"No me vas a comprender"
Elza.
¿Cómo quieren que sea tierna?
¿Cómo pueden pedir que los trate con respeto cuando se comportan como unos cerdos?.
¿Acaso alguien se ha puesto en mi lugar? ¿Han sufrido lo que yo?
No lo creo...
Por muy tonto que suene para mí es doloroso, ser engañada por tú prometido a meses de la boda y no con cualquier chica, sino, con su amigo de la oficina.
Con aquel que salía de fiestas y se quedaba a dormir en su casa por miedo a un accidente en alguna borrachera, aunque dicen que es estúpido y que debí superarlo hace mucho no es tan sencillo.
¡No lo es! ¡Si no lo sufren no sabrán que se siente así que no opinen en mi vida!
Golpeo la mesa en la que por desgracia me quede dormida y abro los ojos, quedando algo confundida cuando los cuatro hombres <<Elías, Jack, Carlos y John un residente de guardia>> quienes están sentados a una distancia prudente me ven como si tuviera una segunda cabeza brotando del cuello.
— ¿Qué?
El moreno, el castaño y el pelirrojo voltean en dirección a la pared, simulando que no me han visto o quizás que no existo, mientras el castaño con destellos rubios y ojos verdes frunce el ceño.
—Estabas hablando no séqué dormida. — Responde y los otros tres se giran a verlo sorprendidos.
—Ah, eso no es tu problema. — Escupo con repulsión, me levantó en busca de una buena taza de café caliente para mantenerme despierta mientras pasan las ocho horas restantes antes de irme a mi casa para descansar.
Por suerte la maquina está por terminar su trabajo, estoy por tomar el vaso lleno cuando una mano mucho más grande que la mía lo arrebata sin permiso. El posible cadáver del castaño de metro ochenta da un sorbo y frunce el ceño en una mueca de desagrado, yo sin mucho esfuerzo se lo quito brusca y lo bebo frente a él sin importar que me queme.
—Tiene mucha azúcar ¿no crees?— Elías es como un enorme sabueso que busca problemas con un gato, uno muy peligroso.
—No deberías ir a follarte a las enfermeras— mascullo y él ríe.
— ¿Celosa?— Le saco el aire con un puñetazo y de inmediato se hace a un lado. Muy bien chico, muy bien...
—No me atraen las personas como tú, en realidad —lo veo por sobre mi hombro reincorporándose —No me gusta ningún tipo de persona.
Escucho como Jack y Carlos conversan sobre pagarle una apuesta a John, de la cual estoy casi segura que trata de mi sexualidad, porque hace días que los escucho hablar sobre si me gustan los hombres o las mujeres y debido a que no caí ante las insinuaciones suicidas de Elías supongo que asumieron lo segundo.
—Elías — llamo su atención y este me mira confundido — ¿Cuánto apuestas a que uno de esos tres amanecerá respirando por mangueras si continúan hablando y apostando sobre mis gustos?
Como si fuera una especie de bactericida, los tres se levantaron de donde estaban y haciéndome a un lado en la puerta se fueron con cabezas gachas y temerosas.
—Bien hecho, ahora no hablaran de eso sino de cuantas personas habrás matado en toda tú trayectoria — Dice tomando una taza de café sin nada de azúcar.
— ¿No crees que deberías colocarle azúcar?— se recuesta en la pared blanca y me observa fijo.
—No me gustan las cosas dulces, además pensé que no hablabas con otros colegas a menos que fuera de vida o muerte. — Da un sorbo y me siento asqueada de tan solo imaginar el sabor que debe tener.
—Fuiste el único que me respondió, así que supongo tienes suficiente valor como para entablar una conversación conmigo. —Suspiro— Supongo que te mereces un poco de respeto
Dicho eso lo dejo con la boca abierta cuando me doy vuelta y camino por los pasillos, Amy (mi mejor amiga desde que tengo uso de razón) duerme sobre una silla en la recepción así que para no molestarla evito en lo posible no hacer ruido.
Es mayor y merece descansar.
¿Cómo la conocí?, fácil.
Es amiga de mi madre y tras pasar tantos años juntos en cursos de medicina y talleres también se volvió la mía. Sus hijos son unos amores a pesar de ser todos unos gigolós en la ciudad de dónde venimos, no me agrada decir que sé por qué Amanda pidió traslado a este hospital pues yo sé que fui la razón de ello.
Amy prometió cuidarme, y hasta ahora lo ha hecho muy bien.
— ¡Doctora Elza!— odio que me griten pero no puedo evitar detenerme para saber que sucede.
Es Belén, una chica que sufre de anorexia y lleva aquí al menos tres semanas. He intentado meterle en la cabeza que lo que digan los demás sobre su peso o físico debe de darle igual, porque por ello hoy está aquí siendo observada, ya que, su estómago rechaza la comida cuando es en altas cantidades.
Y con altas me refiero a lo que comúnmente las personas comen pero que por su trastorno ahora no puede ingerir.
— ¿Qué?— sé que mi forma de responder es un asco pero así se gasta menos tiempo en saber que sucede.
—Bueno quería informarle que ya pude comer una manzana completa y que el Doctor me va a dar la alta mañana, con algunas condiciones... —murmura haciendo un puchero y golpeo su frente en un gesto amistoso.
—Eso es bueno mocosa, ahora trata en lo posible de ignorar los malos comentaros y tener una vida sana... No quiere volver a verte por aquí en mal estado a menos que quieras que te arroje por las escaleras y me ría de tu dolor.
Belén hace una mueca pero entiende que esta es mi manera de decirle que la quiero fuerte y saludable.
—Gracias, me ayudó mucho que estuvieras conmigo todo ese tiempo conversando... —sus ojos se llenan de lágrimas y de momento se me hablando un poco la roca que tengo en mi pecho —aparte de que no eras mi doctor y te robaba minutos que podías usar para descansar y...
Le tapó la boca cuando veo que Elías viene caminando con cara de pocos amigos en nuestra dirección. —Tienes mi número, me escribes —Susurro.
—Elza, déjala en paz. —Comenta el castaño empujando mi hombro con fuerza. —Lo menos que necesita es alguien que se burle de los demás.
—Como digas... —doy media vuelta y lo dejo ahí, con los gritos de Belén muy molesta.
"Bebe de mi ser"Elías.— ¿Que le hiciste?—No lo sé, lo juro.Pamela coloca los brazos cruzados haciendo que sus senos salten, relamo mis labios deseando posarlos sobre ellos y un recuerdo fugaz de aquella noche de diversión, tras la puerta del baño en la habitación de su hija, hace que sonría. Que hermoso recuerdo, lo adoro al igual que los otros.— ¿Elías, me estas escuchando?— hace un molesto sonido, el típico de un chasquido cuando quiere llamar la atención.—Si...—Belén entra mirándome con los ojos chicos y suelta un comentario que tensa a su madre por completo.—No te presta atención, solo te imagina desnuda.—Se acuesta sobre la cama y cubre sus piernas— Me imagino que diría papá si se enterara de alguna aventura.
"Puede haber un quizás o un tal vez"Elza.Sus pestañas largas caen como una manta negra sobre sus ojos verdes, sus cejas las cuales casi siempre las lleva fruncidas cuando me ve, hoy están relajadas en su totalidad. El cabello castaño tiene mechones de color amarillo, se ve cobrizo cuando se le tiene muy cerca, justo como lo tengo ahora. Su nariz perfilada y los labios rosa pálido que mueve cada que tiene una pesadilla o al menos eso parece, lo hacen lucir atractivo.No voy a Mentirme, el puto es muy guapo.Lo único malo, es que es un descerebrado en cuanto a mujeres... Temo por que vea una escoba con falda y corra como perro moviendo la cola tras ella, pobre escoba siento lástima y eso que solo está en mi imaginación.Se mueve un poco y me causa cosquillas, está recostado sobre mi vientre completamente relajado se ve muy claro que no e
“No más, abre tus ojos.”Elías.Elza está sentada dentro de la sala de estar con Jack frente a ella, Amy a un lado, Carlos pegado a la puerta y yo bebiendo de mi taza de café recostado en la pared a un lado de la pequeña nevera.¿Quién diría que Elza Rondón gustaba de Jack?, porqué sí, debe de ser eso. Se enteró de que su amor platónico tiene pareja y es probable que jamás se fijara en ella, entonces por culpa de eso tuvo ese ataque de pánico que logrósu desmayo hace treinta minutos atrás.Soy el mejor deduciendo, por algo siempre fui el primero en la clase de psicología.La mirada llena de rabia está sobre Jack, así que debe ser el que le gusta de lleno, porqué a Carlos ni ha volteado a verlo.—Pudiste haber callado y no hacer
“Los detalles hacen la diferencia.”Elza. Veintisiete minutos exactos han pasado desde que tomé asiento en la parada de buses. La guardia terminó, está por ser las ocho de la mañana y no he visto ni señales de la carcacha mecánica que por lo general esta infestada de adolescente molestos con sus aparatos electrónicos o viejas parlanchinas que cada que tienen la posibilidad de hablar, lo hacen.La luz del sol es molesta, tanto que parezco una adicta con migraña porque debo mantener los ojos entre cerrados para que no me ardan y quede con ceguera en plena calle. Me recuesto un poco más sobre la banca siendo el objeto de comentarios a mí alrededor, un par de chicas que llegaron hace un rato no han parado de hablar y señalarme dándome miradas llenas de asco.Mald
“Una oportunidad.”Elías.¿Cómo unas simples palabras pueden poner mi mundo de cabeza?Ni idea.— ¿Quieres pasar?, tengo café y un sofá para que descanses un poco.Esas fueron las palabras exactas de Elza Rondón luego de bajar del auto y ver como masajeaba el chichón que me había dejado en la cabeza por haberle revisado luego del casi choque.Mi cara debió de ser un poema, porque de inmediato se dio media vuelta y en un vano intento por fingir que no salió algo agradable de su boca empezó a buscar las llaves en sus bolsillos. Sin darme cuenta ya había bajado del auto, sin dejar que meditara sus palabras y se negara. Le ayude a buscar entre sus cosas, hasta que ella encontró el pedazo de metal con un oso de felpa blanco que usa para decorarlo.Luego de
“Acompáñame a estar sola.”Elza.— ¿Quieres que me marche?Me sobresalto de tan solo escuchar la voz de Elías, no pensé que fuera a salir tan rápido del baño por cómo se le veía parecía más que se desmayaría y tendría que terminar por recogerlo.Al parecer la mala hierba nunca muere, en vez de eso se vuelve más fuerte prueba de ello es el castaño que me mira con cierto temor de que pueda abofetearlo por mirarme en un momento de debilidad.— No, digo... Te estabas quedando dormido en el camino, ¿por qué no descansas un poco y luego te vas?— Siento que el mundo se me vuelve pequeño, llevaba años sin estar con un hombre el mismo lugar a solas.Desde que me mudé del antiguo apartamento donde vivía con el "innombrable" he
“Pedazos de ti, para mí”Elías.— ¿Eres hombre?— Indaga la voz chillona al otro lado de la línea.Respondo con un "Ujum" a cada una de las preguntas por parecerme tan fuera de lugar, porque, es obvio que sí.1-¿Tienes pene? 2-¿te sale barba?3-¿eres humano? 4-¿te gustan las mujeres?5- ¿no eres un travesti?A la quinta pregunta me harte.— ¡No!, disculpe que le responda de esa forma pero la verdad que estoy muy bien definido de lo contrario le habría dicho en la cuarta pregunta. —Un suspiro lleno de tranquilidad es lo único que me da, me siento extrañado... Por lo general las madres cuando escuchan de mi le dicen a sus hijas que se alejen y corten todo tipo de contacto.
"Entre secretos todos somos felices"Elza.Elías está muerto.Na, es broma.Hace diez minutos cayó de cara al suelo desmayado, al principio grité llena de pánico y entonces en un arrebato de locura busqué entre mis cosas una bolsa negra donde meter su cuerpo y las llaves del autor para desaparecerlo, entonces el muy bestia se levantó del suelo y al verme con el plástico negro en las manos salió corriendo a todo lo que pudo sin recordar que la puerta se encontraba cerrada rebotando así y volviendo a caer inconsciente.Ya están por ser las ocho de la noche y no es que el encantamiento de ser buena gente se esté acabando ni nada por el estilo, pero enserio me gustaría que despertara de una vez por todas y se marchara de mi cómodo hogar en donde por alguna razón ya empieza a oler a macho pecho pelu