Bárbara Úrsula Medina
A llegado el apreciado jueves el señor Manckenzie me dejó bien en claro que tengo que darle una respuesta ¡Ese hombre si es insistente! Todos los días recibo una llamada de él.
Hable con Daniel sobre el contrato que propuso el señor Manckenzie, no me dio una respuesta concreta simplemente me dijo que haga lo que quiera porque la empresa es mía y como siempre que me va apoyar. Pensé que se iba a poner celoso pero fue todo lo contrario. Hablamos por teléfono porque se le presentó un viaje de negocios muy importante.
Gracias a Dios que mi madre se va al Caribe con unas amigas porque de verdad no la soporto, eso es todos los días la misma rutina diaria.
Llevo puesto un pantalón pegado a mi cuerpo con unos tacones negros, una camisa blanca y por último mi cabello suelto.
Mi secretaria me informa que el señor Manckenzie está afuera.
--Puntual como él, no hay nadie-murmuré y eso ocasiona que mi secretaria se ría en una carcajada-. Dile que pase-digo respirando profundo.
Entra a mi oficina lleva puesto un traje negro con una camisa blanca y la corbata negra.
--Buen día señor Manckenzie-anuncié con una falsa sonrisa.
--Buenos días señorita Medina-responde sentándose en la silla en frente de mi escritorio.
Reboleé los ojos y me senté.
Me observa con detenimiento, sin ningún pudor y eso a mí me pone... Me siento tan nerviosa y a la vez excitada.
--¿Entonces?-pregunté para salir de ese silencio tan incómodo pero agradable.
--Eso debería preguntarlo yo-contesta-. ¿Habló con su... Novio?-me pregunta.
--Si. Aceptó todas sus condiciones-anuncié.
--Perfecto ¿Puede enseñarme mi oficina?-pregunta ocultando una sonrisa-. No se preocupe el dinero pasará a su cuenta lo antes posible-reveló.
--¿Tengo que confiar en su palabra?-le pregunté.
--No se preocupe lo que digo lo cumplo-responde.
--Mañana mismo necesito el dinero en mi cuenta-digo en aire profesional.
--Sí, pero tiene que cumplir las condiciones absolutamente todas-contesta.
--Soy una mujer de palabra, no se preocupe-murmuré.
--Ahora vendría siendo yo el que tiene que confiar en su palabra-contraataca.
¡Dios pero este hombre!
--Venga conmigo-le ordené.
Salimos de mi oficina y vamos al lado de la mía.
--Esta es la respuesta a todas sus dudas-respondo-. La puede decorar como usted quiera, cualquier cosa que necesite no dude en decirme-contesté.
Él va hacia la silla detrás de él escritorio y se sienta.
--Tomó la mejor decisión señorita Medina-responde-. Espero que siga así-murmuró.
--Si no necesita nada más, me retiro-respondo dando media vuelta pero me detengo cuando escucho su voz.
--Necesito muchas cosas de usted señorita, pero ahora quiero un café-me ordena.
--Ah claro, usted sale de esta oficina va hacia el ascensor marca el piso ocho y puede que encuentre una cafetería-le indique con sarcasmo-. Usted tiene dos pies que puede caminar perfectamente-digo.
Levanta ambas cejas y observó un índice de su hermosa sonrisa.
--¿Qué le parece chistoso señor Manckenzie?-pregunté cruzando mis brazos.
--Prefiero un capuchino señorita Medina-reveló-. Y quiero que usted misma lo busqué y me lo traiga-responde.
--¿También quiere que sea su secretaria?-le pregunto frotando mi sien buscando una pizca de paciencia.
--No estaría mal la idea pero tómelo como un pequeño castigo por rechazar mi invitación y de paso por estar esperando-anuncia acomodándose en la silla.
--¿Siempre es así de irritante?-pregunto-. Usted es el hombre más insoportable que he tenido que soportar-revele poniendo mis manos en la cintura.
Se levanta de su silla y se acerca a mí peligrosamente, no deja de mirarme mientras camina y yo retrocedo. Su cercanía me afecta demasiado es como un imán.
--Exactamente iba a decir lo mismo señorita Medina, obviando algunas palabras. Cuando se enoja se ve... Exquisita-murmuró en mi oído-. Ese pantalón le queda perfecto-susurró dirigiéndose a mi cuello.
--No, Cristóbal...-le advertí poniendo mis manos en su pecho para tratar de separarlo.
Sus ojos se oscurecieron un poco al escuchar su nombre salir de mis labios en un jadeo.
--Bárbara, retírate de la oficina búscame el café porque si duras un segundo más te subo al escritorio y te follo por horas... Y no me va importar nada-susurró con voz ronca y agitada.
Creo que este hombre me va a volver completamente loca.
Me alejo despacio como si su lejanía me faltara pero él no deja de mirarme. Tengo un novio y por el respeto a nuestra relación esto no puede pasar jamás.
--Señor Manckenzie, no lo vuelva hacer-le advierto-. Todavía no le he dado esa confianza y por respeto a mi novio le pido que mantengamos nuestra distancia, por favor-expresé.
--Entonces no me provoque, Medina-expuso llevando su mano al cabello.
--¿¡Qué dice!? ¡Por Dios! ¿Pero qué le pasa?-le pregunto a volumen alto.
--¡Eso me pasa! Deje de provocarme. Tiene novio pero parece que no le importa porque cada vez que estamos juntos hago que lo olvide ¿O me equivoco?-pregunta.
Levanto mi mano y la estampo contra su mejilla con todas mis fuerzas.
--¿Así asume su verdad? Su novio no es lo suficientemente hombre, porque con sólo acercarme ya está temblando, con mis labios en tu piel ya estás gimiendo-reveló.
Levanto mi otra mano para darle una buena cachetada pero la agarra en el aire y me pega lo suficiente a él sintiendo su pecho duro y firme.
--Vuelve a darme otra cachetada y le juro, que me bajó los pantalones, la llevó hacia el escritorio y la voy a follar como nunca-dice totalmente enojado.
Me suelta sin ningún cuidado ocasionado que casi me caiga por el forcejeo. Sus ojos reflejan enojo, deseo, lujuria pero sobretodo dicen la verdad y estoy segurísima que no lo dijo bromeando. No lo pienso dos veces y salgo de su oficina dando un buen portazo.
¡Está clarísimo! Este hombre me vuelve loca sexualmente y todavía no lo conozco.
¿Pero qué puedo hacer para dejar de sentir todo ese sentimiento? Tengo novio y prácticamente le estoy siendo infiel con el pensamiento ¿Pero todos lo hacen? ¿No?
Cristóbal Manckenzie Un sueño es un deseo que hace tu corazón.Hoy es viernes y el cuerpo lo sabe. La relación de Bárbara y yo cada vez está peor, no sé, si se puede llamar relación porque no somos amigos ni mucho menos compañero ¡Esa mujer es difícil! Y eso es lo que me atrae de ella no es la típica mujer fácil.No iré a la empresa de Bárbara. Tengo muchas cosas que hacer una de ellas es hablar con mi hermano para que se haga cargo de la empresa por un tiempo.Carlos entra a mi oficina como siempre sin tocar, ya se me hizo costumbre.--¿
Bárbara Úrsula MedinaDe seguro hoy viene Cristóbal, en estos días no se aparecido por aquí y se lo agradezco. Tener todos los días su presencia es un poco intimidante y a la vez incómodo y ni hablar de lo nerviosa que me pongo con sólo mirarlo.--Barby, el señor Daniel está aquí-me informa-. ¿Lo dejo pasar?-me pregunta.--Claro, Rosa-digo-. Hazlo pasar, pero necesito un favor cuando venga el señor Manckenzie me avisas, ok-expresé.--Está bien-responde.Mi novio pasa a mi oficina, me encamino a él, le doy un beso en los labios y un abrazo.--¿Cómo te fue mi amor?-le pregunto todavía en el abrazo.--Bien, cariño-murmuró.Voy hacia la silla detrás de mi escritorio y me acomodo en ella, observando que él está un poco impaciente y no me mira a los oj
Cristóbal ManckenzieAyer fue un día muy ¡Calentito! No me pude aguantar es tenerla en frente de mí y lanzarme por ella. Hoy no voy a ir a la empresa de Bárbara prefiero estar un poco alejado de ella, no quiero que se sienta incómoda con mi cercanía y mucho menos con el encuentro tan intenso que tuvimos o al menos yo lo sentí así.Decidí ir a mi empresa no quería estar en mi casa, tener un día libre eso no es lo mío. Tengo un traje negro con una camisa blanca y la corbata negra, siempre presentable.Escucho unos gritos provenientes de dónde está Carolina mi prima y secretaría. Me levanto casi corriendo y llego dónde está ella, un hombre está apunto de pegarle una cachetada y la agarra por el cabello con fuerza.--La próxima vez que intentes poner tus sucios dedos encima de Carolina, te los contar&eacut
La infidelidad levanta una tapa que deja salir todos los complejos a flote.Bárbara Úrsula MedinaHoy es lunes y de nuevo al trabajo, todo el fin de semana me la pase en mis organizaciones compartiendo con los niños, haciendo diversas actividades.Llevo puesto una falda de tubo con una camisa blanca y unos tacones altos negros, mi cabello recogido en una cola de caballo y así estoy en mi oficina hablando con mi amiga Fernanda entre risa y broma.--¿Enserio barby te tiraste a Cristóbal Manckenzie?-pregunta histérica.--Cuántas veces te voy a decir que no-gritó-. Fernanda, tengo novio y eso no puede volver a ocurrir-respondo.--Pero qué importa. Barby tienes que vivir la vida al máximo, Daniel no es un hombre sexualmente, hablando-re
Cristóbal ManckenzieHoy voy a la empresa de Bárbara. Necesito verla, sentirla, estar junto a ella, discutir por nada, verla enojada y tímida en mis brazos. Esa mujer me vuelve completamente loco en tan poco tiempo y ya sea a vuelto en Mi Maldita Obsesión, me encanta su perfume a rosas, la forma de hablar, de cómo me mira; todo de ella me encanta y estoy obsesionado con hacerla mía por completo.Subo al ascensor hacia el piso correspondiente, saludo a su secretaria Rosa y me encamino hacia la oficina de Bárbara. Toco antes de entrar y recibo como respuesta un adelanté.--Buen día señorita Medina-digo llegando al escritorio y sentándome en la silla en frente del mismo.--Buenos días señor Manckenzie, usted tan temprano por aquí ¿Qué se le perdió?-pregunta mirándome a los ojos por primera vez que entre.
Bárbara Úrsula MedinaMis amigos y yo nos vamos de antro, necesito despejar mi mente, olvidarme de todo lo que pasa con mi madre, novio, lo del señor Manckenzie.Llevo puesto un pantalón pegado a mi cuerpo, unos tacones altos negros y una blusa corta del mismo color.Llegamos al lugar la música resuena a todo volumen. Nos acercamos a la barra y le pedimos al barman unas cervezas bien frías. Tomó el primer trago sin titubear y es cuando he dicho que empieza la noche.Mi amigo Diego y yo nos movemos al ritmo de la canción, meneo las caderas de una forma sensual. Mi trasero chocando en su miembro, su mano en mi cintura y mis brazos en el aire acompañando a la canción, desde que el Dj la puso nos levantamos a bailar y desde luego no hemos parado.(...)Siento que me observan desde lejos, cada paso que doy pero de seguro es por las tantas bebidas que he tomado.
Cristóbal ManckenzieBárbara está completamente dormida en mi cama, se ve tan relajada, un ángel. Pero sin embargo también está Mónica Hutton la rubia que estaba conmigo anoche, tuvo un problema con las llaves de su casa y me rogó que la dejará pasar una noche aquí en mi casa.Bajo a la cocina con sólo un pantalón de pijama, busco jugo de naranja y procedo a tomar de mi bebida.Hoy en la casa hay dos mujeres muy diferentes no sólo en el físico sino también en su forma de ser y pensar. Bárbara es más humilde, dedicada yo creo que por eso tiene organizaciones, ella sabe cómo ser una líder y Mónica se preocupa más por su imagen, su estatus social.Mónica entra a la cocina con una sonrisa de oreja a oreja.--Buenos días, cariño-anuncia llegando hacia mí y besando
Bárbara Úrsula Medina Una mirada penetrante quema, y a la vez da frío.Mi madre regresa hoy de su viaje, aguantar el tormento de Estela. Es obvio que lo primero que va hacer es venir a la empresa y disque supervisar todo. Pero la verdad no sé ni a qué viene ¡Ah sí! A fastidiarme el día.Llevo puesto una falda de tubo por encima de mis muslos, una camisa blanca, unos tacones altos negros y por último mi cabello suelto.Suena el teléfono y procedí a contestar.--Bárbara Medina-contesté esperando respuestas.--Barby, tu madre está en la empresa-anuncia mi secretaria Rosa-. Y no está