El teniente Reynolds estaba en su oficina revisando los expedientes de los últimos casos de las pandillas de la ciudad. En particular estaba leyendo los casos donde se involucraba al “extraño ser” que lo tenía casi obsesionado, había demasiadas preguntas sin responder, demasiados indicios sin resolver.De pronto el teniente recordó los resultados de los análisis de sangre de los dos últimos casos donde “apareció” el extraño ser. Había pensado que la sangre se había contaminado de alguna manera, Pero… ¿En dos escenas diferentes y separadas por varios kilómetros y semanas de diferencia?«Hay algo que se me está pasando por alto —se dijo»Y así debía ser. Reynolds recordó una lección que le había dado su instructor de investigación criminal en la academia de policía cuando estaba haciendo el curso para oficial de investigaciones: Si el hecho no tiene explicación en el campo de la lógica entonces lo ilógico era la respuesta correcta.«¿Qué sería lo ilógico en este caso? —se preguntó mient
Después de que Clara se marchó del apartamento de los muchachos, estos se quedaron discutiendo sobre los pasos a seguir con respecto a la banda.Adam seguía oponiéndose a la idea de que Clyde se metiera en la guarida de los chicos malos, la banda de los Jokers, y arreglarlo todo con el lobo vengador. Pero su compañero le decía que ahora, más que nunca, era super importante que entraran en acción antes de que algo malo le pasara a las chicas.—¿Quieres que esperemos a que nos diga la policía que han secuestrado a Sandra o a Megan? —dijo Clyde, incisivo.—No, por supuesto que no —dijo Adam con la boca abierta.—¿Y entonces? ¿Cómo podemos hacer para evitar eso? —Clyde lo miraba y sabía que ya casi estaba a punto de dar su brazo a torcer.—No es fácil, si lo planteas así, Clyde —dijo titubeante— Pero créeme que es una auténtica locura pensar en atacar a la banda de los Jokers en su propia guarida. Creo que aún podemos conseguir otras medidas para proteger a las chicas sin que arriesgues t
Ryker caminaba como un león enjaulado entre las cuatro paredes de su oficina, en los altos de uno de los galpones cercanos a la bahía de descarga de los barcos. Tenía el semblante hosco y los labios apretados, signos claros de la rabia e impaciencia que lo agobiaba en esos momentos.Y es que eran ya las diez de la mañana y ninguno de los encargos que había mandado a hacer a un grupo de sus hombres se había cumplido hasta esa hora, y eso lo impacientaba y enojaba por medidas iguales.En ese momento el flaco irrumpió en la oficina de Ryker todo sudoroso y agitado por el esfuerzo de subir las escalinatas a toda velocidad.—¡Jefe! —dijo jadeando mientras se agarraba el costado del torso por el flato que le oprimía esa zona con fuerza— Los muchachos están vigilando para agarrar a las muchachas en lo que tengan oportunidad.—¿Cuando tengan oportunidad? —Ryker achicó los ojos para mirar fijamente a su subalterno— ¿De qué demonios estás hablando?El flaco cogió aire para poder hablar de nuevo
El teniente Reynolds había organizado varias patrullas para vigilar a las chicas y también a Clyde y a su amigo Adam. Aparte de ello, había aumentado la vigilancia de los miembros principales de la banda de los Jokers, por lo que esperaba estar al tanto de los planes o al menos de los movimientos que hicieran.Esto tenía un poco frustrados a los hombres que Ryker había enviado para secuestrar a las chicas. Ben Lefevre era el encargado del grupo de cinco hombres que recorrían el campus universitario buscando una oportunidad, pero la presencia policial los hacía esconderse entre la multitud para evitar ser identificados.Después de tres días de vigilar infructuosamente la ciudadela universitaria, por fin se presentaba una oportunidad cuando las chicas salieron del apartamento y se dirigieron afuera de los terrenos de la universidad para tomar un microbus. El hombre que vigilaba el apartamento de las chicas llamó de inmediato a Lefevre para avisarle.—Ben —le dijo— Las chicas acaban de s
Al estrellarse contra el piso, Ronald se dio cuenta de que había sido muy mala idea atacar a Clyde. Cuando trató de levantarse se dio cuenta que tenía una de sus muñecas bastante lastimada porque no pudo apoyarse en esa mano para levantarse, sin embargo tuvo el arresto suficiente para gritar a los otros chicos.—No se queden allí parados, idiotas —los increpó— Ataquen a ese tipo de una vez.Los chicos se estaban levantando y Junior estaba tratando de que Ben se pusiera en pie, pero a este le faltaba el aire todavía, el pecho le ardía con fuerza en el lugar en que Clyde lo había golpeado.Los otros dos se dirigieron hacia Clyde esgrimiendo sus cuchillos, Clyde los esperó preparado, con las piernas separadas para tener un perfecto equilibrio. Uno de los chicos le lanzó una cuchillada al estómago pero Clyde, en un alarde de velocidad, lo tomó por la mano armada y lo apretó con fuerza hasta que el hombre soltó el cuchillo mientras lanzaba un alarido profundo por el dolor.El otro trató de
A Ben Lefevre le dolió más el orgullo que el golpe que le propinó su jefe, se puso de color rojo tan intenso que algunos pensaron que le daría un ataque o algo parecido. Se mordió la lengua para no decir nada, sabía que el jefe no andaba de humor para aguantar una insensatez como esa, así que se tragó el orgullo y murmuró una disculpa. —¿Como dijiste? —dijo Ryker acercándose a Ben mientras se ponía una mano en el oído a modo de bocina. —Que lo siento mucho, jefe —repitió— No volverá a ocurrir. —Eso espero, Ben, eso espero —dijo con una sonrisa llena de malicia— No me gustaría tener que mandarte a conversar con los peces, ¿No te parece? Ahora la lividez del rostro de Ben contrastó notablemente con el intenso rubor anterior: Sabía muy bien a qué se refería Ryker porque era su forma favorita de “desaparecer” a las personas molestas para él. —No hará falta, jefe —dijo mientras secaba el sudor de su frente. —Bien —dijo desentendiendose de Lefevre, sabía que este había entendido la ame
El teniente Reynolds estaba en su oficina repasando la última información que había recibido. «Es tarde, debería ir a casa —se dijo como tantas veces más temprano, sabía que su esposa se iba a molestar de nuevo»—“Últimamente llegas demasiado tarde, Peter —le había recriminado su esposa— Pasas demasiado tiempo en la oficina”Reynolds sabía que su esposa tenía razón, pero por algún motivo sentía que cada vez estaba más cerca de resolver este condenado caso.Cuando estaba por salir de la oficina uno de los sargentos de guardia entró en su oficina.—Jefe —le dijo— Uno de los informantes de la banda de los Jokers nos ha mandado un mensaje.—¿Un mensaje? —preguntó— ¿De qué se trata?—La banda intentará raptar a las chicas —le dijo.—Eso no es muy nuevo —replicó Reynolds mientras recogía sus cosas para ir a casa— Lo sabemos desde hace días.—Correcto, jefe —le dijo el oficial— Pero se trata de un nuevo intento, parece que van a enviar bastantes de sus muchachos para realizar la tarea.—¿Sa
Al salir del local, Clyde caminó por la calle como si fuera hacia la parada de blusas que estaba a un par de calles más adelante. Los matones le siguieron de inmediato, estaban seguros de que ellos podrían dominarlo, además iban armados, todos portaban cuchillos de caza bien afilados y un par de ellos cargaban sendas pistolas automáticas.Cuando lo vieron caminando la mayoría pensó que se los estaba poniendo bastante fácil, porque Clyde se alejaba de la multitud que había en el local, así podrían atacar con lo que tuvieran sin temer que la policía hiciera acto de aparición de improviso.Aunque la policía estaba patrullando con bastante frecuencia por los centros nocturnos y las calles cercanas, por si acaso se producía alguna reyerta entre las bandas o, mejor aún, para ver si podían echarle mano a misterioso vigilante que tenía en jaque a las mismas bandas, en especial a la de los Jokers.Clyde se movió con rapidez y al llegar a la parada, en lugar de quedarse allí cruzó la avenida ha