~Hay recuerdos que nunca se borraran, y personas que nunca se olvidan~−Necesitas tomarte unos días de descanso Neyra, no puedes seguir trabajando así. Te vas a enfermar si no es que ya lo estás. ¿Por qué no te vas conmigo? Te haría muy bien estar unos días en casa, con tu familia y sobre todo con tu papá. −sugirió Linda, con cariño.−Tú sabes que ahorita no puedo, hay varios proyectos en puerta. Además de los compromisos que ya tengo. –respondió y al ver el rostro de Linda, se sintió mal porque sabía que su mamá estaba realmente preocupada por ella.−En cuanto pueda, voy a ir.−Tienes siete años diciendo lo mismo, date tiempo para ti misma. Le dedicas todo tu tiempo y atención al trabajo y Bryan.−¿Tú crees que no quiero ir, y que no me duele en el alma por no poder estar allá unos días con mi papá?−No lo parece. No necesitas trabajar tanto, tienes suficiente. Lo que necesitas es tomarte un descanso, esos desmayos y mareos no me gustan para nada.−Tengo que aprovechar ahorita que te
~Los recuerdos son fotos que toma el corazón de esos momentos inolvidables~Desde el día que lo conoció a Alexander, él estaba constantemente en sus pensamientos, en particular cuando ella no estaba haciendo algo. En secreto anheló verlo en la fiesta de sus quince y por fortuna así fue. Lo vio llegar y no tuvo oportunidad de ir a saludarlo, pero sí lo hizo cuando él casi se iba.−¿No piensas bailar?−¿Contigo? −preguntó él sorprendido al verla frente él.−Sí, porque no. –respondió ella, sonriendo y aceptando bailar con ella.−Muchas felicidades, espero que te la sigas pasando bien. −comentó acercándose a ella para que lo pudiera escuchar al despedirse.−Gracias. −agradeció ella, pensando que se había acercado a ella para darle un abrazo después de felicitarla.−Te vez hermosa. −dijo él, al momento de responder al abrazo de ella y fue entonces que se dio cuenta de que su mirada hechizaba.Neyra, le sonrió y le pidió que la esperara por un momento. Se alejó y regresó con una bolsa llena
♥ Las Dudas ♥~La verdad duele, la mentira mata... pero la duda, tortura.~Cuando Neyra se bajó de la camioneta de Alexander, estaba tan cansada que podría jurar que iba a dormir hasta mediodía del día siguiente. Por desgracia, los pasos que dio hasta llegar a la puerta y el fresco de la noche le ahuyentaron el sueño por completo. Pasaba de la una de la mañana y ella no podía conciliar el sueño, a pesar de estar sumamente cansada. Se fastidió de dar vueltas en la cama y decidió salir a caminar para despejar su mente y ver si así finalmente podía dormirse, aunque fuera por agotamiento físico.Lo que más le gusta a Neyra del campo, era el olor de las flores blancas que desprendían su aroma por la noche y a la hierba, que se podía respirar ahí. De igual manera, pudo percibir los ruidos de la noche; los cuales no se apreciaban con el bullicio del día. Todo eso trajo a su mente los recuerdos de los momentos felices que paso ahí y por ende le fue difícil no recordar a Alexander, pero trato
~Disculpa si altere tus emociones~Alexander entró corriendo a las caballerizas sin tener la menor idea de qué o a quien se iba a encontrar a esa hora. Varios escenarios pasaron por su mente, y la adrenalina del momento lo preparo para enfrentarse a quien fuera que hubiera osado entrar en propiedad privada para hacer fechorías.Lo que se encontró le robo el aliento y lo hizo dudar por un momento. Esperaba todo, menos encontrarse a Neyra de espaldas, empapada y con el camisón pegado a su cuerpo; en particular a sus glúteos y sus piernas. Vio como gotas de agua escurrían por su piel, y como el camisón cada vez mostraba más sus piernas.No tenía ni idea de qué hacía ahí, pero sabía que si seguía viéndola terminara con un gran problema entre sus piernas y posiblemente necesitaría un baño de agua fría para bajar su emoción. No esperaba que su voz sonara tan dura o ronca, mucho menos imagino que ella se asustaría y resbalaría. Por lo que aprisa se acercó para sostenerla y evitar que se caye
Alexander continuó hablándole con un tono de voz más suave.–Basta con que esté cerca de ti y comience a acariciarte. –comentó mientras delicadamente le bajo al hombro un tirante de su camisón y al hacerlo se aseguró que su mano y brazo rozaran su espalda.El volver a sentir el roce de Alexander hizo a Neyra estremecerse y automáticamente por reacción involuntaria cerró los ojos; no podía creer que aún después de tanto tiempo él tuviera ese poder sobre ella. Ni entendía cómo era posible que su cuerpo la traicionara de esa manera, después de la forma tan ruin en la que la trató la última vez que lo vio, en la recepción de la boda de Scott.No sabía que le molesto más, si la forma en que su cuerpo reaccionaba cuando estaba cerca de él o la arrogancia que había en su tono al saber lo que la hacía sentir.–¿Tienes mala memoria, o son las cervezas que te tomaste? –preguntó Neyra molesta, cuando tuvo la fuerza para darse la vuelta y confrontarlo mientras observaba la cara de duda de Alexand
♥ Las Dudas ♥ ~ Me debes todos los besos y las caricias que no pude darte.~Neyra, estaba tomando su bata para ponérsela cuando vio de reojo a Alexander salir enojado; lo supo porque lo vio aventar la puerta al pasar, dejando la otra puerta abierta. Al escuchar el ruido de su camioneta alejarse, decidido quedarse un rato más ahí. No entendía por qué Alexander se había ido así de molesto; la molesta y la ofendía había sido ella, no él. Se preguntaba por qué le dijo que al menos esa vez fuera honesta; con qué cara le hablaba de honestidad, si él fue quien la engaño y no al contrario.Poco después Neyra se fue a su casa, si antes no se pudo dormir ahora la frustración y el coraje que sentía no le permitió ni siquiera mantenerse quieta en un sólo lugar. Dispuesta a sacarse esa mezcla de sentimientos encontrados y dudas, decidió salir a cabalgar. Se cambió de ropa, cepillo su pelo y lo sujeto en un chongo a la nuca.Minutos después regreso a las caballerizas, pero esta vez con un pantalón
~Hay miradas que matan y miradas que reviven~Alexander era mayor que Neyra, era mucho más fuerte, y era por lo menos quince centímetros más alto que ella, por lo cual la sujeto sin ningún problema a pesar de que ella pataleando e intentando tocar el piso. Cuando se dio cuenta que era inútil, después de varios segundos por fin se quedó quieta. En cuanto él la puso en el piso, ella se dio la vuelta y enojada se le dejó ir con ambas palmas de las manos extendidas intentando empujarlo.–Deja de fastidiarme la vida. ¿Por qué no te vas? Y me dejas en paz. –exigió enfurecida, temblando de ira.–Porque no puedo. –respondió odiándose a sí mismo porque a pesar de su cinismo aún se preocupaba por el bienestar de ella, cuando era obvio que a ella no le importaba lo que pudiera pasarle. No sabía si ella había seguido montando durante el tiempo que no la había visto, o si esa noche sería la primera vez que ella iba a volver a montar después de no hacerlo por siete años. Lo que si sabía era que, s
~Mírame, aunque sea con odio y coraje, pero mírame~–¿Qué pasó? ¿Tan pronto se te pasó el gusto que tenías al saber que estoy loco dedeseo por ti? −preguntó mientras Neyra volvió a verlo con una mirada fulminante.–Suéltame, no te atrevas hacerme algo o te juro que te vas a arrepentir.–Dudo mucho que me vaya a arrepentir de algo −bufoneó−, ¿y sabes por qué?–continuó mientras seguía descendiendo su mano–. Primero, porque puedo ver cómote pones cada vez que te acaricio y después, porque sé que también lo deseas y lodisfrutas tanto como yo. –aseguró, y termino de desabrochar los botones restantes.Para comenzar a torturarla acariciando lentamente su piel; la cual se erizó al ser elroce de sus dedos vez más.–¿Tanto extrañabas mis caricias? –preguntó arrogante, tratando de ocultar su sorpresaal ver como reaccionó ella.–Y si así fuera, ¿qué? –cuestionó altanera, levantando su barbilla retándolo.Alexander no conocía esa Neyra enfurecida y retadora; él recordaba a la joven decaráct