Epílogo (parte 2)
Después de la fiesta, puedo notar como la energía va decayendo, y los miembros de la manada que han organizado esta preciosa celebración comienzan a retirarse a sus casas. Mi compañera,mi Luna Cat, y mi hija están dormidas sobre uno de los sofás que han instalado en el exterior, y decido no despertarlas. Las llevo de una en una, en brazos, en dirección a sus respectivas habitaciones; ninguna de ellas se despierta cuando las deposito a mi hija en su cuna, y a mi compañera en nuestra cama.

Yo aún no tengo sueño, así que decido dar una vuelta por la casa, aún está a medio amueblar, porque Cat ha decidido que no va a poner nada en esa casa que no sea absolutamente perfecto, así que no deja de mirar catálogos, y de volverme loco con preguntas sobre decoración. Me río al ver que el despacho ya tiene silla, pero aún no tiene mesa, y de pronto, mientras estoy apreciándo los cambios, observo que el contestador del teléfono fijo parpadea. ¡Qué raro! Casi nadie utiliza ya este teléfono, en gene
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