Inicio / Romántica / Mi Maldita Obsesión / Capítulo 2: Recaudar Fondos y Primer Encuentro
Capítulo 2: Recaudar Fondos y Primer Encuentro

                                                                          Lo inesperado es lo que te cambia la vida. 

Bárbara Úrsula Medina

Hoy es la gala para recaudar fondos. He estado muy cansada últimamente, mi madre casi nos deja en la ruina.

Tengo dos años de relación con mi novio llamado Daniel Johnson, el me propuso pasar unas vacaciones por toda Europa no pude negarme y deje a cargo a mi madre. Ella siempre se preocupa por su imagen, todos los días sale a fiestas pero de verdad le di un voto de confianza, confíe en que ella podía hacer las cosas.

Pero no fue así, mi viaje duró aproximadamente dos meses, trate de comunicarme con ella pero no me contestaba las llamadas. Sabía que algo andaba mal y por eso decidimos regresar antes y me encuentro a mi madre con un socio arriba de mí escritorio teniendo sexo.

Es una cualquiera siempre lo ha sido. Mira que revolcarse con un socio arriba de mi escritorio y lo lindo de todo esto, es que me vieron y siguieron en lo suyo. No le importó que los había interrumpido.

No llegó a la conclusión de cómo nos dejó en la ruina, pero de la empresa salía una cantidad de dinero para las organizaciones que tengo y por ese hecho necesito recaudar fondos para cada persona necesitada.

Estoy rogando a Dios que funcione.

--Hija invité a varias personas muy importantes, que te pueden ayudar-explica mi madre.

--Cuántas veces te voy a decir, que no te metas en mis asuntos-respondo cansada-. Te quiero lejos de la empresa, lejos de mis organizaciones y te quiero lejos de mi ¿Por qué no lo puedes entender?-le pregunto cabreada.

--Bárbara Úrsula Medina, soy tu madre y me respetas como tal-gritó-. Te he pedido perdón, soy una mujer y tengo necesidad de estar con un hombre ¿Cuál es el problema?-pregunta.

--No quiero volver a discutir contigo... Por lo menos ten un poco de respeto hacia los demás. No te comportes como una cualquiera que va de escritorio a escritorio abriendo las piernas a cada socio que se pone en frente, no eres una nena, eres una mujer hecha y derecha, sabes las consecuencias que pueden ocurrir ¡Y no me llames así, sabes que odio mi segundo nombre!-chilló agitada.

--¿Por qué eres tan amargada? Pareces la señora de la casa y no mi hija. Deberías hacer cómo yo disfrutar de la vida al máximo-responde con una sonrisa.

--Que bien. Como si tuviera tiempo para esas boberías, pero dime madre querida ¿Te operaste los senos con el dinero de la empresa?-le pregunto-. O mejor aún compraste ropa para tus amiguitos-le respondo.

--Hice ambas, tenía que aprovechar que tú no estabas aquí-reveló-. También ese dinero es mío y puedo hacer lo que se me venga en gana-expresó.

--Sabes que... Mejor lárgate, vete, no te quiero ni ver, no te soporto-digo perdiendo la poca paciencia que tengo-. ¡Fuera de mi oficina AHORA!-exclamé.

--Tienes un carácter de m****a-murmuró-. No se puede hablar contigo sin que me reproches ni me juzgue-reveló.

--Se supone que ese carácter lo herede de ti, porque a mi padre nunca lo conocí-respondo cabizbajo-. Te quiero fuera de mi oficina y fuera de mi empresa-le comentó.

--Como quieras-apuntó.

Ella sale de mi oficina con una sonrisa triunfante. Cada vez que viene es para fastidiarme la vida.

(...)

Tengo puesto un vestido negro ceñido al cuerpo, con escote en V, una apertura en la pierna derecha, unas zapatillas de tacón alto rojas y mi cabellera amarrada en una coleta.

Bajo hacia dónde se va hacer la celebración, verificó que todo esté en orden.

Empiezan a llegar los invitados.

Observo que mi novio viene hacia mí, acompañado de mi mejor amiga y amigo.

--Hola barby-saluda Fernanda.

--Hola ¿Cómo están?-les pregunto llegando hacia Daniel y le doy un pequeño beso en sus labios.

--De maravilla-responde mi amigo Diego.

--Gracias por venir, ustedes son una parte importante en mi vida-expresé con una sonrisa-. Gracias por el apoyo de los tres y la confianza-expuse.

--Cielo, no tienes que darnos las gracias, con gusto lo hacemos y prometemos estar contigo hasta el final-responde Daniel.

--Bueno... Tengo una presa a la vista. Con permiso de ustedes me retiro-murmuró Diego con una sonrisa pícara.

--Yo voy por un trago-anunció Fernanda.

Conozco muy bien a mis amigos, hicieron todo eso para dejarnos solos y se lo agradezco.

--¿Y tu madre?-pregunta Daniel.

--No sé-le respondo.

--Debes de ser un poco más cuidadosa al decirle las cosas-criticó levantando mi barbilla para mirarlo a los ojos-. Ella también se debe sentir mal y en la forma que se lo dices peor-reveló.

--Te fue con el chisme-le confieso-. No puede tener la boca cerrada-murmuré.

--Fue a mi casa, estaba muy mal-responde-. Me dijo que la estabas echando y que le dijiste cosas horribles-estableció.

--Le dije lo que se merece y no entiendo por qué fue a tu casa-le cuestionó-. ¿Ahora todo te lo cuenta a ti?-le pregunto.

--No es el momento para hablar sobre eso-señaló-. Bárbara, ella es tu madre y necesita de tu cariño-murmuró.

Ignoro todo lo que me está diciendo. Ella siempre se hace la santa delante de todos y yo por supuesto quedó como la mala del cuento.

Mi madre se acerca a nosotros con un hombre muy apuesto, lleva un traje negro con una camisa del mismo color. Tiene los ojos puestos en mí, su mirada intimidante recorre mi cuerpo sin ningún pudor.

--Hija te presento al señor Manckenzie-dice mi madre.

--Un placer conocerlo señor Manckenzie-digo.

--El placer es todo mío al conocerla señorita Medina-responde. Toma mi mano y besa con sus labios el dorso de mis dedos.

--Le presento a mi novio Daniel Johnson-expresé con una sonrisa.

--Buenas noches-expuso el señor Manckenzie.

--¿Cómo la está pasando?-le pregunto.

--Excelente. Ante tanta belleza-musitó-. Su madre y usted son muy parecidas en el físico de seguro también en la forma de trabajar y ver la vida-explicó.

--No lo creo señor, mi madre es una... Mujer que disfruta la vida al máximo-respondo mirando a mi madre.

--Es que mi hija es un tanto amargada-dice mirándome con una sonrisa triunfante-. El trabajo la tiene así, no sé ni cómo Daniel a veces la soporta-contraataca.

Suelto una risa irónica y a la vez pongo los ojos en blanco. Asiento varias veces con la cabeza. No le voy a dar el gusto de discutir delante de los invitados.

--Voy por un trago ¿Quieres algo mi amor?-me pregunta Daniel.

--No, pero gracias-le respondo.

--Vez Cristóbal. No toma, siempre es la amargada de la fiesta-expresó.

Respira profundo.

Respiro profundo.

--Madre ¿No tienes nada más que hacer?-le pregunto mirando mis uñas-. Te molesta hasta lo que no hago-le respondo.

--Si. Tengo que ir al baño-anuncio-. Cristóbal te puedes quedar con mi hija si quieres-estableció.

Tengo su mirada en mí, sus ojos quieren ver más allá de mi ropa.

Mi madre se aleja de nosotros.

--No se lleva muy bien con su madre ¿Tienen problemas?-pregunta confundido.

--No tengo porque contar mi vida privada a un desconocido-respondo-. Pero para sacarlo de dudas, no la soporto-digo respirando profundo.

--Usted es siempre así-expresó.

--¿Así como?-pregunté-. Amargada como dice mi madre-le contestó.

--No estoy de acuerdo para nada con su madre. Usted es todo menos amargada-expuso.

--Tengo que sentirme bien conmigo misma por lo que me ha dicho-contesté-. Y no sé porque estoy hablando con usted-murmuré.

--Me gusta... Su forma de expresarse-comentó-. Pero no siempre es bueno discutir, tómese las cosas con calma. Todo llegará a su debido tiempo-responde.

--¿Es un consejo? Porque de verdad no lo necesito-le respondo cruzando mis brazos-. Sé cómo hacer las cosas y también cómo tratar a mi madre-le contestó.

--Mujer de carácter fuerte-murmuró-. Me gusta-susurró con una sonrisa.

--Si no tiene nada más que decir, me retiro-expresé-. Qué pase una feliz noche señor Manckenzie-digo.

(...)

Toda la noche el señor Manckenzie no ha dejado de mirarme y aparecer con una sonrisa que puede derretir a cualquiera. Pero su mirada me intimida un poco, cada vez que se acerca se me ponen los pelos de punta y tengo que evitar su mirada.

Pero lo bueno es que nada más tengo que soportarlo está noche porque después no lo voy a volver a ver. Es un hombre muy atractivo. Y cualquier mujer desearía estar con él pero ¿Sería bueno en la cama? Porque ese hombre está como quiere y algo más.

¿Pero porque estoy pensando eso? Tengo un hombre a mi lado y estoy pensando en otro.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo