—Jajajajajajaja —la risa de Adam retumbó en la solitaria calle.Habían corrido como locos, Clyde se había puesto sus zapatos y también se había cambiado el el suéter, eso por si acaso los policías habían podido detallarlo en el estacionamiento.—¿Te parece divertido, Adam? —le preguntó Clyde tratando de poner la voz seria, pero en realidad su cara expresaba la misma mirada divertida de su amigo.—¡Por supuesto! —aseveró— No me había divertido ni asustado tanto desde que me encontraron espiando a mis primas por la ventana del baño.—Bueno, fue bastante arriesgado —confirmó Clyde— La próxima vez tendremos que poner más cuidado.—Y elegir mejores oponentes —la mueca de Adam era todo un poema.—Los chicos eran fuertes —alegó Clyde.—Pero no lo suficiente —dijo Adam.Clyde se quedó pensando por unos momentos.—Tienes razón —dijo— Pero debes recordar que el espíritu vengador es muy poderoso.Una patrulla pasó por el lado de ellos, pero luego de mirarlos un poco siguieron su camino.—Genial
Luego de varios días sin acercarse al campus de la universidad, Ben y el flaco volvieron a apostarse cerca de la residencia de las chicas. El primer día cada uno de ellos siguió a la chica que les correspondió en turno, pero solo fueron a sus clases con normalidad.Así tuvieron durante varios días, hasta que al fin las chicas salieron juntas pero esta vez, pero no para ir a clases. Megan y Sandra se dirigieron a la ciudad, seguidas de cerca por los dos facinerosos de la banda.Cuando llegaron a uno de los barrios del norte de la ciudad las chicas entraron a un lujoso edificio. El flaco se acercó para ver si podía entrar, pero la puerta sólo se abría con los mandos a distancia desde los apartamentos. Por un momento pensó en llamar al botón del departamento del conserje, pero no tenía una buena excusa para entrar, así que iba a ser muy difícil que lo dejaran pasar, pero al menos (estaba casi seguro) sabían donde estaba alojado el sujeto que los había dejado tan mal.Se reunió a unos met
Los cuatro jóvenes caminaban en parejas, cada una de ellas tomadas de la mano, sin saber lo que se cernía sobre ellos.Habían decidido pasear por el centro de la ciudad en lugar de ir a sitios que fueran potencialmente peligrosos. Las noticias de los últimos meses estaban llenas de ataques a personas en zonas un tanto aisladas de la ciudad y se culpaba a las pandillas locales sobre ello.Por ello Clyde había querido salir a un sitio más tranquilo y céntrico, en especial para evitar que alguien fuera a atacarlos, Así que esa noche estaban dispuestos a disfrutar de una velada tranquila.Lo que no sabían era que un par de hombres de Ryker los estaban siguiendo desde que salieron del apartamento de Clyde y Adam. Así que la perspectiva no parecía muy buena para los chicos.Jerry y Random eran los dos nombres de los secuaces de la banda. Al ver que entraban en una céntrica cervecería se dispusieron a avisarle al jefe para saber qué deberían hacer.—No los pierdan de vista —les dijo Ryker— E
Era uno de los compañeros de Jerry que había decidido dar una vuelta por el local y se dio cuenta que la chica que se dirigía hacia la salida era una de las que estaban vigilando.Hasta allí llegó el plan perfecto de escape.—Solo quiero tomar un poco de aire —dijo con aire molesto, aunque por dentro estaba realmente asustada, la chaqueta que utilizaba el sujeto era muy llamativa por eso pudo identificarlo con uno de los matones que los estaban vigilando— ¿Puedes quitarte de mi camino? —le dijo sin arredrarse a pesar del miedo que sentía.El sujeto no se movió del medio del pasillo hacia la salida y ella se puso las manos en las caderas con actitud desafiante, aunque sabía que no iba a poder salir a menos que tuviera la suerte de golpearlo en sus “partes” íntimas, pero ella no era una luchadora.Por suerte para ella, un sujeto bastante grande se puso a su lado, mirando al tipo con cara de malas pulgas.—¿La está molestando este gusano, niña? —le preguntó con tono condescendiente.—Sí
Clyde se resignó a ir hasta la comisaría para dar su declaración, por fortuna, el hombre grande que lo había ayudado con los maleantes se llamaba Larry Turnbull, y era un minero y buscador de oro empedernido, amigo de las peleas y las competencias de fuerza. En fin, un tipo medio alocado pero muy buena persona. Su declaración lo apoyaría, así que no esperaba durar mucho en la estación de policía.Cuando salió a la calle vio a Adam que estaba parado un poco alejado y cuando este lo vio salir del local se acercó un poco antes de que se subiera a una de las patrullas.—¿Todo bien, Clyde? —le preguntó en voz baja.—Tranquilo, estoy muy bien —le replicó— Solo tengo que ir a la estación a rendir declaración por la pelea, porque hay varios heridos. ¿Y las muchachas? —preguntó finalmente.—Deben estar en el campus —le respondió— Ellas se fueron en un taxi apenas yo estaba saliendo, hubiera podido irme pero preferí esperar a que salieras.—De acuerdo. Ve para el apartamento —le dijo— Nos verem
Clyde sonrió suavemente como si le hubieran preguntado si durmió bien en la noche.—¿Un fulgor azul, teniente? —preguntó con acento divertido y sin dejar de sonreír— ¿Es en serio?La verdad es que esperaba una pregunta de ese tipo, aún no controlaba al ser que llevaba dentro, y por ello no se daba cuenta si estaba incluso hablando diferente cuando el ambiente de lucha se presentaba.El teniente Reynolds se le quedó mirando con atención, muchos decían que él podía saber cuando alguien le estaba mintiendo, y no estaban lejos de la realidad, tantos años de experiencia interrogando sospechosos y trabajando en labores de inteligencia con la policía lo convertían, necesariamente, en un experto.—Sí, es en serio, joven —dijo el teniente con voz dura, tratando de contrarrestar la expresión sonriente y festiva del muchacho— Es la declaración de un testigo.—Imagino que estaba bastante borracho o drogado, teniente —declaró ahora en tono más serio— Nadie puede despedir destellos de los ojos, ¿Al
Clara escuchaba la respiración agitada del flaco cuando se bajó de encima de ella. A veces tenía que contener las ganas de vomitar cuando este la besaba, pero lo hacía con un sólo pensamiento en su mente: ¡Venganza!.—¿Quedaste satisfecha, mi amor? —preguntó el flaco aún agitado por el esfuerzo físico.Al menos tenía que reconocerle que se preocupaba por su bienestar y por cómo se sentía. El flaco había resultado un buen proveedor, tampoco era tan mal parecido a pesar de que tenía marcas de viruela en la cara y un conjunto de cicatrices que le desfiguraban un tanto el rostro.—Sí, querido —le dijo, aunque no había quedado muy satisfecha, pero no por culpa de él, era que no podía sentir. Pero no era hora de ponerse nostálgica, con un gran esfuerzo le sonrió— Estoy bien, ¿y tú?—Estoy muy bien —le dio un rápido beso en los labios y se levantó para vestirse.Tenía mucho que hacer, necesitaba moverse para preparar el secuestro de las chicas y en esto no iba a fallar, sabía que no podía ha
El teniente Reynolds estaba en su oficina revisando los expedientes de los últimos casos de las pandillas de la ciudad. En particular estaba leyendo los casos donde se involucraba al “extraño ser” que lo tenía casi obsesionado, había demasiadas preguntas sin responder, demasiados indicios sin resolver.De pronto el teniente recordó los resultados de los análisis de sangre de los dos últimos casos donde “apareció” el extraño ser. Había pensado que la sangre se había contaminado de alguna manera, Pero… ¿En dos escenas diferentes y separadas por varios kilómetros y semanas de diferencia?«Hay algo que se me está pasando por alto —se dijo»Y así debía ser. Reynolds recordó una lección que le había dado su instructor de investigación criminal en la academia de policía cuando estaba haciendo el curso para oficial de investigaciones: Si el hecho no tiene explicación en el campo de la lógica entonces lo ilógico era la respuesta correcta.«¿Qué sería lo ilógico en este caso? —se preguntó mient