Megan se dirigió a las oficinas del Western Daily, el periódico donde trabajaba Allen McCarthy, quien se había interesado bastante en el extraño suceso del asalto en el sur de la ciudad.Este se encontraba justamente tratando de recabar más información del un suceso que había ocurrido en el parque este de la ciudad, pero la policía no había querido decirle mucho al respecto y tampoco había tenido acceso a los rufianes que estaban detenidos, así que había tenido que conformarse con los rumores en el hospital.Frustrado, tiró el bolígrafo que tenía en la mano contra el escritorio mientras pasaba una mano por su cabello, signo inequívoco de que estaba enojado.—Licenciado —escuchó la voz de una de las secretarias que lo llamaba— Lo solicitan en la recepción.—Ahora no quiero recibir a nadie, Emma —dijo de mal talante— Tengo cosas más importantes que hacer.—Bueno, está bien —dijo ella volteando para salir, lo que hizo que Allen fijara sus ojos en el hermoso trasero de la chica— Pero pens
—¿Y en los hospitales? —indagó Megan— ¿O en la policía?—No, en ningún lado —contestó Allen— Y lo extraño es que le dispararon desde muy cerca, en el estómago, parece que un par de veces, según dos de los testigos y luego cayó en la fosa común, que tiene más de dos metros y medio de profundidad, y de la que es muy difícil salir sin ayuda alguna.—¿Y de donde salió nuestro amigo? —preguntó.—Ha dado usted justo en el blanco —dijo Allen, con aspecto entre satisfecho y admirado— El sujeto salió de la fosa de un solo salto y cayó sobre los asaltantes.—¿Y ellos no pudieron reaccionar?—Dicen que se movía muy rápido, sin embargo le dispararon al sujeto, a quemarropa —dijo Allen— Y esa bala no lo detuvo, simplemente siguió avanzando hasta que los masacró a todos.—¿Y por qué dice usted que he dado en el blanco? —quiso saber Megan.—Por lo que dijo —respondió el periodista con rapidez— Los asaltantes hieren a un joven que cae en la fosa, y luego sale un ser extraño de ella, pero luego no hay
Megan llegó a su residencia en la universidad cavilando en todas las cosas que había hablado con el periodista Allen McCarthy.«El chico que trató de salvarme —se dijo mientras trataba de concentrar sus pensamientos a medida que subía las escaleras— Lástima que no pude verlo bien»Meneó la cabeza en desaprobación hacia ella misma, sabía que no hubiera sido tan sencillo identificar al hombre que trató de ayudarla, solo sabía que era un hombre alto, pero no mucho, también que era joven, de cabello castaño oscuro y piel blanca, pero esa sería la descripción del 60 por ciento de la población de la ciudad.Cuando entró en el departamento vio que su amiga Sandra estaba esperándola con total expectativa.—¡Megan, al fin! —dijo con entusiasmo— Ven acá, tienes que contarme todo en detalle.Así que Megan se vio obligada a recordar casi cada cosa que había conversado con el periodista. estuvo contándole a su amiga por varios minutos mientras esta intercalaba preguntas a su relato, al final Sandr
Lejos de sentir cansancio, como cuando estudiaba alguna asignatura, Clyde se sentía notablemente despierto, a pesar de que ya eran más de la una de la madrugada, por lo que decidió seguir leyendo el diario de su antepasado.…………………….Angus se volteó completamente de frente hacia el sacerdote que le había hablado del anciano, el cual le acaba de decir que había recibido un don valioso.—¿Qué significa eso? —le preguntó con avidez, Angus McCallum estaba decidido a aprender del sacerdote.—Eso significa mucho y todo —dijo el sacerdote en tono misterioso.—Yo solo quiero ayudar a mi gente, defender nuestras tierras del enemigo invasor —dijo con la natural vehemencia de un joven guerrero.El sacerdote, que aparentaba poco más de cincuenta años, le sonrió con benevolencia.—Por eso ha sido elegido, Sir McCallum —le dijo mirándolo directamente a los ojos— Usted es un buen hombre, el mejor de su linaje.Angus no se sorprendió por la aseveración del anciano, porque sabía por las historias de s
Clyde se dispuso a seguir leyendo con avidez.…………………….El anciano lo miró a los ojos antes de responderle.—La primera transformación es por necesidad —dijo el anciano con su voz extraña— Así será para tus descendientes por siempre, cuando la necesidad llegue el sortilegio se hará efectivo.—¿Y las demás ocasiones? —preguntó Angus con rapidez.Por primera vez el anciano sacerdote sonrió.—Las otras pueden ser que sucedan sin que te lo propongas —dijo— Pero podrás hacerlo a voluntad cuando veas el peligro cerca, cuando haya necesidad.—¿Y cómo lo haré?—Es sencillo, solo debes repetir las palabras del ritual —dijo el anciano— Debes aprenderlo de memoria y recitarlas con solemnidad.—¿Y cuales son las palabras del ritual? —preguntó—Ya las has escuchado, McCallum —sus ojos escudriñaban las facciones de Angus con intensidad— pero las repetiré para que las puedas memorizar.«seasamh suas luk wolf, suas gaisgeach… —murmuraba el anciano el conjuro— seasamh suas luk wolf, suas gaisgeach… ¡M
La boca de Clyde se abrió ante el asombro de lo que estaba leyendo. Se había sentido muy satisfecho con la información que ahora manejaba, ahora sabía con certeza que había una manera de transformarse a voluntad y también para volver a la normalidad.Pero lo último que acababa de leer lo había impresionado. La ira no iba a ser un problema porque Clyde era un hombre de carácter afable y poco dado a perder los estribos por cualquier cosa, aún cuando lo provocaban.¿Pero el sexo? Eso sí que no se lo esperaba, aunque Clyde no era un desaforado buscador de sexo por naturaleza, sí que le había gustado disfrutar de la intensa experiencia del sexo. La primera vez lo había hecho con una amiga de la secundaria y luego había tenido experiencia con otras chicas sin involucrarse mucho, pero ahora no sabía qué iba a pasar con eso.Clyde ahogó un bostezo y sorprendido vio que iban a ser las tres de la mañana, con algo de reticencia cerró el archivo y apagó la computadora. Sabía que tenía que dormir,
—Bien —dijo Clyde tras unos segundos de pensar en el punto— ¿A donde sería el mejor lugar para probar?—No estoy seguro —dijo pensativo— No estoy seguro si sería buena idea hacerlo aquí en el apartamento, o tal vez sería mejor en un sitio solitario a las afueras de la ciudad.—¿No te parece seguro el apartamento? —le preguntó Clyde con cara de incredulidad.—No mucho, ¿Y si alguien se antoja de llegar en ese preciso momento y luego no puedes volverte normal de nuevo? —Clyde tuvo que reconocer que el argumento de Adam tenía un buen fundamento.—Lo malo es que ese argumento reza para casi cualquier sitio, Adam —razonó Clyde.—No si es un lugar lo suficientemente aislado —dijo Adam— Donde no se consiga nadie a kilómetros de distancia.—¿Y cuál lugar podría ser? —Pues al norte de la ciudad hay un extenso parque natural rodeado de montañas —dijo Adam con entusiasmo— Allí no hay habitantes en varios kilómetros a la redonda, si ese no es un lugar apropiado tú me dirás.—Está bien, mi loco a
Los dos sujetos que estaban un poco más atrás del que había hablado estaban armados, uno con un rifle de caza, el otro con un enorme cuchillo tipo “Bowie” Clyde y Adam no contestaron, en parte por el asombro, y por otro lado, no sabían quiénes eran esos sujetos ni tampoco qué querían. —¿Les comió la lengua el gato? —dijo el que había hablado primero. —Yo creo que están cagados del miedo —dijo el que tenía el cuchillo. —No tenemos miedo —dijo al fin Clyde, reponiéndose de la sorpresa— ¿Quiénes son ustedes y qué quieren?. —Este se ve muy “gallito”, Cliff —dijo el que llevaba el rifle, dirigiéndose al que parecía dirigir al grupo. —Me gustan los hombres valientes —dijo el llamado Cliff— Al final veremos de qué está hecho el muñeco. Clyde los miraba con cuidado, no sentía miedo, aunque estaba un poco aprensivo porque no había logrado que el conjuro funcionara. Adam sí que estaba asustado, aunque confiaba en que su amigo lo protegería, pero él no era inmortal ni tenía las habilidades