—Lo siento, hija… pero en verdad no lo sé. —Le colocó una mano en el hombro—. Enviare hoy mismo mensajeros a Lennox para preguntar por su condición —le aseguró—. Estoy seguro de que todos los reinos quieren saber si está bien. —Sonrió con un poco de orgullo—. Tu esposo es un héroe.—El padre de mi hija es un héroe —lo corrigió fríamente—. Esperare por las noticias. —Suspiró, retirándose de la oficina a paso rápido.Al día siguiente, los mensajeros llegaron de vuelta al reino, pero las noticias que dieron solo ayudaron a sorprender y confundir aún más a todos.—El rey Hallagher aún no ha regresado al palacio de Lennox —informó uno de los dos mensajeros—. Según nos cuenta la princesa Elvia, el paradero de Lord Shawn es desconocido, y él no ha notificado nada al palacio desde que terminó la guerra. Lo último que supieron del rey, es que se encontraba gravemente herido y su supervivencia no estaba garantizada.Apenas el mensajero terminó de hablar, todos los ojos en la sala del trono
Kairi suspiró pesadamente mientras veía el ya familiar paisaje a través de la ventana del carruaje que la estaba transportando de vuelta a Lennox, el precioso lugar de donde venían sus pesadillas.Una vez que Meredith se calmó lo suficiente para dejar de llorar, la reina la dejó a cargo de Shiry para ir a hablar con su padre y su hermana e informarlos de la situación y que necesitaba viajar a su otro reino de inmediato. Ellos se mostraron preocupados y quisieron insistirle en que esperara para viajar mañana, pero aún era muy temprano y ella no quería esperar siquiera un segundo más, por temor a que el idiota que tenía por marido cometiera alguna estupidez. Luego de asegurarles al menos unas mil veces que estaría bien, la dejaron partir en el mismo carruaje donde su ex dama había hace pocas horas.Ahora estaba atardeciendo y estaban a medio camino de llegar a Lennox. Meredith estaba sentada a su lado, meciendo a Shiry suavemente, tratando de mantenerla calmada y riendo para no concen
—No importa. —Bufó Kairi, calmando un poco su temperamento al ver la preocupación maternal brillando claramente en los ojos de Meredith—. Tienes un par de días para convencerlo de hablar conmigo, supongo. Aun quiero que Shiry lo conozca, si no ya lo habría matado yo misma —gruñó—, pero como tú, soy una madre ante todo, así que le daré otras oportunidades, al menos hasta que se acabe el tiempo de visita que había calculado tener aquí. —Se encogió de hombros, tratando de aparentar indiferencia ante el rechazo de su marido. —Bien… Muchas gracias, querida. —Le sonrió con alivio. —Solo ten en claro que esto lo hago por ti y por mi hija. —Suspiró y volvió a la habitación donde dejó a su bebé dormida. Dejó a la criada que la había cuidado marchar y la tomó en brazos, cuidando no despertarla—. Lo siento, mi vida… Tu papi es realmente un gran imbécil y tendrás que esperar un poco para conocerlo… solo esperó que cuando eso pase no te contagié lo estúpido que puede llegar a ser. —Bufó y besó
A medio camino de llegar a su habitación, una chica se interpuso en su camino. Era una joven bonita de complexión menuda poco menor que ella, de cabello marrón chocolate y ojos rasgados del celeste más claro que había visto. Tenía una expresión angustiada en su rostro aniñado.—Su alteza. —Se inclinó, apretando con fuerza los bordes de su vestido rosado y floreado—. D-disculpe que la moleste, pero… —Sacó de su manga una llave—. Esta me la dio la doctora Noreia para abrir la puerta de la habitación del rey. —Se la tendió, sin erguirse—. Soy la enfermera del rey y la única autorizada a entrar a su habitación por él mismo, y aunque sé que el rey se enojara conmigo por esto, yo… —La miró por un segundo, antes de volver a bajar la cabeza avergonzada—. Quisiera darle la llave si usted quiere, para que hable con su marido y haga lo que consideré lo mejor, majestad.Kairi miró a la joven con ojos amplios.—Eres muy valiente —Sonrió levemente a la joven, que se sonrojó—, pero me temó que re
Ella se quedó ahí parada, asimilando todo lo que acababa oír, hasta que de pronto sintió una mano en su hombro y volteó, sorprendiéndose de encontrarse a Neid con su hija dormida en brazos. Él le dio a la niña y luego se fue directo a la puerta del rey. Al ser el general, los soldados volvieron a apartarse.—Yo sé por qué haces lo que haces, Tian. —Neid fue directo al punto al llegar frente a la puerta, su sonrisa hasta se volvió un poco más espeluznantes que de costumbre—. Y sabes que ellas tienen razón, estás siendo egoísta.—Lo sé… —Sorprendentemente, Tristan contestó, pese a que ella pensó que no lo haría luego de tanto silencio de su parte.—¿De qué tienes tanto miedo, niño? Tu padre no crio a un cobarde. —Ahora frunció el ceño, cualquier rastro de su sonrisa desapareciendo—. Tu esposa acaba de irse, por cierto —mintió de un modo muy convincente—. Y dijo que jamás regresaría.—Bien… eso es lo que quería… —Su voz salió temblorosa y quebrada.—Mientes, dime la verdad. ¿Qué es
Por una hora o dos, Kairi solo se sentó en la cama de la habitación real, mirando a Tristan interactuar con su hijita. Él era bastante torpe con ella en sus brazos, pero cuidadoso, en realidad se estaba esforzando mucho. Shiry parecía cómoda con él, lo miraba con mucha curiosidad, pero estaba confiada y tranquila. Quizás le llamaba la atención ver a alguien tan parecido a ella, aunque no estaba segura de sí podía reconocerse a sí misma cuando la ponían delante de un espejo. Pronto, la pequeña se quedó dormida. Kairi dejó a su esposo sostener a su hija un tiempo más antes de caminar hacia él y tomarla suavemente en sus brazos.—Gracias…- murmuró él, pasándose el dorso de la mano por los ojos, como secando lágrimas que ella no había visto—. Gracias por ser tan maravillosa. —La miró con sus ojos vulnerables y ella apartó la mirada.—Lo hago por m… nuestra hija. —Suspiró—. Tristan, tenemos que hablar. —Acostó a su bebita en la gran y mullida cama matrimonial y se sentó a su lado, mira
Al día siguiente, muy temprano en la mañana, Kairi dejó a Shiry con Meredith y la alentó a que la llevara a pasar tiempo con su padre mientras ella se embarcaba en un carruaje con dirección a Ekinoccia.Bufó dentro mientras veía el paisaje, preguntándose cuentas veces tendría que viajar en carruaje en una misma semana, o en toda su vida, para el caso.Dividida entre reinos, entre familias, entre su mente y su corazón, entre sus sentimientos de desprecio hacia Tristan Hallagher y su amor como madre contra su odio como mujer. Así auguraba ser su vida. Todo un completo lío.Luego del largo viaje, llegó a su reino natal, siendo recibida por los alegres Adam y Maikel, que la recibieron con una sonrisa pese a su extrañeza por verla llegar sin Shiry y sin maletas.Planeaba ser breve y firme, ya había tomado una decisión no por su bien, sino que por el de su hija.Al ingresar a la sala del trono, Shirley la recibió con un enorme abrazo y muchos chillidos de alegría porque tenía mucho que
Decidió dejar de acechar en las sombras como una acosadora e hizo notar su presencia, a lo que de inmediato el rey se puso rígido y la volteó a ver con ojos amplios.—Regresaste —murmuró con incredulidad y ella rodó los ojos.—Claro, ni que fuera a abandonar a mi hija aquí contigo —ironizó con frialdad—. ¿Cómo se comportó hoy? ¿No hubo problemas? —Amaba a su chiquita, pero sabía que podía ponerse un poco intratable, más si ella no estaba cerca.—No, en absoluto. —Sonrió un poco, viendo con adoración a la niña—. Ella es un ángel.—Sí, lo es. —En eso estaban de acuerdo. Se arrodilló junto a la silla de ruedas y tendió los brazos para tomar a la niña, mirando de reojo la sonrisa suave de Tristan, antes de carraspear y hacerle una mueca de exigencia para que le devolviera a su bebé. –Dámela, tengo que alimentarla, debe tener mucha hambre. —La había alimentado mucho en la mañana antes de irse y probablemente le habían dado leche de las reservas que trajó, pero obvio seguía necesit