"Bienvenidos a mi mundo"
Elías.
El timbre de mi teléfono suena indicando la hora de salida a través de la alarma, paso a paso voy en camino al área de descansos para médicos que solo consta de cuatro sillas, una mesa y un estante con una cafetera y a un lado la nevera pequeña que usamos para guardar las comidas cuando tenemos turno.
Abro la puerta y doy un bostezo, Jack Phith (Cardiólogo) y Carlos Medina (Neurólogo) están sentados como de costumbres hablando de trivialidades. —Que colegas más perezosos me gané— Ambos me miran y dan como saludo un asentimiento de cabeza pero no dejan de conversar, tomo una de las sillas y postro mi trasero en ella.
El sueño me está matando, quiero descansar al menos diez minutos antes de seguir con mi labor. Son las tres de la mañana y los pacientes parecen estar descansando, la mayoría de las veces a estas horas las cosas son más movidas, vamos de un lugar a otro, de una habitación a otra revisando los datos actuales y cerciorándonos de que las enfermeras hagan su trabajo y coloquen el medicamento tal como se debe.
Cierro los párpados unos segundos, siento el peso de inmediato y entonces me dejo llevar...
— ¡Deja eso!— un grito proveniente de Jack llega pero sigo metido en mi sueño.
— ¡Maldita mujer! —entonces y solo así abro mis ojos con pereza, viendo como Elza Rondón la médico general del hospital manda a volar de una patada a Carlos.
—No se fuma en esta área, puerco.— Sus ojos negros tienen esa chispa de ira que hace que todos le teman, en vez de atacarla ambos hombres dan pasos atrás hasta salir corriendo por la puerta.
— ¿Que me vez?— gruñe y la ignoro, como siempre hago desde que llegó hace unos meses.
—Nada bueno, en realidad — digo saliendo y alejándome de aquella mujer que grita peligro, odio y soledad en su rostro.
Desde que llegó al hospital no ha sido más que problemas para todos, es un verdadero grano en el culo. Su actitud da migrañas, se comporta como una salvaje y su forma de tratar o responder a otros da mucho de qué desear.
Antes, mucho antes de obtener el título era otra persona.
Una chica más atrayente me atrevo a decir, conversaba con los demás como una persona civilizada y tenía esa reputación de come libros que adoraban los profesores. Pero luego de obtener ese papel o quizás mucho antes, la verdad no lo sé, pero Elza cambió radicalmente volviéndose tosca y amarga para la vida de muchos.
Su nueva reputación tiene mucha marca en las personas que la conocen o llegan siquiera a preguntar por ella. La bruja negra, la chica que detesta todo y a todos, que viste de negro y le saca el dedo medio hasta a los directores...
—No comprendo por qué no estudió para ser forense...— murmuro para mí, cruzando las puertas de la sala de emergencia y lanzando besos a Gigi y Sara quienes son las nuevas enfermeras encargadas del área.
Las dos no deben de llegar a los veintidós años, tienen un cuerpo que deleita mi vista y son muy buenas haciendo el sexo oral, ya lo comprobé, y ahora que lo pienso debería volver a escribirle para hacer un trío de nuevo.
Sin ver por dónde voy pensando en esa tarde dentro del apartamento tropiezo sin querer, quedando frente a una rubia de baja estatura y con la cara pálida que lleva puesto un vestido de estampado floreado que le queda exquisito.
—Hola. — le doy mi mejor sonrisa y ella solo responde con un "a" mal pronunciada. —Soy el Doctor Elías, preciosa ¿en qué te puedo ayudar?— nuevamente la "a" mal pronunciada que poco a poco me está irritando.
—Apártate Prostituto.
Quedo paralizado por tal vergüenza ante la chica y veo de reojo a Elza, con ganas de estrangularla. Esta me ignora por completo y se pone frente a la chica pronunciando muy lento sus palabras — ¿Estas perdida?— la rubia no le responde y entonces la pelo negro saca su teléfono del bolsillo escribe algo y se lo muestra.
La chica asiente apenada y entonces Elza se voltea a verme.
—Es sordo-muda, está perdida y es posible que sea menor de edad ¿aún quieres follartela?
—No quería follar con ella... —las mejillas se me tiñen de la vergüenza y Elza se ríe por lo bajo, tratando de que no la vea.
—Si claro...—toma por el brazo a la chica y le hace un gesto con la cabeza para que la siga—La llevare al área de administración para que me digan dónde está su habitación.
—Ah... Bien, em iré a... —se van dejándome allí parado sin terminar mi excusa, la cual iba con seguridad a ser un desastre épico.
"No me vas a comprender"Elza.¿Cómo quieren que sea tierna?¿Cómo pueden pedir que los trate con respeto cuando se comportan como unos cerdos?.¿Acaso alguien se ha puesto en mi lugar? ¿Han sufrido lo que yo?No lo creo...Por muy tonto que suene para mí es doloroso, ser engañada por tú prometido a meses de la boda y no con cualquier chica, sino, con su amigo de la oficina.Con aquel que salía de fiestas y se quedaba a dormir en su casa por miedo a un accidente en alguna borrachera, aunque dicen que es estúpido y que debí superarlo hace mucho no es tan sencillo.¡No lo es! ¡Si no lo sufren no sabrán que se siente así que no opinen en mi vida!Golpeo la mesa en la que por desgracia me quede dormida y abro los ojos, quedando al
"Bebe de mi ser"Elías.— ¿Que le hiciste?—No lo sé, lo juro.Pamela coloca los brazos cruzados haciendo que sus senos salten, relamo mis labios deseando posarlos sobre ellos y un recuerdo fugaz de aquella noche de diversión, tras la puerta del baño en la habitación de su hija, hace que sonría. Que hermoso recuerdo, lo adoro al igual que los otros.— ¿Elías, me estas escuchando?— hace un molesto sonido, el típico de un chasquido cuando quiere llamar la atención.—Si...—Belén entra mirándome con los ojos chicos y suelta un comentario que tensa a su madre por completo.—No te presta atención, solo te imagina desnuda.—Se acuesta sobre la cama y cubre sus piernas— Me imagino que diría papá si se enterara de alguna aventura.
"Puede haber un quizás o un tal vez"Elza.Sus pestañas largas caen como una manta negra sobre sus ojos verdes, sus cejas las cuales casi siempre las lleva fruncidas cuando me ve, hoy están relajadas en su totalidad. El cabello castaño tiene mechones de color amarillo, se ve cobrizo cuando se le tiene muy cerca, justo como lo tengo ahora. Su nariz perfilada y los labios rosa pálido que mueve cada que tiene una pesadilla o al menos eso parece, lo hacen lucir atractivo.No voy a Mentirme, el puto es muy guapo.Lo único malo, es que es un descerebrado en cuanto a mujeres... Temo por que vea una escoba con falda y corra como perro moviendo la cola tras ella, pobre escoba siento lástima y eso que solo está en mi imaginación.Se mueve un poco y me causa cosquillas, está recostado sobre mi vientre completamente relajado se ve muy claro que no e
“No más, abre tus ojos.”Elías.Elza está sentada dentro de la sala de estar con Jack frente a ella, Amy a un lado, Carlos pegado a la puerta y yo bebiendo de mi taza de café recostado en la pared a un lado de la pequeña nevera.¿Quién diría que Elza Rondón gustaba de Jack?, porqué sí, debe de ser eso. Se enteró de que su amor platónico tiene pareja y es probable que jamás se fijara en ella, entonces por culpa de eso tuvo ese ataque de pánico que logrósu desmayo hace treinta minutos atrás.Soy el mejor deduciendo, por algo siempre fui el primero en la clase de psicología.La mirada llena de rabia está sobre Jack, así que debe ser el que le gusta de lleno, porqué a Carlos ni ha volteado a verlo.—Pudiste haber callado y no hacer
“Los detalles hacen la diferencia.”Elza. Veintisiete minutos exactos han pasado desde que tomé asiento en la parada de buses. La guardia terminó, está por ser las ocho de la mañana y no he visto ni señales de la carcacha mecánica que por lo general esta infestada de adolescente molestos con sus aparatos electrónicos o viejas parlanchinas que cada que tienen la posibilidad de hablar, lo hacen.La luz del sol es molesta, tanto que parezco una adicta con migraña porque debo mantener los ojos entre cerrados para que no me ardan y quede con ceguera en plena calle. Me recuesto un poco más sobre la banca siendo el objeto de comentarios a mí alrededor, un par de chicas que llegaron hace un rato no han parado de hablar y señalarme dándome miradas llenas de asco.Mald
“Una oportunidad.”Elías.¿Cómo unas simples palabras pueden poner mi mundo de cabeza?Ni idea.— ¿Quieres pasar?, tengo café y un sofá para que descanses un poco.Esas fueron las palabras exactas de Elza Rondón luego de bajar del auto y ver como masajeaba el chichón que me había dejado en la cabeza por haberle revisado luego del casi choque.Mi cara debió de ser un poema, porque de inmediato se dio media vuelta y en un vano intento por fingir que no salió algo agradable de su boca empezó a buscar las llaves en sus bolsillos. Sin darme cuenta ya había bajado del auto, sin dejar que meditara sus palabras y se negara. Le ayude a buscar entre sus cosas, hasta que ella encontró el pedazo de metal con un oso de felpa blanco que usa para decorarlo.Luego de
“Acompáñame a estar sola.”Elza.— ¿Quieres que me marche?Me sobresalto de tan solo escuchar la voz de Elías, no pensé que fuera a salir tan rápido del baño por cómo se le veía parecía más que se desmayaría y tendría que terminar por recogerlo.Al parecer la mala hierba nunca muere, en vez de eso se vuelve más fuerte prueba de ello es el castaño que me mira con cierto temor de que pueda abofetearlo por mirarme en un momento de debilidad.— No, digo... Te estabas quedando dormido en el camino, ¿por qué no descansas un poco y luego te vas?— Siento que el mundo se me vuelve pequeño, llevaba años sin estar con un hombre el mismo lugar a solas.Desde que me mudé del antiguo apartamento donde vivía con el "innombrable" he
“Pedazos de ti, para mí”Elías.— ¿Eres hombre?— Indaga la voz chillona al otro lado de la línea.Respondo con un "Ujum" a cada una de las preguntas por parecerme tan fuera de lugar, porque, es obvio que sí.1-¿Tienes pene? 2-¿te sale barba?3-¿eres humano? 4-¿te gustan las mujeres?5- ¿no eres un travesti?A la quinta pregunta me harte.— ¡No!, disculpe que le responda de esa forma pero la verdad que estoy muy bien definido de lo contrario le habría dicho en la cuarta pregunta. —Un suspiro lleno de tranquilidad es lo único que me da, me siento extrañado... Por lo general las madres cuando escuchan de mi le dicen a sus hijas que se alejen y corten todo tipo de contacto.