Bárbara Úrsula Medina
Estoy en mi empresa. No he dejado de pensar en ese señor... Cristóbal Manckenzie su mirada penetrante toda la noche en mí, casi me desnuda con la mirada.
Y mi madre como siempre trayendo socios, más bien es para ella. Mi madre me dio la vida y le agradezco de corazón pero ser una madre es cuidar de sus hijos, estar ahí en los momentos tristes y felices, dar buenos consejos, no querer ser mejor que ellos y sobretodo saber tomar decisiones para bien o para mal.
Para mí, simplemente ella me dio la vida, nada más.
Tocan a la puerta, respondo un adelanté. Y es mi secretaria.
--Bárbara, el señor Cristóbal Manckenzie está afuera-informa.
--¡Cristóbal Manckenzie! ¿Qué hace aquí?-le pregunto confundida y nerviosa.
--Dice que tiene una reunión contigo muy... Muy importante-indicó-. ¿Lo hago pasar?-me pregunta.
--Pero nadie me informó de eso-respondo acomodando mi falda y mi cabello.
--Le informó a tu madre-susurró-. ¿Lo dejo pasar si o no?-pregunta.
--¡Dios!-exclamé poniendo unos lápices en su sitio.
--¿Estás nerviosa? Relájate sólo es Cristóbal Manckenzie unos de los empresarios más guapo del mundo-señaló con una sonrisa.
--Dile que pase-contesté.
Ella sale de mi oficina muy feliz y enseguida entra el señor Manckenzie todo él, con un aroma varonil. Lleva un traje negro con una camisa del mismo color.
--Buenos días señor Manckenzie, un gusto tenerlo por aquí-anuncié llegando a él y extendiendo mi mano.
--Buen día señorita Medina, el gusto es todo mío-responde con una sonrisa y besó mi mano extendida.
--Puede sentarse si desea-respondo llegando a mi silla y a la vez sentándome.
Él toma asiento en la silla en frente de mi escritorio, coloca sus codos en este mismo y me da una mirada intimidante se podría decir.
--¿Qué necesita? O mejor ¿En qué le podemos ayudar?-pregunté poniendo mis manos en el escritorio y entrelazando las mismas. Nos miramos fijamente, observa todos mis movimientos, él coloca una mano en su barbilla y yo busco un lapicero y empiezo a jugar con él. Mira mi acción y me parece que tiene una leve sonrisa o seguro fue mi imaginación.
--¿Nerviosa?-pregunta con su voz tan varonil que llega a ponerme los pelos de punta.
--No-respondo.
--No tiene por qué estarlo todavía no le voy hacer nada-murmuró.
--Ya le dije que no estoy nerviosa-contesté-. Pero solo vino a mirarme porque déjeme decirle que tengo mucho trabajo-expresé.
--Vine a proponerle algo-reveló.
--¿Proponerme? Dígame-le indique.
--Quiero darle cada millón que ha perdido, a cambio de ser su socio mayoritario en su empresa como en sus organizaciones-estableció.
Enarcó una ceja y lo miro confundida.
--¿¡Quiere ser socio mayoritario!? Señor Manckenzie-interrumpió.
--Cristóbal, dejemos las formalidades-anuncia.
--Prefiero seguir llamándolo así señor Manckenzie-respondo.
--Bárbara sé que te ha tomado por sorpresa pero créeme, es la mejor propuesta que vas a escuchar-comunicó.
--Puede ser... Señor Manckenzie la verdad no lo conozco se la minoría de usted y viene aquí a proponerme semejante propuesta, no estoy segura-revele negando varias veces con la cabeza-. Estela tiene que ver con todo esto-murmuré.
--No. Yo mismo decidí presentarme, siempre he querido ser parte de una organización y esta es la correcta, confió en su palabra independientemente de que no me conozca yo quiero ayudar a sus organizaciones y sí ayudar es darle cada centavo que a perdido pues lo voy hacer-confesó.
--Tengo que pensarlo-anuncié-. Y si aceptó será con mis condiciones, no quiero que me regale ni un centavo-respondo.
--Sabe que no está para poner condiciones señorita Medina-respondo.
¡Ja! Ya empezamos.
--Entonces qué hace aquí señor Manckenzie, ya le dije si acepto vamos a llegar a un acuerdo mutuo le voy a pagar cada centavo y si usted no acepta pues busco otra persona y listo-contesté.
--Que mujer tan terca-murmuró.
Pongo mi espalda en la silla y cruzo mis piernas le doy la mejor sonrisa.
--Me gustan los desafíos-reveló-. Y trabajar con usted será uno muy grande-responde.
--Todavía no he dicho el sí-respondí respirando profundo.
--Lo va hacer, de eso estoy segurísimo-contesta.
Me inclino un poco quedando nuestros rostros frente a frente.
--Ahora mucho más que ahorita estoy considerando el no-expuse con una sonrisa.
--Le voy a confesar algo, es la mujer más terca y me dan ganas de darle unas buenas nalgadas para que aprenda a tomar buenas decisiones-murmuró muy cerca de mi rostro.
¡Dios! Pero qué hombre.
--Hasta mañana señorita Medina-anunció.
Cristóbal ManckenzieHoy es miércoles y de nuevo voy de camino hacía la empresa de Bárbara a tratar de convencerla. Esa mujer me tiene loco además de tener un carácter fuerte he podido apreciar que cuando dice no, es un no rotundamente, pero eso va a cambiar cuando yo sea el socio mayoritario.Soy un hombre muy insistente y con ella lo voy hacer más porque la palabra terca le queda muy pequeña.--Señorita le podría avisar a Bárbara que estoy aquí-le comunicó a su secretaría.--Enseguida señor-responde se levanta de la silla y va hacia la puerta de Bárbara.Pasan varios minutos y ella sale.--Puede entrar señor-anuncia.Entró a su oficina y ella como siempre espléndida con un vestido ceñido a su cuerpo que resaltan sus perfectas curvas, le llega justo encima de las rodillas.<
Bárbara Úrsula MedinaA llegado el apreciado jueves el señor Manckenzie me dejó bien en claro que tengo que darle una respuesta ¡Ese hombre si es insistente! Todos los días recibo una llamada de él.Hable con Daniel sobre el contrato que propuso el señor Manckenzie, no me dio una respuesta concreta simplemente me dijo que haga lo que quiera porque la empresa es mía y como siempre que me va apoyar. Pensé que se iba a poner celoso pero fue todo lo contrario. Hablamos por teléfono porque se le presentó un viaje de negocios muy importante.Gracias a Dios que mi madre se va al Caribe con unas amigas porque de verdad no la soporto, eso es todos los días la misma rutina diaria.Llevo puesto un pantalón pegado a mi cuerpo con unos tacones negros, una camisa blanca y por último mi cabello suelto.Mi secretaria me informa que el señ
Cristóbal Manckenzie Un sueño es un deseo que hace tu corazón.Hoy es viernes y el cuerpo lo sabe. La relación de Bárbara y yo cada vez está peor, no sé, si se puede llamar relación porque no somos amigos ni mucho menos compañero ¡Esa mujer es difícil! Y eso es lo que me atrae de ella no es la típica mujer fácil.No iré a la empresa de Bárbara. Tengo muchas cosas que hacer una de ellas es hablar con mi hermano para que se haga cargo de la empresa por un tiempo.Carlos entra a mi oficina como siempre sin tocar, ya se me hizo costumbre.--¿
Bárbara Úrsula MedinaDe seguro hoy viene Cristóbal, en estos días no se aparecido por aquí y se lo agradezco. Tener todos los días su presencia es un poco intimidante y a la vez incómodo y ni hablar de lo nerviosa que me pongo con sólo mirarlo.--Barby, el señor Daniel está aquí-me informa-. ¿Lo dejo pasar?-me pregunta.--Claro, Rosa-digo-. Hazlo pasar, pero necesito un favor cuando venga el señor Manckenzie me avisas, ok-expresé.--Está bien-responde.Mi novio pasa a mi oficina, me encamino a él, le doy un beso en los labios y un abrazo.--¿Cómo te fue mi amor?-le pregunto todavía en el abrazo.--Bien, cariño-murmuró.Voy hacia la silla detrás de mi escritorio y me acomodo en ella, observando que él está un poco impaciente y no me mira a los oj
Cristóbal ManckenzieAyer fue un día muy ¡Calentito! No me pude aguantar es tenerla en frente de mí y lanzarme por ella. Hoy no voy a ir a la empresa de Bárbara prefiero estar un poco alejado de ella, no quiero que se sienta incómoda con mi cercanía y mucho menos con el encuentro tan intenso que tuvimos o al menos yo lo sentí así.Decidí ir a mi empresa no quería estar en mi casa, tener un día libre eso no es lo mío. Tengo un traje negro con una camisa blanca y la corbata negra, siempre presentable.Escucho unos gritos provenientes de dónde está Carolina mi prima y secretaría. Me levanto casi corriendo y llego dónde está ella, un hombre está apunto de pegarle una cachetada y la agarra por el cabello con fuerza.--La próxima vez que intentes poner tus sucios dedos encima de Carolina, te los contar&eacut
La infidelidad levanta una tapa que deja salir todos los complejos a flote.Bárbara Úrsula MedinaHoy es lunes y de nuevo al trabajo, todo el fin de semana me la pase en mis organizaciones compartiendo con los niños, haciendo diversas actividades.Llevo puesto una falda de tubo con una camisa blanca y unos tacones altos negros, mi cabello recogido en una cola de caballo y así estoy en mi oficina hablando con mi amiga Fernanda entre risa y broma.--¿Enserio barby te tiraste a Cristóbal Manckenzie?-pregunta histérica.--Cuántas veces te voy a decir que no-gritó-. Fernanda, tengo novio y eso no puede volver a ocurrir-respondo.--Pero qué importa. Barby tienes que vivir la vida al máximo, Daniel no es un hombre sexualmente, hablando-re
Cristóbal ManckenzieHoy voy a la empresa de Bárbara. Necesito verla, sentirla, estar junto a ella, discutir por nada, verla enojada y tímida en mis brazos. Esa mujer me vuelve completamente loco en tan poco tiempo y ya sea a vuelto en Mi Maldita Obsesión, me encanta su perfume a rosas, la forma de hablar, de cómo me mira; todo de ella me encanta y estoy obsesionado con hacerla mía por completo.Subo al ascensor hacia el piso correspondiente, saludo a su secretaria Rosa y me encamino hacia la oficina de Bárbara. Toco antes de entrar y recibo como respuesta un adelanté.--Buen día señorita Medina-digo llegando al escritorio y sentándome en la silla en frente del mismo.--Buenos días señor Manckenzie, usted tan temprano por aquí ¿Qué se le perdió?-pregunta mirándome a los ojos por primera vez que entre.
Bárbara Úrsula MedinaMis amigos y yo nos vamos de antro, necesito despejar mi mente, olvidarme de todo lo que pasa con mi madre, novio, lo del señor Manckenzie.Llevo puesto un pantalón pegado a mi cuerpo, unos tacones altos negros y una blusa corta del mismo color.Llegamos al lugar la música resuena a todo volumen. Nos acercamos a la barra y le pedimos al barman unas cervezas bien frías. Tomó el primer trago sin titubear y es cuando he dicho que empieza la noche.Mi amigo Diego y yo nos movemos al ritmo de la canción, meneo las caderas de una forma sensual. Mi trasero chocando en su miembro, su mano en mi cintura y mis brazos en el aire acompañando a la canción, desde que el Dj la puso nos levantamos a bailar y desde luego no hemos parado.(...)Siento que me observan desde lejos, cada paso que doy pero de seguro es por las tantas bebidas que he tomado.