Otra preocupación más que se suma a mi vida, ahora resulta que Ivanna me demandó, Gabriel no me lo ha confirmado, pero estoy seguro que es ella. Llego al apartamento tratando de disimular mi malestar, para no estropearle el día a Solange. —Hola amor, te traje flores, espero te gusten. —Son hermosas, gracias mi amor, mira ya llegó Margorie está en la terraza. —Hola Margorie ¿cómo estás? —Hola Samuel, acá estoy muy apenada contigo. —¿Apenada, y eso por qué? —Ya lo hablé con Solange, ahora voy contigo, quiero pedirte disculpa, te insulté, te dije cosas muy feas, sin merecerlas, no te creí y eso me tiene mal. —¿De qué estás hablando? —Del vídeo, contigo y con Ivanna desnudos. Yo me quedo viendo a Solange, ella se da cuenta de mi desconcierto, de mi vergüenza que Margorie haya visto el vídeo. —Amor no me mires así, yo no le he enseñado el vídeo a Margorie. —No Samuel, Solange me lo mencionó, pero no me lo enseñó. —No ent
Ese día con mis amigos, fue genial, me hicieron olvidar por unas horas los problemas que tengo, ya sé que los tengo resolver a la mayor brevedad posible. Solange se portó como toda una anfitriona, me encanta eso que sienta el apartamento como suyo, que sienta que es parte de mi vida y de todo lo mío. A la hora de la despedida, Antony me aparta un poco de Margorie y Solange. —Mi hermano, hoy mismo habla con Solange con respecto a la demanda, ya ustedes están viviendo juntos a la vista de todos, ya formalizaron su relación, así que entre ustedes no puede haber secreto, anda preparando el terreno para que le cuentes a Solange todo sobre tu vida. Yo sé que eso te duele y mucho, por eso lo quisiste enterrar, pero ya las cosas se te están saliendo de control, mira apareció Gabriel, él conoce parte de tu historia, además amigo ahora cuentas con una buena mujer a tu lado, le doy gracias al cielo que viviendo con Ivanna no sacaste tu origen a la luz, pero con Solange es dis
—Señor Alcázar, se quedó mudo, disculpe si lo perturbé, lo que pasa es que tengo que conocer todo sobre su relación, no quiero cartas debajo de la mesa, nosotros los abogados somos como los médicos y los sacerdotes, sabemos guardar secretos, pero necesitamos conocer todo, porque en algún momento eso nos puede ayudar. —En realidad nunca le hice pruebas de paternidad a Mía, no las creí necesarias, ella me dijo que era mi hija y eso me basto, no creo que hasta allí llegue su falta de respeto, su desvergüenza. —Mi querido señor, le pregunto porque en esta profesión yo he visto de todo, ya para mí nada me sorprende. De todas formas, no vamos a mover ese asunto, a menos que sea necesario. Por ahora mi señor es todo, espere su citación en cuanto le llegue me llama para notificar el día y la hora que tiene que presentarse, yo lo voy acompañar, usted no va a decir nada sin antes yo autorizarlo. —Okey licenciada, espere mi llamada y gracias por aceptar mi caso.
Llegó el lunes y con él, la citación para los tribunales, inmediatamente llamo a la licenciada. —Buenos días licenciada, ¿cómo está? tengo que presentarme hoy a las tres de la tarde. —Buenos días señor Alcázar, no se preocupe allí estaré. Estoy en los tribunales esperando a la licenciada, no puedo negar que estoy muy nervioso, primera vez que me veo en una situación de esta. Las primeras en llegar fueron Ivanna con su abogada, pasó delante de mí con una sonrisa burlona, la verdad es que no sé cómo pude equivocarme tanto con esta mujer, que ciego estaba y eso que me lo advirtieron, pero pudo más el deseo carnal que la prudencia. Ellas entraron a la oficina del juez que iba a llevar el caso, yo me quedo afuera esperando a mi abogada. Allí viene, con esa cabellera roja que se mueve al compás de sus movimientos al caminar, al verme se acerca dónde estoy. —Señor Alcázar, buenas tardes disculpe el retraso, pero me compliqué un poco. —¿Ya la parte dem
Solange no está en el apartamento, qué raro, no me llamó para decirme que iba a salir, será que se cansó de esperar y salió sola a comprar algo que necesitaba. Voy y me tiro en la cama, me siento cansado, me siento triste, estoy con Solange y eso me hace feliz, pero siento que algo se rompió en mí. Siempre soñé con tener un hijo, pero un hijo con la mujer amada, lo de Ivanna no digamos que fue un accidente, porque los hijos no podemos considerarlos un accidente, no podemos culpar al mundo por nuestros errores, Mía llegó en el momento justo, me sentía solo, presentaba una de mis crisis, ella llegó para darle un poquito de tranquilidad a mi vida, para darme un poco de felicidad, los dos primeros años con Ivanna no dígamos que fueron los más felices, pero sentí que con ella podía lograr esa felicidad, esa paz que tanto anhelaba. Pero lamentablemente esa paz duró muy poco, sólo la sonrisa de Mía me sostenía en esa casa. Sus primeros pasos, su primer balbuceo para de
Me dirijo al escritorio de la secretaria. —Buenos días, yo no tengo cita para hoy, pero me urge hablar con el doctor. Al principio la secretaria no me reconoció, con la amabilidad que siempre tiene para los pacientes, acompañada de una dulce sonrisa me dijo: —Buenos días, mi hermoso caballero, me da su nombre y después tomé asiento, ya le digo al doctor para ver si hoy puede atenderlo, ¿es la primera vez que viene? —No, yo soy su paciente, pero tengo bastante tiempo que no vengo a consulta. —Con razón su cara me es familiar, ¿me da su nombre por favor? —Samuel Alcázar. —Samuel, claro que me acuerdo de ti, caramba hijo te perdiste por un buen tiempo, pero me alegro que estés aquí, el doctor se va a contentar mucho cuando te vea, espera ya le digo que estás aquí. Me siento a esperar que me llamen para entrar al consultorio, menos mal que Antony me acompaña, así la espera no se hace tan pesada. —Samuel hablaste con Solange? —No, ella
La vida te estremece y no tienes ideas cuando lo hace, ahora a la de edad de cuarenta y dos años me ha dado mi grande estremecida. Voy llegando al apartamento, pero antes llamo a Solange. —Dime amor. —¿Quieres almorzar afuera. .—No, quiero hacerlo aquí, ya hice almuerzo te estoy esperando. —¿Tû cocinas o compraste comida hecha? —Amor, otra vez te estás burlando de mí? —Disculpa, lo que pasa es que no te veo dentro de una cocina. —Hay muchas cosas de mí, que tú no has visto. —Me gustaria verlas todas. .—Poco a poco te las voy enseñando. —Te encanta el suspenso. —A ti también te gusta. —Voy llegando. Cuando llego encuentro la mesa perfectamente arreglada, por lo visto, mi princesa conoce el protocolo para servir una mesa. —Mi amor esta mesa está preciosa, ¿ qué celebramos? —Que te amo y que tú me amas. —Eso me gusta ¿Y qué preparaste? —Carne, espero que te guste. —Si lo hiciste tú, segur
Cuando me habló del lunar, me quedo callado, mejor es que delante la abogada pase como que no entendí lo que quiso decir. Sin embargo esto no quedó así, aparte de las insinuaciones verbales también accionó, colocó su mano sobre la mía como si fuese algo normal. —Samuel no te preocupes, vamos a ganar el caso, de ahora en adelante tu vida está en mis manos, sólo tienes que hacer lo que yo te diga, tienes que dejarte llevar, con esto que me has contado ella tiene todas las de perder, voy averiguar, me dices que tuvo a la niña en el hospital que está en el centro de la ciudad. —Sí, allí fue. —Okey, voy a averiguar, ahora por favor pide dos whisky, yo voy al baño. Mientras estaba en el baño, llamo a Antony. —Amigo necesito tu ayuda, es urgente. —¿Qué pasa, se trata de Solange? —No, se trata de la licenciada. —¡Ajá! dime qué tenía razón. —Sí amigo, ya se delató. —¡Tan rápido! —Bueno no abiertamente, pero ha insinuado muchas co