Al fin salió de la ducha, dejó el baño y ya estaba en la habitación. Burhan entró dos segundos después, se le quedó mirando. La joven se incomodó, ya no era lo mismo. Hubo un momento en que podía lidiar con el pudor, pero ya no lo conseguía. Se ocultaba en su propio parecer, y de eso Burhan se había dado cuenta. —Ya hice la llamada… —Gracias. Buscó su ropa y volvió al baño, pero se le olvidó poner el pestillo. De modo que fue pillada por Burhan que entró, sin malas intenciones, pero ella se mostró bastante cohibida. Intentó cubrirse. —Mabel, deja de esconderte, por favor —expresó acercándose y arrebatándole la toalla con la que intentó cubrir su desnudes. La repuesta de Mabel fue sollozar y cubrirse el rostro.—No quiero, no me mires, por favor… —repetía incesantemente. A Burhan se le llenaron los ojos de lágrimas, se le anudó la garganta, y aunque al principio se resistió, la abrazó besándole la coronilla. Entró también en un llanto, con ella, aferrandola. —No tienes por qué s
Era Marzo cuando se inició un juicio contra los involucrados en el intento de asesinato, secuestro y abuso sexual. Mabel debía estar presente y dar su versión de los hecho, pero no estaba preparada para presentarse en un estrado y expresarse. Aún así lo hizo. Giselle nunca la vio, ni Adrick que había sido capturado en el aeropuerto al intentar huir del país, así que también esa escoria estaba presente. El juez anunció la sentencia, Giselle iría a un centro siquiatrico durante un periodo de veinte años, quien ante lo que dictaba el juez hizo un drama hasta desmayarse. Adrick parecía inmutable, siquiera mostró una sola emoción en el rostro cuando escuchó su nombre seguido de la condena, veinticinco años. Mabel ya quería irse de ahí, Burhan la abrazó con cariño, su Lilian estaba presente al igual que Valentina y Amanda. Afuera las luces de las cámaras la ofuscaron, flash por aquí y flash por allá, trataba de ocultarse, agarrada a Burhan quien se hacía un espacio entre la multitud de re
Sus labios temblaban, salados, pero aún así respondieron a su roce y pronto necesitaron alejarse para poder respirar.—¿Te sientes mejor? —preguntó cerca de su rostro, apartando un mechón de su ahora largo cabello detrás de su oreja. Ella sonrió apenas y asintió levemente con la cabeza.—Creo que ya puedo volver a dormir, lo voy a intentar —prometió con un suspiro.—De acuerdo —respondió Burhan, permitiendo que se recostara de nuevo. La chica apoyó la cabeza en su pecho y comenzó a cabecear por el sueño. Al-Mansour le permitió quedarse allí, con su cabeza apoyada en él. Le besaba la coronilla de vez en cuando, mientras acariciaba suavemente su frente. Sus brazos rodeaban su cintura y Mabel sostenía su mano sin intenciones de soltarla. Aunque se sentía somnolienta, no lograba conciliar el sueño, pero sentía tranquilidad, la cercanía de él era reconfortante, su refugio favorito.—Gracias por no irte. —Gracias a ti por quedarte....A la mañana siguiente, la noticia se propagó en medio
—¿A qué viene la pregunta? —Es que los padres siempre apoyan a sus hijos, están al tanto de la situación y creí que...—No tengo una buena relación con ellos, papá y mamá están en California. Pero no los llamo, ni ellos me contactan a mí —admitió.—De acuerdo, disculpa mi inoportuna pregunta —soltó arrepentida de haber cuestionado sobre ello. —No, descuida. Lili, aún hay algo que no le he dicho a Mabel... —agregó nervioso. La mujer pestañeó curiosa, evidentemente con incertidumbre. No tenía idea a lo que se refería. Parecía demasiado ofuscado al mencionarlo. Y ella asintió levemente confirmando su proseguir. —Puedes decirme, Burhan... ¿qué no le has dicho a mi nieta? —Es algo de mi pasado, pero de todos modos merece saberlo. Se lo he ocultado por temor, no quiero que conozca esa parte de mí, pero al mismo tiempo sé que es importante. —De acuerdo, habla conmigo, de mi parte no le diré nada, al final eres tú quien debe decirle —aseguró brindándole una cálida sonrisa. —Alexa, así
Mabel lloraba, sin poder dejar de mirarse el abdomen. Cada vez que lo hacía, los recuerdos regresaban a su mente, provocando una profunda desazón. Pasaba de sentirse regular un día, a verse sumida en una profunda tristeza al siguiente, como si estuviera en un constante vaivén emocional sin encontrar estabilidad. Los sucesos de aquella noche se repetían una y otra vez en su cabeza, sin encontrar forma de sacarlos de allí.Se retorcía entre sollozos desesperados, sin poder contener el llanto que brotaba incontrolable de sus ojos, empapando la almohada. Cada día se despertaba sintiéndose huérfana, atrapada en un dolor que la consumía y la hacía sentir infeliz. Incluso la presencia de Burhan, que solía reconfortarla, no era suficiente para llenar el vacío que sentía en su interior. Se sentía demasiado dependiente de él, y eso la perturbaba profundamente.Después de secarse el rostro, Mabel tomó una ducha y se vistió con cuidado. A pesar de haber descuidado su apariencia durante mucho tiem
—No puedes hacerme esto —se le llenaron los ojos de lágrimas.—Lo siento mucho, es necesario.—Lo esencial es que nos apoyemos, que podamos salir adelante juntos, no cada uno por su cuenta.—No lo creo.—Entonces nunca me amaste, no lo has hecho. Y no quiero una persona que esté obligada a estar a mi lado. Puedes irte, no te detendré, ¿es eso lo que deseas?—Sí —expresó.—Mabel, Burhan —los llamó Lilian —. Creo que necesitan hablar, por favor, Mabel, no tomes una decisión de la que luego puedas arrepentirte.—No hay nada de qué hablar.—Yo creo que sí.—Quiero salir, me hostiga estar aquí día y noche —dijo bufando.Y sin poder ser detenida, se marchó del lugar.Con suerte, no había la presencia molesta de reporteros abajo ni ojos puestos sobre ella al reconocerla como la chica del secuestro, un escándalo que seguía en curso.Estuvo caminando hasta perder la noción del tiempo, recorriendo las atestadas calles de la ciudad. Mientras avanzaba, también reflexionaba sobre su decisión de al
Volvió al piso, dispuesta a conversar, a retroceder y dar otra respuesta. Burhan se lo merecía. Cuando encontró a Lili en el living, quien estaba mirando su teléfono, lo dejó en el sofá y se regocijó al verla. Había regresado sana y salva, lo cual la hizo sentir aliviada. —Estoy bien. —Burhan ha salido —le informó. —¿No te ha dicho a dónde? —No, no me dio explicaciones. Deberías esperarlo y permitirle hablar. —Es lo que haré, abue. Siento haber sido grosera e irme así. —Lo sé, pero dile a él eso, Mabel. Pasarán cosas o sabrás que pueden volver a poner en riesgo su relación, pero debes aprender a perdonar. Él es bueno, él te ama y eso debes valorarlo. —Ahora me siento fatal. —hizo una mueca—No te lo digo para que te sientas así, pero toma en cuenta mi consejo, mi niña. —Creo que les hace falta despejar la mente a los dos, no sé, tal vez irse de vacaciones. ¿No lo crees? —No ocurrirá un milagro visitando algún lugar del mundo, abuela. —Cambiar de ambiente puede ayudar. Piénsa
¿De verdad le hacía tan mal, en serio deseaba abandonarlo así de repente? No podía creerlo. Antes estaba dispuesta a seguir con él, ¿por qué de pronto quería alejarse? No entendía la necesidad de irse. No podía aceptar una vida sin ella. Estaba decidido a luchar por hacerla cambiar de opinión, pero no la iba a retener a la fuerza. La decisión era de ella.Golpeó el volante con fuerza. No quería perderla. Tan solo imaginar una vida sin ella le causaba un dolor inmenso. En poco tiempo, ella había logrado mucho en él, y no podía soltarla tan fácilmente. Se había visualizado con ella, incluso con hijos, y el sueño se había desvanecido, pero estaba decidido a hacerlo realidad en el futuro. Nada estaba claro, todo parecía complicado. Las circunstancias se complicaban, parecía un embrollo sin final.Quería buscar ayuda, estar mejor junto a ella, ayudarla a recuperarse, pero si ella no ponía de su parte, no lo lograrían juntos.Conducía a toda velocidad en la carretera, sin importarle las con