazón dio un vuelco. Galeano, sorprendido pero emocionado al mismo tiempo, aprovechó la oportunidad para hablar con ella a solas. — ¿Qué haces aquí, Galeano? — ¡Rosi! Qué casualidad, ¿verdad? Vine por un vaso de agua, pero no encuentro los interruptores de luz. — Están justo aquí. — ¡No los enciendas! — ¿Qué estás tramando, Galeano? ¡Suéltame! Nos pueden ver. — Por favor, Rosi, no te vayas. Necesitamos hablar. ¿Cómo pudiste volver con ese anciano? Me dijiste que ya no lo amabas. Y ahora, ¿le haces creer que el hijo que esperas es suyo? Sabes que es mío.— ¡ Cállate Galeano! Mira que las paredes tienen oído, además estamos cerca del área de la servidumbre, cualquiera puede escucharnos y no me quiero imaginar si Antonio llega a enterarse de que estamos aquí.— Ese viejo no se puede imaginar que entre tú y yo existe algo, además el pobre imbécil cree que le vas a dar un hijo. Tú no puedes hacerme esto, tú sabes que y
Rosi se encontraba en la habitación nerviosa: — ¿Y no te vas a acostar? Me dijiste en la cocina que tenías mucho sueño.— Es que tengo algo de calor y la verdad no quiero dormir todavía, se me ha quitado el sueño. — ¿Hasta cuándo vas a seguir evadiéndome? Te dije que hoy quiero hacerte el amor como antes. Quiero estar contigo Rosi, con mi esposa, la mujer que tanto amo.Antonio se acercaba cada vez más a Rosi tratando de convencerla de la mejor manera posible para que accediera a estar con él.Pero ella no dejaba de pensar en lo que acababa de ocurrir en la cocina con Galeano, y que además le había prometido encontrarse al día siguiente con él, en el mismo sitio de siempre para poder hablar sobre lo que estaba pasando con su embarazo. Estaba deseosa de poder contarle la verdad y advertirlo porque Antonio estaba dispuesto a todo y quería decirle que el acuerdo al que habían llegado, era una trampa. Ella estaba desesperada, tenía muchas cosas pasando por su cabeza y la presencia de A
—Papá, estoy esperando que me respondas. ¿Quién es ella? Diana intervino rápidamente:— ¿No le vas a contestar a Alicia? Si no lo haces, entonces lo haré yo.— ¿Pero qué está pasando, papá? ¿Por qué Diana está hablando así? Parece que se trata de algo muy grave.— Está bien, Alicia. Voy a decirte la verdad. Esta joven que está aquí frente a ti es tu hermana.— ¿Mi hermana? ¿Pero qué locura estás diciendo? ¿De dónde ha salido esta hija si tú jamás la mencionaste?Alba, con los ojos llenos de lágrimas, observaba el desamor de Antonio hacia ella. Se sentía dolida y humillada al ver todo el lujo que siempre rodeaba a Alicia, en contraste con su propia vida humilde. Su madre apenas ganaba lo suficiente para sobrevivir, mientras Antonio apenas contribuía económicamente para su educación. A pesar de su riqueza, él no se preocupaba ni por su madre ni por ella. — Por favor, Alicia, trata de calmarte. Tu madre no sabe nada de esto, es mejor que por ahora no le digas nada, ya de eso me encarga
— Galeano, creo que lo mejor será que nos marchemos.— Pero no podemos irnos así sin antes buscar la manera de encontrar una solución a todo esto.— ¿ Acaso no te das cuenta que no hay ninguna solución? Antonio nos tiene en sus manos, a mí puede enviarme a la cárcel y alegar que efectivamente fue un intento de asesinato. Y en tu caso acabas de firmar un documento donde le estás cediendo la mansión de tus padres a cambio de solventar todas tus deudas. Si descubre que te dije la verdad vas a quedar en la calle, se va a descubrir que yo soy tu amante y que estoy esperando un hijo tuyo y automáticamente perderías toda tu herencia. Y lo más doloroso de todo esto, es que yo perdería por completo el amor de mi hija.Galeano se llevaba las manos a la cabeza totalmente desesperado, sentía que se encontraba en un túnel del cual no tenía escapatoria. Lo que Rosi le estaba advirtiendo era la verdad, ya que en una de las cláusulas que había impuesto su padre en el testamento, decía claramente q
"Habían transcurrido varios meses desde que se descubrió la existencia de Alba, la hija secreta de Antonio. Ahora vivía en la imponente mansión como un miembro más de la familia. Rosi, por su parte, estaba en su séptimo mes de embarazo. Durante todo ese tiempo, se había mantenido alejada de Galeano, evitando caer nuevamente en sus bajos instintos.Apenas se cruzaban cuando ella salía de su habitación, donde pasaba la mayor parte del día. A pesar de estar en su propia casa, se sentía prisionera e incómoda al encontrarse con Diana, la amante de su marido.Alicia, en cambio, aún no quedaba embarazada. Esto preocupaba a Galeano, ya que prácticamente dependían económicamente de Antonio, lo que le otorgaba aún más poder. Incierta sobre la razón de su infertilidad, Alicia decidió visitar al médico por su cuenta, para realizarse todos los estudios necesarios. No quiso decirle nada a Galeano, no podía creer que, a pesar de intentarlo a diario, aún no hubiera concebido.Aquella tarde, Alicia ll
Natalia se quedó atónita al escuchar las palabras de Galeano. Por un instante pensó que su hijo estaba confundido o desorientado. Después de todo, había descubierto que Alicia no podía darle el hijo que tanto ansiaba para heredar la fortuna familiar.— Galeano, por favor —exclamó Natalia—. No repitas semejante incoherencia. Debes estar delirando por la noticia que te dio tu esposa. Necesitas descansar y dejar de decir tonterías.Pero Galeano, desesperado y cansado de fingir, la tomó por los hombros con violencia:— ¡No es una tontería! Lo que te digo es la verdad. El hijo que está a punto de nacer es fruto de mi relación con Rosi.Natalia abrió los ojos, horrorizada. Sabía que si esa verdad salía a la luz, su familia estaría en grave peligro. Vivían en medio de un huracán de secretos y mentiras.— ¿Es cierto? ¿Tuviste una relación con tu suegra? —exclamó Natalia—. ¡Esto es una aberración! Subamos a mi habitación. No podemos hablar aquí, corremos el riesgo de que alguien nos escuche. N
Natalia con mucha astucia se acercó a Antonio aun consciente de la ira que albergaba dentro de él por el nacimiento de un hijo que sabía no era suyo.—Hola —dijo—. ¿Cómo está Rosi? ¿Ya dio a luz al bebé?La expresión de Antonio reveló su desagrado ante su presencia. Se preguntó si ella ya conocía la verdad. Pero no podía arriesgarse; fingir ignorancia sobre la relación entre Rosi y Galeano era crucial para llevar a cabo su venganza.—Rosi se encuentra en perfecto estado —respondió Antonio—. Ya tuvo al bebé.—¿En serio? ¿Y qué fue? ¿Hembra o varoncito?—Una niña —contestó Antonio con sequedad—. ¿Hay algo más que quieras saber?—Antonio, no hace falta que te pongas a la defensiva —insistió Natalia—. Desde que nuestros hijos se casaron, somos familia. Deberíamos limar asperezas. Aunque no entiendo por qué eres tan hostil cuando tu esposa te acaba de bendecir dándote una segunda hija. Antonio la miró con desconfianza. ¿Sería Natalia realmente ajena al hecho de que el niño era de Galeano?
Alba, a diferencia de su madre, no se dejaba llevar por la ambición. Sus sentimientos eran sinceros, y jamás se interesó en la fortuna de su padre. Sin embargo, su ingenuidad la hacía vulnerable, y siempre obedecía las órdenes de Diana, quien siempre había sido una madre manipuladora. A pesar de ello, Alba encontró en Alicia un apoyo inesperado y disfrutaba de su compañía,, al fin y al cabo era su única hermana. Cuando supo que su hermana no podía tener hijos, Alba no dudó en brindarle su apoyo desinteresado, a pesar de la negativa de Diana, quien solo pensaba en el dinero. Ambas se habían caído muy bien y enseguida hicieron una conexión muy especial que las hizo acercarse a pesar de las diferencias que existían a su alrededor. Y Alicia ahora más que nunca necesitaba de su apoyo, por lo que no pudo ser más oportuna su aparición en su vida. Galeano se acercó a Alicia y dijo:— Alicia, necesito hablar contigo a solas. ¿Alba, podrías darnos un poco de privacidad?— Claro, no quise imp