Clyde se echó a reír por las bromas que le contaba Adam, siempre había sido así, desde que eran unos jovencitos. Estaban en un pub bastante popular en las afueras de la ciudad, no era un lugar como para pernoctar mucho, porque habían algunos malvivientes pululando por la zona.La policía no se daba abasto en algunas ocasiones que tenían que acudir al llamado de algún vecino que había sido atacado o despojado de sus pertenencias, pero hasta la medianoche generalmente era seguro caminar por sus calles.Y a los jóvenes de la universidad les gustaba el sitio porque no era tan caro y se podían conseguir diversión y chicas en las tabernas de la zona.—Creo que deberíamos irnos Adam —le dijo Clyde a su amigo mientras miraba la hora en el reloj del pub— Sabes que no es bueno quedarse por aquí hasta tarde.—Vamos, Clyde —le dijo Adam riendo aún de su propio chiste— Podemos tomarnos un par de cervezas más, igual no es tan tarde.—Sí que lo es, mira —le respondió señalando el reloj con la cabeza
Clyde recibió el disparo en el estómago, el cual lo hizo retroceder, pero la expresión de su rostro no había cambiado, su rostro se veía fiero y sentía como su cuerpo se iba poniendo caliente mientras sentía que algo le recorría por debajo de la piel.Se miró el estómago y luego levantó la vista para ir hacia el sujeto que tenía el arma. Este sorprendido casi lo dejó acercarse, pero un nuevo grito de Ben lo hizo reaccionar.—Dispárale de nuevo, imbécil —le dijo pensando que su compinche había errado el tiro.Pero no había sido así, la camisa de Clyde comenzó a mancharse de sangre. Pero como lo veía en pie disparó de nuevo, esta vez al pecho haciendo que Clyde retrocediera de golpe y al tropezar con una piedra cayó en el osario, perdiéndose en la oscuridad del hueco.—¡Eso es! —aplaudió Ben— Ahora quítenle el dinero al estúpido ese —dijo señalando a Adam que estab pálido como una vela al ver caer a su amigo herido de muerte en el estómago y en el pecho.Los otros sujetos tomaron a Adam
La primera noticia que tuvo el teniente Peter Reynolds de que algo anormal había ocurrido en la ciudad la tuvo apenas llegó a la comisaría.Había corrillos en todas partes formados por policías que conversaban animadamente. Cuando uno de los sargentos lo vio, se acercó a él de inmediato.—Buenos días, teniente —le dijo hablando rápidamente— El capitán lo espera en la oficina, me dijo que le avisara apenas lo viera llegar.—Sargento —le dijo el teniente antes de que se alejara— ¿Puede decirme qué rayos está sucediendo?—Solo sabemos que hubo un ataque anoche en el sur de la ciudad —le informó— Detrás de la vieja iglesia del ángel, y hubo un muerto.—¿Pandillas? —indagó.—Parece que sí —le respondió— Pero los testimonios de los que sobrevivieron son un tanto confusos, porque dicen que fue un solo sujeto que salió de las tumbas.El teniente se le quedó mirando con cara de incredulidad al sargento y este simplemente se encogió de hombros.—Eso es lo que han declarado —se limitó a decir.E
Al día siguiente el titular de todos los periódicos de la ciudad fue el nuevo ataque ocurrido en la parte sur de la ciudad: “Guerra de pandillas o un vigilante ataca? El artículo recogía las declaraciones de uno de los heridos que fue atendido allí mismo en el sitio de los hechos, y en resumen manifestaba que los había atacado un extraño ser, con fuerza extraordinaria y a quien le refulgían los ojos.Más adelante, sin embargo, la policía descartaba tales afirmaciones, porque atribuía las declaraciones del herido como desvaríos a causa del dolor y de las drogas que había consumido. El reportero, Allen McCarthy, quien se caracterizaba por ser algo sensacionalista y a quien le gustaba investigar cosas extrañas, cerraba la nota de prensa con el siguiente comentario: ¿Quién dice la verdad? ¿Tendremos un ser sobrenatural en nuestra ciudad?Cuando el teniente Reynolds leyó el artículo en el periódico matutino, soltó una maldición mientras derramaba el café sobre el escritorio al sacudir con
Entusiasmado, Adam lanzó una exclamación jubilosa, mientras Clyde descargaba el archivo que contenía numerosas imágenes de un manuscrito amarillento, escrito con una caligrafía muy antigua lo que dificultaba bastante la lectura.Amplió la primera imagen y por unos momentos no pudo entender casi nada de lo que estaba escrito. Adam, quien se había colocado detrás de él también parecía opinar lo mismo.—¡Demonios! —dijo con asombro— ¿Cómo se supone que leeremos eso?—No lo sé —dijo Clyde que no quitaba la vista de las primeras líneas del documento— Pero recuerda la introducción de la clase de paleografía donde nos colamos hace tiempo, ¿lo recuerdas?—¿Cómo diablos haces para recordar esas cosas? —le dijo desconcertado— ¡Apenas si recuerdo cuando llegamos a la universidad! —Porque uso mi cerebro —le dijo riendo.—¡Ajá! y ¿qué fue lo que dijo? —le preguntó.—Dijo que los manuscritos antiguos pueden parecer difíciles, pero cuando empezamos a leerlos, a medida que avanzamos, los caracteres
—¿Señorita Sommers? —dijo el teniente bastante sorprendido de ver a la joven allí— ¿Cómo ha estado?—Hola, teniente, bastante bien, teniente —le dijo— Recuperada por completo.—Me alegro mucho, señorita Sommers —dijo sonriendo— Y… ¿A qué se debe la visita?—Creo que puede ayudarnos —dijo sonriendo con afabilidad— Ella es mi compañera, Sandra Jones. Nosotras estamos estudiando Psicología del crimen en este semestre y nos mandaron un trabajo, es realmente una encuesta, mire usted —le dijo entregando una hoja con varias preguntas y códigos al lado de ellas.—¿Y cómo puedo ayudarla? —dijo el teniente.—Es muy sencillo, teniente —le dijo con tono alegre— Necesitamos hacer esta encuesta a un grupo de reclusos, no tardaremos mucho y servirá para apoyarnos en nuestro trabajo, ¿Qué dice?El teniente se quedó mirando a ambas jóvenes que le sonreían con amabilidad, y como no creía que eso fuera a quitarle tiempo o recursos se le hizo fácil consentir.—¡Daniels! —gritó para llamar al mismo oficia
A medida que la melodía penetraba en sus oídos, Angus pudo sentir cómo se iba aliviando el dolor de sus heridas. El viejo sacerdote druida se paró a su lado sin dejar de cantar o recitar las palabras de un canto, melodía que le entibiaba el cuerpo y lo hacía relajarse.El viejo de pronto sacó un envase hecho con un cuerno de “Vaca peluda”, una raza de ganado de las tierras altas. Lo destapó con sus manos huesudas y comenzó a derramar una extraña pócima de olor a esencias y aceite.Comenzó en las heridas, y a medida que la pócima caía en las heridas de su abdomen y pecho, sintió como si un extraño calor entraba en sus entrañas, seguido de una sensación de frescura agradable. De inmediato sintió que las fuerzas le volvían al cuerpo. Trató de levantarse, pero el anciano lo retuvo por la cabeza y comenzó a derramar la pócima en ella mientras no dejaba de repetir unas palabras que Angus pudo identificar como del idioma antiguo de las islas.Angus sintió como el calor que había entrado por
Megan se dirigió a las oficinas del Western Daily, el periódico donde trabajaba Allen McCarthy, quien se había interesado bastante en el extraño suceso del asalto en el sur de la ciudad.Este se encontraba justamente tratando de recabar más información del un suceso que había ocurrido en el parque este de la ciudad, pero la policía no había querido decirle mucho al respecto y tampoco había tenido acceso a los rufianes que estaban detenidos, así que había tenido que conformarse con los rumores en el hospital.Frustrado, tiró el bolígrafo que tenía en la mano contra el escritorio mientras pasaba una mano por su cabello, signo inequívoco de que estaba enojado.—Licenciado —escuchó la voz de una de las secretarias que lo llamaba— Lo solicitan en la recepción.—Ahora no quiero recibir a nadie, Emma —dijo de mal talante— Tengo cosas más importantes que hacer.—Bueno, está bien —dijo ella volteando para salir, lo que hizo que Allen fijara sus ojos en el hermoso trasero de la chica— Pero pens