Las cosas se van aclarando

Ryker caminaba como un león enjaulado entre las cuatro paredes de su oficina, en los altos de uno de los galpones cercanos a la bahía de descarga de los barcos. Tenía el semblante hosco y los labios apretados, signos claros de la rabia e impaciencia que lo agobiaba en esos momentos.

Y es que eran ya las diez de la mañana y ninguno de los encargos que había mandado a hacer a un grupo de sus hombres se había cumplido hasta esa hora, y eso lo impacientaba y enojaba por medidas iguales.

En ese momento el flaco irrumpió en la oficina de Ryker todo sudoroso y agitado por el esfuerzo de subir las escalinatas a toda velocidad.

—¡Jefe! —dijo jadeando mientras se agarraba el costado del torso por el flato que le oprimía esa zona con fuerza— Los muchachos están vigilando para agarrar a las muchachas en lo que tengan oportunidad.

—¿Cuando tengan oportunidad? —Ryker achicó los ojos para mirar fijamente a su subalterno— ¿De qué demonios estás hablando?

El flaco cogió aire para poder hablar de nuevo
Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP