Para Galeano, el descubrimiento de la muerte de su verdadera hija fue un golpe devastador. Sentía que la vida le había infligido un castigo por haberse involucrado con una mujer casada, quien resultó ser la madre de su esposa.(…)Un año después…Alicia cumplió sus amenazas y denunció formalmente a Natalia como la responsable del asesinato de su padre. Pero al mismo tiempo el abogado de la familia de Galeano, un antiguo amigo y consejero de Raúl, sospechaba que su muerte había sido por envenenamiento. Las pruebas confirmaron esta teoría, y se descubrió que Natalia había sobornado al médico forense para ocultar el informe de la autopsia, que revelaba la presencia de veneno en el cuerpo de Galeano.Natalia fue condenada a 30 años de cárcel, pero para Galeano, el dolor era inmenso. No podía creer que su propia madre hubiera matado a su padre, incluso sabiendo que estaba desahuciado. Natalia había adelantado su muerte por avaricia, para asegurar que Galeano recibiera la herencia.El matri
La mujer se sintió intimidada al ver la enorme mansión. No podía entender cómo era posible que la hija de Rosi tuviera tanto dinero mientras ella misma se encontraba en condiciones tan precarias.— Vengo de parte de la señora Rosi, ella está viviendo en mi casa, pero tiene una enfermedad en los pulmones y está muy grave, me pidió que la buscara a usted para que fuera a verla. —Dijo la humilde mujer— ella necesita comprar muchas medicinas y no tiene el dinero. Alicia llevó las manos a su rostro, impresionada. No podía creer que el destino la estuviera haciendo pagar con la misma moneda que ella le había hecho pagar a su padre. Además del daño que le había causado al ocultar su relación con Galeano, sabiendo que Alicia se iba a casar con él.Sin embargo, en el fondo, sentía pena por Rosi. Después de todo, era su madre, y si se encontraba en esas condiciones al borde de la muerte, Alicia debía perdonarla y liberarse de la carga que llevaba encima.— Está bien, lléveme donde está ella. C
Alicia miró a Rosi con profundo dolor, se le llenaron los ojos de lágrimas, estaba cansada de recibir decepciones de parte de su madre, cuando creía que ya no iba a tener más sufrimientos en su vida, aparecía nuevamente Rosi, clavándole una estaca en medio de su corazón. — ¿Qué más vas a decirme? ¿Acaso no ha sido suficiente con haberme destruido la vida como lo has hecho durante todos estos años? Y aun así tienes el cinismo de decirme que hay algo más que debo saber.— Sí, debo decirte algo que nunca pensé que lo haría, pero ha llegado el momento y quiero estar en paz. —Y qué más me vas a decir después de enterarme de toda esta mentira en la que me has hecho vivir? —Quiero pedirte perdón. Necesito que me perdones hija. — ¿Perdonarte? ¡Ja! Suena tan fácil decirlo. La verdad es que venía dispuesta a perdonarte, pero no por ti, sino por mí. Quiero liberarme de esta carga que he llevado todos estos años. Pero no contaba con que me iba a enterar de que ese hombre al que siempre vi com
La sirvienta, visiblemente nerviosa, no respondía con claridad a las preguntas de Alicia. La curiosidad de esta última crecía:—¿Pero qué pasa? ¿Por qué no terminas de decirme quién me busca? —insistió.La sirviente, evitando mirar a los demás presentes, respondió con un gesto en sus ojos que dejó claro a Alicia la gravedad de la situación:—Señora, es mejor que vaya usted personalmente.Intrigado por la misteriosa visita, Miguel captó el gesto de la sirvienta y se levantó de la mesa:—Voy contigo, cariño. Carlotita, quédate aquí con tía Alba y termina tu desayuno mientras mami y yo vamos a ver quien nos visita. Alba, nerviosa, se quedó con la pequeña, preguntándose quién sería esa persona que había llegado sin previo aviso.Ambos se dirigieron a la puerta de entrada, ansiosos por descubrir a quién se enfrentarían. Sin embargo, quedaron impactados al ver frente a ellos a la persona menos esperada: Galeano.—¡Galeano! — exclamó sorprendida Alicia. —¿Pero qué haces aquí?—No comprendo
El ambiente en la mansión era tenso. Miguel apretaba los puños, luchando por contener su ira hacia Galeano. Alicia, por su parte, se debatía entre dos sentimientos: quería alejar a Galeano de su vida, pero también sabía que Carlotita lo amaba profundamente. Hacerle daño a él sería como herir a su propia hija.Finalmente, Alicia tomó una decisión pensando en el bienestar de Carlotita. —Está bien, cariño —le dijo a la niña—, claro que tu papá puede leerte un cuento. Su mirada fulminante hacia Galeano dejó claro que solo accedía a las peticiones de Carlotita para protegerla.La pequeña se abrazó a su madre, emocionada. —¡Qué bueno, mami! Eres la mejor mamá del mundo. Te amo —le dijo. Alicia sonrió, Y Galeano propuso: —Entonces, vamos, princesa. Llévame a tu habitación para ver los obsequios que trajo tu madre de su viaje.Galeano tomó la mano de la niña, pero antes de subir las escaleras, Alicia lo detuvo. —¡Un momento! —exclamó. Galeano frunció el ceño. —¿Qué pasa, Alicia? ¿Acaso te arr
Días después…El ambiente en la mansión comenzaba a llenarse de misterios y secretos que se iban enredando en medio de la paz que Alicia había encontrado al lado de Miguel, después de tanto tormento. Galeano, al volver a ver a su hija después de tanto tiempo sin poder compartir con ella, con su voz cargada de conflicto, confesó a Alba su deseo de pasar más tiempo con Carlotita. Alba, con sus ojos oscuros llenos de compasión, se ofreció a apoyarlo, dispuesta a enfrentar a Alicia y Miguel para que permitieran las visitas. Pero ¿Por qué su regreso afectaba la frágil estabilidad de la mansión?Carlotita, ajena a las tensiones, se encontraba feliz con el regreso de su padre. No entendía las miradas furtivas entre Galeano y su tía Alba, ni los susurros que se deslizaban por los pasillos. Y mientras Galeano y Alba compartían momentos al lado de la pequeña, sus corazones se enredaban en una trama inesperada. ¿Qué oscuros secretos se escondían tras las puertas cerradas? ¿Qué papel jugaba Alba
Alicia subió las escaleras acelerada, quería que salieran lo más temprano posible antes de que a Galeano se le ocurriera aparecerse en la mansión y manipular a Carlotita para que ella no quisiera ir al viaje y así quedarse con él.La finalidad de ese viaje inesperado, era con el propósito de alejar a su hija Carlotita de Galeano, ya que desde que este había regresado, no dejaba un solo día de ir a la mansión para ver a la pequeña. Pero Alicia ignoraba lo que estaba sucediendo detrás de esas visitas. Alba no había bajado al desayuno, y eso era inusual. Alicia se preguntaba: ¿Se habría sentido mal? ¿O simplemente estaba retrasándose porque no quería ir con ellos a la playa? Alicia decidió ir a su habitación para despertarla. El viaje a la playa con Miguel y Carlotita no podía esperar.Al llegar a la puerta de la habitación de Alba, Alicia dudó un instante. ¿Debía tocar o simplemente entrar? Finalmente, golpeó suavemente y abrió la puerta. Lo que vio la dejó completamente helada y sin
Alicia se quedó mirando a Alba, tratando de asimilar lo que acababa de escuchar. La traición de su hermana era un golpe demasiado fuerte, pero no podía permitirse derrumbarse. No ahora.—¿Así que esta es tu decisión, Alba? —dijo Alicia, con la voz temblorosa pero firme—. ¿Prefieres a Galeano y a esta mansión antes que a tu propia hermana?Alba, con los ojos llenos de lágrimas y rabia, respondió:—No es así, Alicia. Tú fuiste la que me traicionó primero. Siempre has pensado que todo gira a tu alrededor. Galeano me ama y yo lo amo a él. No voy a renunciar a mi felicidad por tus celos.Miguel, que había estado observando en silencio, finalmente intervino:—Esto es una locura. Alicia, no tienes que quedarte aquí. Podemos irnos y empezar de nuevo. No necesitamos esta mansión ni todo el dinero que te heredó tu padre. Sabes que cuentas conmigo, para eso soy tu esposo. Y tengo una fortuna lo suficientemente grande para que tú y Carlotita, vivan como reinas. Alicia miró a Miguel, sintiendo u