Estaba sentada en una de las mesas del salón, donde comía la gran multitud de miembros de aquella manada que ahora la acogía como una invitada.
Ya se había dado cuenta de que las comidas eran un momento de concentración de todos los miembros, excepto de aquellos que estaban cumpliendo turno de vigilancia, o los que tenían que trabajar en el hospital durante la hora de comer.
Ella, como invitada, deseaba cumplir con las normas, y evitar que se levantaran murmullos sobre su persona; aunque a la vez, tampoco deseaba que la examinaran, y cotillearan sobre ella. A fin de cuentas, aún no había tomado una decisión sobre todo lo que me había dicho mi madre, así que siempre me sentaba en el medio de una de las mesas centrales, donde nadie se fijaba demasiado en mi.
Las comidas eran sencillas, y yo sentía cierto grado de culpabilidad, puesto que todos los que habían acabado sentados a mi lado, habían murmurado que desde que empezó la guerra apenas había carne, tan solo purés de legumbres. A mi me resultaban sabrosos, pero podía entender perfectamente que se quejaran de la falta de suministros, a mi manada también le había afectado, aunque mi padre siempre insistió en reservar la carne para los guerreros y para nosotros, ya que según decía no podíamos dar una mala imagen ante el enemigo, comiendo alimentos poco nutritivos. A mi aquello nunca me gustó, y mientras mi padre no estaba en casa, comía lo mismo que el resto de habitantes de la manada, pero ante él, me esforzaba por saborear los filetes jugosos que siempre nos servían.
Estaba contemplando mi plato de lentejas, con la mente en blanco,cuando sentí como el silencio se extendía por la habitación, y me alertó; las comidas nunca eran tan silenciosas, y estaba bastante segura de que ese silencio solo podía implicar algo muy serio. Levanté la vista del plato, y me di cuenta de que Alfa Dean se había puesto en pie.
Era una costumbre de aquella manada que el Alfa y su familia comieran con el resto de miembros de la manada, y de hecho, habitualmente, no solía lamar demasiado la atención. Observé la poderosa figura del Alfa, y me pregunté cuantas horas de ejercicio diario tendría que hacer para mantener ese nivel muscular. Llevaba una camisa blanca, ancha, pero aún así, no podía evitar que se marcaran los músculos de sus poderosos brazoas a través del blanco lino de la ropa. Me fijé en como se escondía bajo su pantalón, y me pregunté como sería el Alfa allí abajo, justo donde se encontraba la fina camisa con el pantalón. Su cintura era mucho más estrecha que el resto del torso, y aunque la tela ancha y sin forma solo marcaba sus brazos, estaba segura de que bajo aquella camisa habría un espectacular torso también cubierto de músculos.
Estaba tan absorta contemplándolo, que apenas fui consciente de como las miradas comenzaban a girar en mi dirección. ¿Por qué me miraban a mi? ¿Acaso había expresado en voz alta las ideas que el cuerpo de Alfa Dean me estaba sugiriendo? Mis mejillas se tiñeron de rojo, avergonzada ante la posibilidad de que aquel Alfa, que era mi enemigo, se diera cuenta de que su cuerpo me excitaba.
No, no podía ser eso, el Alfa estaba señalándome, y seguía hablando, y decidí centrar mi atención en él, para entender porqué me había convertido en el centro de atención de aquella comida.
- Os aseguro que durante estas dos semanas, no estaréis solos, sino que os dejaré en manos de mi Beta. Un hombre leal a esta manada, y que ha demostrado su valía durante esta guerra. Además, estaré siempre localizable, por lo que no tenéis que preocuparos por la situación de la manada, si sufriéramos un nuevo ataque, que estoy seguro que no ocurrirá, volveremos en ese mismo instante, os aseguro que contamos con una nutrida flota de vehículos que nos traerían de vuelta antes de que pudierais daros cuenta de nuestra ausencia.
Los miembros de la manada rieron, y yo me di cuenta de que seguía tan confundida como antes de centrar mi atención en él. Vi que uno de los miembros de las mesas delanteras levanataba la mano.
- Alfa Dean, ¿tendréis seguridad para protegeros durante este viaje?
En ese momento, todas las miradas que antes me habían observado con curiosidad, se volvieron a girar hacia mi con una especie de ira, que no fui capaz de comprender.
- Habrá solo un par de soldados experimentados defendiendo el lugar, y tan solo los miembros más destacados de mi equipo de seguridad conocerán la ubicación en la que nos encontraremos.
Siguieron los comentarios sobre la seguridad del Alfa, y las miradas airadas hacia mi persona, que yo seguía sin entender, ya que aquel viaje nada tenía que ver conmigo… o al menos, eso pensaba yo hasta que escuché las palabras de la madre de Alfa Dean. Aquella mujer que debía de haber tenido a su hijo a una edad muy temprana, ya que no aparentaba más de treinta y cinco años, y era sumamente hermosa, se puso también en pie, cogió la mano de su hijo entre las suyas, y susurró algo al guerrero que comía a su lado, que se levantó y se dirigió hacia donde yo me encontraba.
Se paró a mi lado, me observó con dureza, y me pidió que me pusiera en pie con una seña. Yo obedecí sin decir nada, siguiéndolo entre las mesas a toda velocidad. No sabía qué estaba ocurriendo, pero no me parecía buena idea negarme a una petición de un miembro destacado de la manada, seguramente hubiera estado muy mal visto.
Me coloqué junto a la madre de Alfa Dean, sintiéndome confusa por todo aquello, pero manteniéndome en silencio, al menos hasta que supiera de qué iba todo aquello. La hermosa mujer, cogió mi mano entre las suyas, y me estremecía ante su tacto suave,no era de extrañar que su manada la adorara, ejercía un efecto calmante que le encantaba.
- Cat, eres una invitada en esta casa.- dijo mientras me observaba con los ojos vidriosos.- pero espero que después de este viaje vuelvas aquí como la Luna que tanta falta le hace a esta gente.
- Cat.- dijo Alfa Dean con su tono profundo.- este viaje, aunque quizá esté desfasado, espero que nos sirva para conocernos. Estaremos dos semanas juntos, solos los dos, a excepción de los guardias que velarán por nuestra seguridad, y espero que lleguemos a entendernos, porque creo firmemente que ese es nuestro futuro, y quiero darle una oportunidad al destino.
Me quedé muda, sonriendo porque parecía que era lo que gustaba a todos aquellos desconocidos. Sabía de lo que Alfa Dean estaba hablando, de un viaje de cortejo, dos semanas para conocer a la persona con la que, si todo iba bien, la Diosa de la Luna me uniría para siempre.
Me quedé confundido al ver la buena disposición de Cat. La vi sonriendo durante todo el tiempo en que mi madre la obligo a colocarse delante de todos, y eso me sorprendió. Imaginaba a Cat como una mujer tímida, aunque valerosa, y supongo que ese valor fue al que tuvo que recurrir para colocarse delante de personas desconocidas y sonreír durante todo el tiempo, mientras su madre insitía en todas las cualidades que una buena Luna debía tener.Yo trataba de ser siempre justo, y sabía que mi madre, aunque buena gestora en aquella casa, era también entrometida, y estaba preocupada por mi, y por el compromiso que intentaba sellar con nuestros enemigos. Mi madre nunca había querido que creyera en leyendas pronunciadas por los antiguos sabios, y a mi… bueno, tampoco me convencían demasiado aquellas historias, pero era consciente de que mi pueblo necesitaba buenas noticias, y tenían que creer en algo,después del tiempo tan duro que habían vivido durante la guerra. Así que, yo me sacrificaría
Estaba tan nerviosa, y tenía tantas dudas sobre el destino al que nos dirigiríamos ese mismo día, que metí en la maleta toda la ropa que mi madre me había conseguido.- ¿De dónde dices que has sacado todos estos vestidos, pantalones y bañadores? ¿Acaso es una de las pocas personas que conocen a donde nos dirigimos el Alfa Dean y yo?- No seas boba, hija mia, nunca lo has sido, y dudo mucho que hayas perdido el entendimiento ahora. El Alfa no me confiaría la ubicación del lugar en el que piensa alojarte, ¿has olvidado que hasta hace poco yo no era más que una enemiga perteneciente a otra manada?- No, claro que no he olvidado nada, pero suponía que con la confianza que tenéis el Alfa y tú, te habría hecho alguna confidencia.- No, no sé adonde vais, pero si las cosas se siguen haciendo como en mis tiempos, supongo que viajaréis a algún hotel romántico, lejos de aquí, y que él te sacará cada noche a cenar, por eso he conseguido todos esos vestidos para ti. - ¿Pero de dónde has sacado r
Observé a Cat mientras comenzaba a quitarme la ropa. Había propuesto la idea de correr por la playa para observar su reacción ante mi cuerpo desnudo. Yo sabía que tenía un buen cuerpo, trabajaba largas horas en el gimnasio, pero ciertamente no lo hacía por vanidad, sino para encontrarme en la mejor condición física posible cuando se presentaba una batalla. Aún así, Cat estaba siempre tan distante conmigo, y se mostraba tan poco dispuesta a ser amigable, que yo comenzaba a dudar si se sentiría atraída por mi.Me quité la camisa con deliberada lentitud, observando a mi enemiga, y cuando los botones ya iban por la mitad del pecho, mostrando una fracción de mi pecho desnudo, ella se dio la vuelta, pudorosa, y pude atisbar como sus mejillas se teñían de rojo.Puede que solo fuera vergonzosa, pero sentí la necesidad de ponerme también de espaldas a ella, a pesar de que el fru fru de la ropa al caer hacia el suelo me desconcentrada, y me excitaba a partes iguales; deseaba girarme y observar
¿De verdad ese lobo era tan ingénuo que creía que podía caminar detrás de mi y que yo no me diera cuenta? Era una mujer adulta, con unos sentidos excepcionales gracias a mi loba interior, y además estaba entrenada en combate, claro que había sentido los sonidos, las pisadas, incluso la ligera puerta de entrada al salir.Podía olerlo, y por primera vez en mi vida, el olor de un macho me resultaba completamente delicioso e irresistible. No es que yo fuera inocente, ni mucho menos,pero hasta ahora había estado con tres lobos, todos ellos parte de mi manada, gente leal a mi padre, y que habían servido para calmar los impulsos de mi cuerpo a medida que crecía y me desarrollaba. Y si, me gustaba el sexo, pero nunca había sentido una atracción tan irresistible como la que sentí cuando vi la espalda de Alfa Dean de reojo. Me había girado casi instantáneamente cuando vi que comenzaba a quitarse prendas de ropa, pero no lo hice porque yo quisiera, sino porque no quería que observara la lujur
Me sentía muy confundido por lo que acababa de suceder en la playa. Primero la horrible escena del agua, cuando vi como la corriente se tragaba a Cat, había intentado avisarla, quería que supiera que esa zona era peligrosa, pero no tuve tiempo suficiente, ella se metió demasiado rápido, y antes de que me diera tiempo a alcanzarla, ya estaba siendo arrastrada hacia el fondo del océano, pero ¿cómo podía haber sucedido algo tan terrible tan pronto? No era posible… eso era lo que me repetía, y lo que me dio fuerza para adentrarme en aquel mar embravecido y sacarla del lugar.Mi pequeña loba, tan valiente, estaba ahora empapada, escupiendo agua, y tan confusa, que temí que hubiera sufrido un daño irreparable dentro de aquel agua traicionera.Tardé en darme cuenta de que me miraba con deseo, no con miedo, pero cuando lo hice… me volví loco con su mirada ansiosa, quería que la besara, y lo hice.La besé con un ansia que iba más allá de lo normal, jamás en mi vida había deseado tanto una boca
No puedo creerme que Alfa Dean me haya dejado en ese estado de excitación, y se haya marchado dándome un fraternal beso en la frente, yo he visto la reacción de su cuerpo ante mi desnudez, he sentido la pasión en sus brazos, y ahora… me ha dejado aquí sola.Cierro los ojos, sintiendo un nudo de tensión en el estómago, sin entender porqué me parece tan mal lo que ha sucedido, ni porqué siento celos solo de pensar que haya decidido que no soy digna de sus atenciones; a fin de cuentas yo soy la encarnación de una antigua leyenda, soy yo la que debería tener derecho a rechazarlo, y con esos sentimientos encontrados, y con un creciente enfado, me quedo profundamente dormida entre las suaves sábanas de blanco algodón. No quería dormirme, quería seguir enfadada, bajar a la planta baja y gritarle que es un idiota y que nunca me tendrá, para que sienta el rechazo que yo he sentido esta tarde; pero el cansancio me puede, y me duermo, dejando a paso a un conjunto de sueños inquietos, me revuelvo
- Llámame Dean, preciosa, eso es lo quiero escuchar salir de tus labios la primera vez que te corras.Ojalá Cat supiera que es la primera vez que casi suplico a una mujer que me llame por mi nombre de pila. Nunca antes lo he hecho, porque nunca antes me ha importado si las mujeres con las que mantenía relaciones tenían interés en mi título de Alfa, o en mi. Aún así, a pesar de haberle pedido que me llame Dean, noto que ella se aparta de mi lado, salta de mi regazo, y se aparta unos cuantos metros de mi lado.- ¿He dicho algo inconveniente, Cat?No responde, y con la oscuridad de aquel lugar, apenas puedo ver nada, ya que aún no he finalizado mi conversión, y mi visión aún es la de un humano. Supongo que algo le ha molestado, a fin de cuentas, y aunque sé que entre nosotros existe un alto grado de atracción, difícil de definir, también soy consciente de que solo somos dos desconocidos, dos enemigos que stán intentando conocerse.Me levanto del cojín en el que me había sentado, y mi par
Me siento un idiota, porque nunca antes había desconectado tanto de mis sentidos como para no percibir una amenaza sobre mi vida, ¿qué demonios me sucede cuando esta mujer está cerca? Aún con el arma apuntando hacia nuestros cuerpos estrechamente entrelazados, lo único que gruñe mi lobo interior es que acabe dentro de esta loba, que la muerda y la marque. para que nunca pueda negar que ya es mía. Afortunadamente, mi parte humana aún conserva algo de cordura, y me impulsa a salir del cuerpo de Cat, dejándome un vacío inmenso al hacerlo, y rodar con ella, para ponernos a salvo. Aún así, no soy suficientemente rápido, y la mujer que nos apunta con su arma se acerca hacia nosotros llevando la escopeta, y un cuchillo suficientemente grande como para hacernos pedazos sin que a mi me dé tiempo a atacar. Intentó moverme despacio, para que ella no nos perciba como una amenaza, mientras busco una mejor ubicación, ya que la luz que acaba de prender me impide verle el rostro, y por tanto no pu