Esta vez Clyde se esforzó con toda su alma porque el beso fuera intenso pero muchísimo más breve. Aún sentía que la piel le vibraba a una velocidad fantástica y rogaba que Megan no se diera cuenta.—Voy a acompañarte hasta tu residencia, amor —le dijo después de separarse— Después voy a regresar para tomar un descanso, creo que ha sido por los exámenes que tuvimos esta semana pasada, ha sido muy agotador.—Sí, pero también debes contar con lo que nos pasó en la disco —le dijo Megan mirándolo algo preocupada todavía— Mejor acompáñame abajo y yo me voy en un taxi.—Está bien —concedió Clyde de mala gana, en esos momentos deseaba que él hubiera sido “normal”, pero al mismo tiempo sabía que no podía despreciar su legado, sin él quizás hubiera muerto… y más de una vez.Sin decir nada más la tomó del brazo y se dirigieron a la puerta.Cuando Clyde subió, unos minutos más tarde, Adam lo estaba esperando en la sala bebiendo una taza de buen chocolate. Al ver que entraba se enderezó en el mueb
Reynolds miraba al hombre que estaba sentado enfrente a él y que lo miraba con el sombrero dándole vuelta con las manos.Estaban sentados en una especie de sala de estar y pequeño casino para los oficiales de policía de la comisaría principal de la ciudad.Los rodeaban varios de los agentes que habían participado en la búsqueda en el parque.—Entiendo que consiguieron un rastro en el parque, Alan —dijo el teniente— Y quiero escuchar tus impresiones personalmente, como sabes, este caso es bastante importante.—Así fue, teniente —dijo el hombre con una voz gruesa y que conservaba todavía algo del acento de los pueblos nativos del norte.Alan “Blackberry” Duncan se había enlistado en la policía montada del Canadá hacían casi 30 años, cuando aún era un adolescente. Había servido allí varios años como explorador y rastreador. Pero luego su madre, quien era viuda, había decidido migrar a la ciudad y él se vino con ella.La policía lo contrató de inmediato debido a su impecable récord como a
Clyde había estado leyendo durante más de una hora sin parar, había conseguido mucha información, pero con respecto a compartir con una mujer había conseguido muy poco. La mayoría de los que habían tenido el legado no se habían casado nunca y otros apenas se habían arriesgado a compartir con una mujer, pero siempre tenían dificultades para separar la fuerza del vengador de la pasión del sexo.Estaba a punto de cerrar su computador y descansar un poco cuando la letra que había estado leyendo en las últimas horas cambió bruscamente de estilo y composición… La letra era bien definida, con trazos largos y estilizados, obviamente era un hombre mucho más letrado que sus rústicos antecesores.Este se identificaba a sí mismo como Blake McCallum, y comenzaba su relato diciendo que vivió mucho tiempo asustado con lo que le pasaba porque no estaba preparado, parecía que el legado se había visto interrumpido por más de tres generaciones hasta que nació él, y surgió a fines del siglo XVIII porque
Esa noche, Blake McCallum apenas si pudo pegar un ojos a pesar de que sentía los músculos un poco agarrotados por el cansancio, y no porque hubiera sentido cansancio al luchar convertido en el espíritu vengador, sino por los días y horas de evadir a sus enemigos mientras los atacaban.Se levantó esa mañana y le pidió a su criado que le trajera riñones y cordero para aliñados con especias y miel para desayunar, se sentía hambriento.Pero no había sido ni el hambre ni el cansancio lo que habían agotado al joven Lord del Castillo de Piedra Gris del norte, eran sus pensamientos, inquietudes y preocupaciones con el don y legado que le había sido concedido.Pasó todo el día sin atreverse a dejarse ver desde fuera del castillo, apenas sis se había asomado a una de las almenas que quedaba cerca de sus habitaciones, porque los ingleses merodeaban en busca de los nobles señores para hacerlos tributarios por la fuerza, en el caso de que no quisieran arrodillarse.Pero cuando las sombras comenza
Ryker era un tipo malo, realmente malo, nadie sabía su nombre completo y tampoco nadie se atrevía a preguntárselo, era Ryker, simplemente Ryker. Había llegado a la pandilla siendo un muchacho, pero a pesar de eso ya llevaba al menos cinco muertos a cuestas porque en realidad no le costaba matar. Era inteligente y despiadado, una combinación que en los bajos mundos del hampa siempre marcaba a los líderes. Ahora tenía un poco más de cuarenta años y su lista de muertos se había centuplicado en esos años, y ahora era el jefe de la banda.Esa noche después de que lo había llamado el flaco para contarle que Cliff, uno de sus “comandantes”, había sido herido por un hombre joven, se había quedado esperando unos momentos y luego envió un par de muchachos duros para que ayudaran al flaco con el intruso que había golpeado a sus chicos y había herido a Cliff.Pero cuando nadie apareció para informarle sobre lo que había pasado, ni tampoco contestaban el teléfono, su poco buen humor se disipó por
Clyde se levantó ese día con dolor de cabeza, estuvo bastante tiempo despierto leyendo los manuscritos de sus antepasados y en ninguna de sus páginas había conseguido un método sencillo para controlar el ser que llevaba dentro.«Necesito probar —se dijo apenas se despejó su mente de las telarañas del sueño— Y eso tiene que ser pronto»Se levantó con una firme resolución en su mente: Buscaría transformarse de nuevo, y ya tenía una idea clara de cómo lo iba a lograr.Después de asearse salió de su cuarto y vio que Adam estaba estudiando en uno de los muebles de la sala.—Hola, campeón —le dijo Adam en tono de broma cuando lo vio acercarse— Espero que hayas dormido bien, ¿eh? ¿No te molestan las pelotas? —le dijo, haciendo referencia a la “calentura” que había agarrado con las caricias de Megan y los besos.—Muy gracioso —le contestó— Creo que no voy a confiarte más mis cosas personales porque después lo tomarás a broma para fastidiarme.—Lo siento, amigo —le dijo Adam en tono conciliado
Los dos sujetos estaban ocupados quitándose las chaquetas que llevaban puestas para poder pelear con más comodidad así que cuando se enfrentaron de nuevo a Clyde vieron a un sujeto muy parecido pero un par de palmos más alto y más musculoso. Por un momento creyeron que sufrían una especie de engaño apoyado por la gran cantidad de bebidas que habían consumido esa noche, pero luego vieron que Adam seguía allí y que el tipo los miraba con la misma rabia que los había visto antes así que simplemente creyeron que Clyde se había puesto un disfraz para pelear. —¿Tenían que disfrazarte, muchachito? —espetó uno de ellos, el que era más alto de los dos y más musculoso, apenas Clyde, con todo su envergadura, no le llevaba más de unos pocos centímetros. —Así peleo más cómodo —le dijo Clyde con su voz deformada y cavernosa. —¿Crees que nos vas a asustar con esa máscara que te has puesto? —le dijo el otro acercándose para comenzar a pelear— Ya te aplastaré la estúpida máscara esa que llevas. Y
—Jajajajajajaja —la risa de Adam retumbó en la solitaria calle.Habían corrido como locos, Clyde se había puesto sus zapatos y también se había cambiado el el suéter, eso por si acaso los policías habían podido detallarlo en el estacionamiento.—¿Te parece divertido, Adam? —le preguntó Clyde tratando de poner la voz seria, pero en realidad su cara expresaba la misma mirada divertida de su amigo.—¡Por supuesto! —aseveró— No me había divertido ni asustado tanto desde que me encontraron espiando a mis primas por la ventana del baño.—Bueno, fue bastante arriesgado —confirmó Clyde— La próxima vez tendremos que poner más cuidado.—Y elegir mejores oponentes —la mueca de Adam era todo un poema.—Los chicos eran fuertes —alegó Clyde.—Pero no lo suficiente —dijo Adam.Clyde se quedó pensando por unos momentos.—Tienes razón —dijo— Pero debes recordar que el espíritu vengador es muy poderoso.Una patrulla pasó por el lado de ellos, pero luego de mirarlos un poco siguieron su camino.—Genial