•Narra Kenny Stewart•Mi puño ya arremetió contra su rostro.Llevo solo segundos que la angustia me ganó al escucharlos y, sobreentender el momento. —¡Kenny! —escucho a Morelia, gritar con exaltación.«Cinco…, cuatro…, tres..., dos…» Por un momento, siento que quiero calmarme, pero la manera desafiante en la que me mira Collins, no me aleja de mi mal humor.Ahora detallo, de más cerca, los labios manchados del labial de Morelia, sobre los labios de Collins.Aquello es un punto nada a su favor.Sin tener éxito a tranquilizarme, lo sostengo de nuevo, con más potencia, de su camisa y, lo fulmino directo a los ojos.No entiendo por qué me hierve hasta la mínima gota de sangre de todo mi ser.Arrugo más su camisa, con mi puño y mandíbula apretada.Collins me muestra su odio en la mirada y refleja media sonrisa.—Ahora, comprendo. Así que eres tú por quien Morelia se encuentra en esta circunstancia.—¿Qué? —respondo antes su voz arrebatada. Y lo acerco a mi mirada por unos segundos, con la
•Narra Morelia Dalas• —Pe-pero ¿Qué está diciendo? —tartamudeo, mientras detallo esos ojos dilatados. Esa mirada muy decidida—. ¿Por qué me pide eso? Kenny alza su mentón, como tratando de bajar un poco su humor y me dice: —¿A caso no estás sin trabajo? —Sí, pero… —¿Ya ves? Yo necesito alguien que me ayude con este enredo mental que llevo encima. Y tú necesitas un trabajo. Eso trataba de verse algo lógico de su parte, sin embargo, de la mía no. Obviamente, soy su ex, no soy cualquier persona. Las cosas habían tomado otro rumbo abrupto. Desde que me di cuenta de que estaba enamorada de Kenny, me consideré loca. Loca, porque una persona no aguantaría amar tanto, a otra, que ni siquiera sabe de sus sentimientos. Todo era un sueño para mí, un sueño que se había vuelto realidad. ¿Puedo seguir con esta locura? Kenny…, Kenny también tenía sueños, sueños que ya los iba cumpliendo, pero su madre y ese desgraciado de su padre… se lo habían quitado de la noche a la mañana. No ima
•Narra Kenny Stewart• —Deseo un café —le digo a la chica que está a cargo de mí estos días en casa. Ella está ordenando la sala, y se gira a verme cuando le hablo—. Tomaré una ducha. En quince minutos lo quiero listo.—Sí, señor —me responde y asiente.Ingreso a darme un baño, un baño bien frío y refrescante. Hoy, no pude dormir por nada del mundo debido a mis pesadillas con Morelia.¿Cuánto más me piensa torturar esa mujer? Ayer, nada fue a mi favor. Había decidido quedarme; me sentía tan avergonzado de haber mostrado una escena bochornosa que no pude negarme al pedido de su amiga.En tanto proseguía la película, bebí copas tras copa de vino, fundiéndome más en mi traicionera mente.Mi mirada rebelde, sin poder evitarlo, en cada momento se impregnaba en Morelia.Aquello me daba incomodidad, pero no sé... ese perfil…, ese perfil con esa pequeña nariz…, era… era completamente tierna, y, esas mejillas un poco sobresalientes eran… eran increíbles, desde mi lado.Todo se intensificaba c
•Narra Morelia Dalas• Kenny frena en seco, al escuchar lo que le acabo de decir. Su entrecejo se encuentra formando una enorme raya, bajo ese resguardo de disgusto.—No saques conclusiones de lo que no sabes —me dice serio. Cualquiera tendría miedo de ese gesto, pero yo no. —Tratas de negar algo, que en lo profundo sabes que es cierto.Kenny aprieta su mandíbula, creo que he logrado enojarlo. —Es suficiente. Determino que se me han ido las ganas de almorzar. —Su mirada se aleja de mí, y observa en frente, a la vez que aprieta con fuerza el timón—. Tu turno ha terminado, nos vemos el día de mañana a la misma hora. —¿Qué? —exclamo, no comprendo su indicación. —Bájate —me indica abriendo el seguro de las puertas.Me quedo sorprendida, aunque la verdad, no debería. Por lo que comprendo, Kenny fue así antes. Fue una persona que no le importaba el sentimiento de los demás. Jamás… jamás pensé en observar esas actitudes, él… él era diferente cuando yo lo conocí, era claridad y no ésta
°Narra Morelia Dalas°—¿Cómo se encuentra?Kenny, con las manos entrelazadas sobre su mentón, me cuestiona de forma muy interesada.—… ¿Es agradable?Sus ojos desde hace unos minutos no se alejan de mí.—Sí. Esta sopa de pollo sabe bien —simplemente respondo.Él asiente, entonces acomoda su servilleta en las piernas y atrapa el otro plato de sopa.—Bien, me toca probarlo.Sin querer se me escapa una pequeña risa de sarcasmo.Hace unas horas me expulsó de su auto y ahora trata de ser amable.Es Kenny… en lo profundo sigue siendo él. Pero odio sus cambios de humores. Sigo degustando de mi sopa, en tanto, él, me demuestra que también lo hace.El silencio sigue siendo el enemigo entre los dos.Termino de comer y bebo un poco de agua. Creo que me siento más estable.—Bueno, ahora puedes probar otro tipo de alimento. ¿Tal vez un poco de tostadas?Observo las tostadas, recuerdo que aquello era lo que más le gustaba. Juzgo que espera que le dé un tipo de aprobación para que también los coma.
°Narra Morelia Dalas°Sí... comprobaba de nuevo que Kenny tenía, una que otras, similitudes entre las actitudes del pasado y las de hoy.Sé que ya no es esa persona con bromas sutiles y cariñosas, que me envolvían cuando estábamos en nuestros buenos momentos juntos. Pero, al final, el resultado que busca viene a ser lo mismo: Ver por mi bienestar, a su modo, aunque ahora lo demuestra, con un tono más burlón e inmaduro.Engreído era la palabra. —¿Qué te sucede? —me cuestiona. Me había quedado viéndolo por mucho tiempo.—Nada…Mis ojos regresan al frente y me quedo en silencio.—Bien —contesta, y con una última vista de reojo, inicia a manejar.Lo miro por ratos. Sus expresiones, sus gestos inconscientes son los mismos. ¿Qué tan mal se encuentra su situación?Si en este momento pudiera tan solo hablarlo con él. Si tan solo pudiera preguntarle muchas cosas para poder ayudarlo.Si tal vez… solo tal vez… si pudiera decirle la verdad para terminar con este juego.Bajo la mirada, y aprieto
°Narra Morelia Dalas°El pesado de Maycol se quedó toda la noche. Como de costumbre, durmió en el mueble y salió a las siete. No podía cambiarme, no podía hacer nada, así que le dejé un mensaje a Kenny de que llegaría tarde a trabajar.Corro y corro desesperada, para atrapar el ascensor del edificio. Trato de retomar mi aliento, en tanto verifico en mi reloj que son las 10 am.¡Dios Mío!Salgo disparada del ascensor ni bien llego al piso. Entonces, toco a duras penas el timbre.Toco una y no sale, entonces toco dos.—Buenos días —pronuncio ni bien abren la puerta.—Buenos días —me corresponde una mujer en bata blanca. Sus rubios, ondeados y mojados cabellos caen por sus mejillas —. Quién…—¡Déjala pasar! —Por al fondo, la voz de Kenny se escucha.Me ahogo con mi saliva y traigo mi alma de regreso a mi cuerpo.—Soy Morelia Dalas, la nueva asistente del Señor Stewart.—Ahh… sí, ya lo oíste, pasa.La mujer la he visto antes. La he visto, pero no recuerdo exactamente dónde.Aprieto mis la
°Narra Morelia Dalas°Siento una mirada que no se aleja de mí.—Estoy empapado por completo —dice Ever, y recién reacciono.—Perdo-perdóneme. —Trato de ayudar en algo, pero…, no sé cómo hacerlo.Sin querer me acabo de mostrar un poco torpe. —No, está bien, fue un incidente —me contesta con amabilidad. Pensé que él sería un típico niño rico, con ese comportamiento desastroso.—Oh, Dios mío. ¿Qué puedo hacer? Por favor, quiero ayudarlo.Él retira su pañuelo del bolsillo de su pecho y me lo entrega.—Usted, debería secarse.—¿Mmm?Me extiende la mano, entonces me fijo a mí misma y veo que me he mojado también el estómago.«No puede ser…»—Gra-gracias… —le digo y lo tomo.—Creo que deberíamos ir a un lugar más cómodo para realizar esto —me dice. Yo asiento.Ever se disculpa con sus amistades y me invita a seguir a su compás. Salimos al mirador principal, donde nos encontrábamos con Matt.Lo primero que hago es limpiarme, y luego alzo la mirada, cuando él dice:—¿Desearía que le ofrezca a