Capítulo 57

La conversación acabó; y con una línea de besos suaves y mordidas que la hacían gemir, llegué hasta el punto más importante: quedar entre sus piernas. Las levanté y las abrí, y vi su cara, la había tapado con sus dos manos, avergonzada.

—Jade, quiero que me mires mientras te hago correrte en mi boca—

—¡es vergonzoso!—

—No para mí, mira como tu hombre te come, como me habías anhelado muchas veces. Hoy sabrás lo que es ser la mujer de un Alfa—

Con calma quitó sus manos de su cara y nos miramos fijamente unos segundos. Le di varios besos en las piernas tratando de hacer que se relaje y tembló. Pero mi lengua buscó su clítoris.

—¡ahh! Alf-a—

Con suaves lamidas profundas y succiones, ella se corrió rápido, pegando un grito placentero para mí, pero no dudo que se haya escuchado fuera de esta habitación. Su cintura me movía sola y apretaba las sábanas, deseosa de todo lo que le hacía.

—No dejes de mirarme— le exigía, viendo cómo perdía la noción del tiempo.

—N-no puedo mantenerme con los ojo
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