Clyde estaba en la cabina telefónica. Había preferido llamar desde allí porque las comunicaciones en el norte de Escocia se ponían pesadas a veces.—¿Aló? —se escuchó la recia voz de su padre después de varios repiques— ¿Con quién desea hablar?—Hola, padre —dijo Clyde con voz alegre.—¿Clyde? —dijo su padre— ¿Cómo estás? ¿Todo bien por allá? —Sí, padre. Todo va bien por aquí —Clyde sentía un extraño desasosiego.—¿Y eso que llamas ahora? —le preguntó— Casi siempre llamas los fines de semana, apenas estoy llegando de la oficina.—Es que hay algo de historia antigua que me gustaría conversar con el abuelo —le dijo.—Hmmm, debe ser algo interesante y que no sale en los libros —Clyde se asombraba de lo acertado del comentario de su padre, pero él era así, por eso era tan bueno en los negocios, la familia de Clyde tenía muchas tierras y empresas asociadas con las mismas, y su padre había sido el artífice del éxito en los últimas décadas.—Pues sí —contestó— Es algo que no sale en los lib
—¿Que tu abuelo tiene qué? —preguntó Adam sorprendido.—Un libro, las memorias del abuelo Angus McCallum —dijo Clyde una vez más a su amigo— Allí están escritas muchas cosas que me pueden ayudar con esto, con “mi legado”.—¡Genial! —dijo Adam muy contento— Apenas te llegue me avisas para verlo, ¿De acuerdo?—Está bien —dijo Clyde con una sonrisa— Ahora es mejor que vayamos a clase, ya he perdido varias.—¡Vamos! —dijo un entusiasta Adam siguiendo a su buen amigo.El agradecimiento de Clyde era enorme, tenía un gran amigo en quien confiar y que lo ayudaría en cualquier circunstancia, y el apoyo de su familia. Creyó que no necesitaba nada más…………………….Megan iba cruzando por el amplio patio de la universidad que quedaba justo delante de la biblioteca, ese era un lugar donde acudían la mayoría de los estudiantes de la universidad para estudiar e investigar en las enormes salas de la biblioteca universitaria.Famosa por lo extenso de su contenido, con libros que no se conseguían en ningun
Clyde dejó a Sandra en una silla de la biblioteca aparentemente sin esfuerzo alguno.—¡Caray! —la expresión de sorpresa salió espontáneamente de la boca de la chica— Parece que trabajas mucho en el gimnasio, ¿eh?—No mucho —mintió descaradamente Clyde, porque él nunca iba al gimnasio. Adam miró hacia otro lado para no delatar su mirada— Pero me mantengo en forma.—Ya veo —dijo Megan mirándolo curiosa— Igual gracias, Clyde —ahora sí suavizó un poco las facciones porque se dio cuenta de que tenía la mandíbula apretada y el rostro tenso.—No hay por qué —le contestó Clyde.—Por supuesto que no —remachó Adam— Somos unos caballeros.El acento escocvés de ambos muchachos había casi desaparecido, no en balde este era ya el segundo año que estaban en el país y ambos habían procurado hablar más como canadienses para que no los miraran de manera extraña.—Gracias, chicos. De veras —dijo Sandra.—Tranquila —repitió Clyde— Cuando terminen de estudiar nos avisan para llevarte a la enfermería.—Est
El teniente Reynolds estaba desconcertado, ¿Cómo era posible que no tuvieran ni la más mínima pista del sujeto, o de los sujetos, que había vapuleado a los hombres que habían atacado a la chica en el parque.Había vuelto a interrogarlos casi una semana después de los hechos, al menos a todos menos uno, pero ellos repetían las mismas cosas que le habían dicho al principio, y de hecho, ya parecía que ellos dudaban de lo que les había pasado.Dos de ellos estaban detenidos en la comisaría y el resto se les uniría en esa misma semana cuando salieran de alta. El que estaba más grave ya podía hablar así que iría esa misma tarde para tomarle declaración junto con el que tenía la herida en el pecho y el brazo partido.El tipo había sufrido conmoción cerebral debido al fuerte golpe que recibió en la cabeza porque lo lanzaron contra una pared. El otro que estaba hospitalizado tenía una curiosa herida en el pecho, los médicos se mostraban un poco confundidos y habían llamado a un especialista en
Clyde se echó a reír por las bromas que le contaba Adam, siempre había sido así, desde que eran unos jovencitos. Estaban en un pub bastante popular en las afueras de la ciudad, no era un lugar como para pernoctar mucho, porque habían algunos malvivientes pululando por la zona.La policía no se daba abasto en algunas ocasiones que tenían que acudir al llamado de algún vecino que había sido atacado o despojado de sus pertenencias, pero hasta la medianoche generalmente era seguro caminar por sus calles.Y a los jóvenes de la universidad les gustaba el sitio porque no era tan caro y se podían conseguir diversión y chicas en las tabernas de la zona.—Creo que deberíamos irnos Adam —le dijo Clyde a su amigo mientras miraba la hora en el reloj del pub— Sabes que no es bueno quedarse por aquí hasta tarde.—Vamos, Clyde —le dijo Adam riendo aún de su propio chiste— Podemos tomarnos un par de cervezas más, igual no es tan tarde.—Sí que lo es, mira —le respondió señalando el reloj con la cabeza
Clyde recibió el disparo en el estómago, el cual lo hizo retroceder, pero la expresión de su rostro no había cambiado, su rostro se veía fiero y sentía como su cuerpo se iba poniendo caliente mientras sentía que algo le recorría por debajo de la piel.Se miró el estómago y luego levantó la vista para ir hacia el sujeto que tenía el arma. Este sorprendido casi lo dejó acercarse, pero un nuevo grito de Ben lo hizo reaccionar.—Dispárale de nuevo, imbécil —le dijo pensando que su compinche había errado el tiro.Pero no había sido así, la camisa de Clyde comenzó a mancharse de sangre. Pero como lo veía en pie disparó de nuevo, esta vez al pecho haciendo que Clyde retrocediera de golpe y al tropezar con una piedra cayó en el osario, perdiéndose en la oscuridad del hueco.—¡Eso es! —aplaudió Ben— Ahora quítenle el dinero al estúpido ese —dijo señalando a Adam que estab pálido como una vela al ver caer a su amigo herido de muerte en el estómago y en el pecho.Los otros sujetos tomaron a Adam
La primera noticia que tuvo el teniente Peter Reynolds de que algo anormal había ocurrido en la ciudad la tuvo apenas llegó a la comisaría.Había corrillos en todas partes formados por policías que conversaban animadamente. Cuando uno de los sargentos lo vio, se acercó a él de inmediato.—Buenos días, teniente —le dijo hablando rápidamente— El capitán lo espera en la oficina, me dijo que le avisara apenas lo viera llegar.—Sargento —le dijo el teniente antes de que se alejara— ¿Puede decirme qué rayos está sucediendo?—Solo sabemos que hubo un ataque anoche en el sur de la ciudad —le informó— Detrás de la vieja iglesia del ángel, y hubo un muerto.—¿Pandillas? —indagó.—Parece que sí —le respondió— Pero los testimonios de los que sobrevivieron son un tanto confusos, porque dicen que fue un solo sujeto que salió de las tumbas.El teniente se le quedó mirando con cara de incredulidad al sargento y este simplemente se encogió de hombros.—Eso es lo que han declarado —se limitó a decir.E
Al día siguiente el titular de todos los periódicos de la ciudad fue el nuevo ataque ocurrido en la parte sur de la ciudad: “Guerra de pandillas o un vigilante ataca? El artículo recogía las declaraciones de uno de los heridos que fue atendido allí mismo en el sitio de los hechos, y en resumen manifestaba que los había atacado un extraño ser, con fuerza extraordinaria y a quien le refulgían los ojos.Más adelante, sin embargo, la policía descartaba tales afirmaciones, porque atribuía las declaraciones del herido como desvaríos a causa del dolor y de las drogas que había consumido. El reportero, Allen McCarthy, quien se caracterizaba por ser algo sensacionalista y a quien le gustaba investigar cosas extrañas, cerraba la nota de prensa con el siguiente comentario: ¿Quién dice la verdad? ¿Tendremos un ser sobrenatural en nuestra ciudad?Cuando el teniente Reynolds leyó el artículo en el periódico matutino, soltó una maldición mientras derramaba el café sobre el escritorio al sacudir con